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sábado, 13 de septiembre de 2025

Antagonismos feministas: un reto para la cuarta ola (2)

 Como sabemos, actualmente ya no se puede hablar de la mujer como un concepto único ni de un sólo feminismo, sino que más bien, de mujeres y de feminismos. Es esta pluralidad la que nos lleva a continuar con el tema de la creciente polarización dentro del movimiento de las mujeres. Internacionalmente se hace necesario y urgente entender que la ruptura de alianzas feministas, y las fronteras identitarias tienen un altísimo costo político que no deberíamos arriesgarnos a pagar.

Reflexionemos acerca de que los vínculos entre feministas y entre feminismos son fundamentales no sólo para la creación de políticas que nos posibiliten nuevas y mejores formas de vida, sino también para evitar que los movimientos de los gobiernos de derecha, los fundamentalísmos religiosos cristianos, judíos, e islámicos, así como otros antifeminismos sigan revertiendo los derechos de las mujeres y niñas que el feminismo ha logrado. Por ejemplo, la restricción o eliminación del derecho al aborto en países como Estados Unidos y El Salvador, al igual que en algunas otras naciones de Europa, África y Asia.

 Como feministas ni en México ni en ninguna parte del mundo podemos enfrascarnos en disputas jerárquicas y egocéntricas, que terminan reproduciendo precisamente lo que criticamos en términos de exclusión división y violencia.

“El feminismo debiera tener una sororidad que trascienda clase, afiliación política,e ideología . Sin cortes que imposibiliten hacer frentes comunes para cosas que nos atañen a todas”, comentó la politóloga, escritora y feminista mexicana Denise Dresser en una entrevista reciente, y continúa diciendo…”En México el apoyo entre mujeres colegas se termina cuando estas se tiñen  de ideología política (morenista), no defienden a mujeres atacadas políticamente si no son de la 4 T. En realidad sus vínculos son más con su tribu que con el movimiento de las mujeres”.

El sentimiento de soledad indefensión y abandono feminista que expresa esta analista política, ante el descrédito y las agresiones que ha venido sufriendo desde hace ya varios sexenios por el hecho de decir la negra verdad de los gobiernos mexicanos en turno; me hizo recordar el amargo sentir de la más grande escritora mexicana (después de Sor Juana) Elena Garro.

Silenciada, calumniada,  desacreditada, perseguida y exiliada por su defensa de los campesinos, de las mujeres  en general y en particular de las mujeres en prisión, pero sobre todo por denunciar que el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz fue el autor intelectual de la matanza estudiantil de 1968 en Tlatelolco, México, y la parte de responsabilidad que tuvieron los intelectuales de la época en este acto infame.

“¿Dónde están las feministas, por qué no me ayudan, por qué no me rescatan?, ¿por qué no me promueven, por qué no me publican?…me han dejado sola!!” (Elena Garro).

Y yo me pregunto, ¿porqué a pesar de las décadas que han pasado desde lo sucedido a esta autora, de la mayor representación que actualmente tenemos las mujeres debido a la paridad política, y a pesar de tener una mujer presidenta las fisuras en la dinámica política del feminismo en México no sólo sobreviven, sino que crecen y se multiplican?

Quizá la respuesta esté todavía en lo escrito hace 35 años por la activista feminista y escritora italiana Alessandra Bocchetti: “Un cuerpo de mujer no garantiza un pensamiento de mujer [feminista],  un pensamiento de mujer puede nacer solamente de la conciencia de la necesidad de las otras mujeres”.

En otras palabras, no basta que haya mujeres haciendo política, se necesita una verdadera y comprometida conciencia de género, una plural red política de mujeres, una auténtica cultura de sororidad manifestándose en un interés real por la vida y el bienestar de TODAS las otras que esté por encima de ideologías, partidos políticos, estrategias populistas, y lealtades basadas en intereses personales!.

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración a quien corresponda,


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