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lunes, 14 de octubre de 2024

El Día de las Escritoras, la defensa y el aplauso de las Brujas

 


Como feministas cualquier mes es bueno para leer, re-leer, reivindicar y recomendar a nuestras autoras y para salir en defensa de las brujas, sin embargo, octubre resulta especialmente propicio porque en él está la conmemoración del Día Internacional de Las Escritoras que en este año es el día 14, y la festividad del día de  Halloween con su respectiva fiesta de brujas.

En el marco de dicha celebración la popularidad  de las brujas aumenta, cosa que aprovechamos para la labor reivindicativa que de ellas hacemos desde los feminismos, la cual alrededor de esta fecha tiene mayores  probabilidades de difusión. Labor a la que definitivamente contribuye en gran manera la periodista, escritora y feminista francesa Mona Chollet con su magistral ensayo Brujas, publicado en 2019.

Es una obra fundamental para conocer el largo ancho y profundo de la desgarradora historia de la persecución y asesinato de las llamadas brujas, el larguísimo proceso de su metamorfosis conceptual, lo que representó en el pasado y lo que representa en el presente ser considerada “bruja”, los contextos patriarcales y conceptos estereotipados que a a nuestras ancestras y a nosotras nos unen. Merecidamente este texto ha sido calificado como una grandiosa metáfora feminista

Y es que por fortuna o mejor dicho por justicia, el feminismo y las escritoras feministas estamos cambiando el significado de muchas cosas y entre ellas está la connotación de la palabra “bruja”, actualmente dentro del movimiento de mujeres nos resulta un orgullo ser llamadas así, pues es sinónimo de inteligencia, sabiduría, conocimiento, éxito, independencia, autonomía, poder y fuerza, así como de madurez, ancianidad belleza y plenitud.

“Las brujas sabias son capaces de mirar hacia atrás sin rencor ni dolor, son atrevidas, confían en los presentimientos, meditan a su manera, defienden con firmeza lo que más les importa, deciden su camino con el corazón, escuchan su cuerpo, improvisan, no imploran, ríen juntas, y tienen los dedos verdes. Las brujas no se quejan porque son sabias, porque conocen el poder de la oración y de la meditación, conectan consigo mismas y agradecen sus bendiciones” (Las brujas no se quejan, Jean Shinoda Bolen).

Pero regresando a la defensa feminista de las “brujas”, la pionera que trajo a la luz el genocidio femenino que significó la caza de brujas y la primera además en autoproclamarse orgullosamente bruja,  fue la sufragista estadounidense Matilda Joslyn Gage (1826-1898), quien en 1893 escribió: 

«Cuando, en lugar de “brujas”, decidimos leer “mujeres”, comprendemos mejor las atrocidades cometidas por la Iglesia contra esa porción de la humanidad>> (Woman, Church and State).

Hoy en día es difícil de creer que el hecho de poseer milenarios saberes femeninos, atreverse a pensar y decidir por sí mismas saliéndose del orden patriarcalmente establecido, haya representado una condena de muerte para miles y miles de mujeres que fueron quemadas en la hoguera a partir del siglo XV y hasta el XVII.

“lLa palabra «bruja» había sido la peor de las marcas de infamia, la imputación mentirosa que había supuesto la tortura y la muerte de decenas de miles de mujeres”  (Brujas, Mona Chollet).

Unas de las víctimas de este acto infame de las que además proviene la estigmatizada y popular vestimenta brujesca, fueron las pequeñas empresarias productoras de cerveza. El sombrero negro de pico alto, el oscuro vestido largo, la escoba, el caldero y el gato, no eran más que ropa y herramientas de trabajo, protección de la materia prima, así como domésticas estrategias de publicidad y mercadotecnia. Fueron eliminadas por la competencia masculina que envidiosa de su secretos conocimientos de elaboración y del éxito comercial que ellas tenían, las acusaron de practicar la brujería.

Misma acusación hicieron a médicas herbolarias, perfumeras, parteras, científicas, astrónomas, matemáticas, filósofas, y literatas. De igual forma terminaron en la hoguera las que para un hombre en particular resultaban ya incómodas o peligrosas. <<Muchos aprovecharon la caza de “brujas”, para librarse de esposas o de amantes molestas, o para impedir la venganza de aquellas a las que habían seducido o violado>> (Silvia Federici, autora de Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria).

Corrían la misma trágica suerte las que eran calificadas como “inservibles” por su condición de estériles,  viudas, poco agraciadas, solteronas, enfermas, discapacitadas, y ancianas. <<Inmenso desperdicio de talento y de conocimientos>>, (Brujas, parteras y enfermeras, una historia de mujeres sanadoras, Barbara Ehrenreich y Deirdre English).

Actualmente las mujeres ya no somos condenadas a muerte por ser independientes, profesionistas, exitosas y/o solteras, ni por no ser madres, como tampoco por no encajar en los estándares de belleza y de la “normalidad física”, o por ser viejas; sin embargo, por pertenecer a cualquiera de estos grupos se nos sigue llamando negativa y despectivamente “brujas”. Mona Chollet desde su perspectiva feminista nos ofrece una extraordinaria analogía acerca de todo esto.

Retomando el tema de las brujas en el contexto de la celebración del día de Halloween, y desde mi experiencia de ser mexicana, puedo decir que las cosas han cambiado mucho en las últimas décadas, sobre todo en la cultura popular latinoamericana. 

Ver a niñas y a mujeres de todas las edades disfrazadas de brujas, era algo impensable en las extremadamente católicas familias mexicanas durante los años sesenta, setenta y ochenta, no sólo por la demoníaca fama que tenían las brujas, sino también porque hasta principios de los años noventas en México no se celebraba Halloween, y los disfraces de bruja aún no estaban de moda. La tradición nos llegó de Estados Unidos, país en donde Halloween se festeja masivamente desde 1921.

De ahí mismo nos fueron llegando paulatinamente a través del cine y la televisión  Glinda la bruja buena del Mago de Oz, Grimilda la reina mala y bruja de Blancanieves, y Samantha la bruja buena y ama de casa que protagonizó en los sesentas la serie Hechizada. Por alguna extraña razón, la de mayor impacto y trascendencia era la malvada bruja de Blancanieves, de ahí que a las niñas de aquel entonces nunca se nos hubiera pasado por la mente querer vestirnos de brujas. 

Al sexo femenino en México (al igual que en muchos otros lados) nos habría venido de maravilla que de nuestro vecino país del norte, también nos llegara con mayor fuerza y capacidad expansiva el movimiento feminista tan en auge allá sobre todo a partir de los años sesenta. De habernos llegado por ejemplo: en el 63  La Mística de la Feminidad, de Betty Friedan, en el 69  el artículo  de Gloria Steinem: Después del poder negro la liberación de las mujeres, así como la noticia de la creación del grupo feminista WICH (BRUJAS) en el 68; se nos habría despertado mucho antes la conciencia de la opresión desigualdad y violencias de la que éramos objeto. También nuestro equivocado concepto de las brujas habría desaparecido hace décadas.

“La bruja encarna a la mujer liberada de todas las dominaciones, de todas las limitaciones; es un ideal hacia el que tender, ella muestra el camino” (Brujas, Mona Chollet).

Encuentro en la re-lectura y difusión de este enriquecedor libro, una magnífica manera de aportar a la conmemoración y celebración del Día de las Escritoras, a la vez que reitero mi defensa de nuestras antepasadas brujas y de nosotras las brujas actuales.

En conclusión, la obra de autoras como las que he citado aquí, es la prueba de que cuando el arte de escribir y el activismo feminista se unen, resulta una magia transformadora…y se escucha el aplauso de las brujas!!

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración: Ediciones Ed.

miércoles, 2 de octubre de 2024

Kamala Harris: modelo de liderazgo y lucha dura contra el caos en EE.UU.

 


Nos separan unas cuantas semanas del 5 de noviembre, día de elecciones presidenciales en Estados Unidos, y no sólo sus habitantes, sino el mundo entero estamos a la expectativa con una sensación para muchos de estar caminando a gran altura sobre una cuerda floja. 

La diferencia de cordura, coeficiente intelectual,  ética, moral, intenciones, y planes de gobierno entre Kamala Harris (candidata del Partido Demócrata), y Donald Trump (candidato del partido Republicano) es abismal.

La enorme diferencia comienza desde su respectivo concepto de liderazgo político, mientras que para él, la valía y poder de un líder está en a cuántos contrarios ha derribado y aplastado, para ella está en el número de ellos que ha levantado salvado y guiado.

Y esta nación realmente necesita ser salvada de la posible reelección de un dirigente que durante su presidencia implementó una política de odio, violencia, racismo, clasismo, egocentrismo y misoginia. 

“En su primer mandato, la corrupción y la brutalidad de Trump fueron mitigadas por su ignorancia y pereza. En un segundo mandato, Trump llegaría con una comprensión mucho mejor de las vulnerabilidades del sistema, más cómplices dispuestos a seguirlo y un plan mucho más centrado en represalias contra sus adversarios e impunidad para sí mismo. Cuando la gente se pregunta qué podría deparar otro mandato de Trump, sus mentes subestiman el caos que se avecina”, (David Frum, proyecto The Atlantic, febrero 2024).

Y yo me pregunto, qué buen presente y futuro puede tener Estados Unidos con un personaje como Trump??, un individuo al que por cierto, un jurado recientemente encontró culpable de 34 delitos. 

Que alguien así sea candidato a la presidencia de este o de cualquier otro país,  francamente raya en lo inaceptable y ridículo!.

Estados Unidos necesita ser librado de esta amenaza de caos, que incluye también la violencia armada que dicho candidato promueve. Se necesita un alto a la prácticamente ilimitada venta de armas de fuego. En 2023 hubo en este país 650 tiroteos masivos, unos dos al día, en lo que supone el segundo peor dato desde 2014, según las estadísticas de Gun Violence Archive

En cuanto a la candidata demócrata hay mucha buena tela de donde cortar. Un artículo del  New York Times de 2008 que enumeró a las mujeres que reunían las capacidades necesarias para convertirse en presidentas de los Estados Unidos, incluyó precisamente a la actual Vicepresidenta y candidata presidencial Kamala Harris, diciendo que ella tenía una reputación de luchadora dura y no se equivocó.

En su biografía se lee que es una política progresista y abogada estadounidense, nacida el 20 de octubre de 1964 en Oakland California. Miembro del Partido Demócrata, es la 49.ª vicepresidente de los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2021. Ella es la primera mujer y la primera persona afroamericana y de ascendencia india en ocupar la vicepresidencia y la funcionaria elegida de más alto rango en la historia de Estados Unidos, desde 2017 hasta 2021, fue la primera senadora indo-estadounidense de este país representando a California de 2017 a 2021. Antes de su elección al Senado, ejerció como fiscal general de California entre 2011 y 2017. 

Pero al sobresaliente bagaje académico y brillante desempeño político (que abarca mucho más que la anterior reseña)de Kamala Harris, se le suma la empatía y conexión que tiene con las minorías y los menos favorecidos dentro y fuera de su país.  Su labor en Centroamérica llevó a la creación de grupos de trabajo sobre corrupción y tráfico de seres humanos, un programa de empoderamiento para las mujeres, y fondos destinados a vivienda y negocios. 

Este compromiso político y humano seguramente es atribuible a su propia experiencia de ser hija de inmigrantes, de haberlos acompañado de pequeña a sus actividades en la defensa de los derechos civiles, de provenir de la clase media, de ser mujer y de ser afro-india.

Desde 1986  es miembro de Alpha Kappa Alpha (AKA), una sororidad de estudiantes afroamericanas fundada en 1908 en Howard University de Washington DC. 

“Como vicepresidenta, ha trabajado para unir a las personas con el fin de promover oportunidades, apoyar a las familias y proteger las libertades fundamentales en todo el país. Ha liderado la lucha por la libertad de las mujeres para tomar decisiones sobre su propio cuerpo, los derechos de la comunidad LGBT, la libertad para vivir a salvo de la violencia armada, la libertad de voto y la libertad para beber agua limpia y respirar aire limpio” (The White House).

Por otro lado, me resulta una real pérdida de tiempo mencionar aquí aspectos de la biografía del candidato republicano Donald Trump, baste mencionar lo que el mismo se encargado de dar a conocer: es un millonario estadounidense, caprichoso, inestable, vengativo, corrupto e incompetente políticamente hablando.

De ahí que a claras luces los fundamentos estadunidenses de libertad democracia y justicia corren un gran peligro si el  Partido Republicano llega de nuevo a La Casa Blanca, así también se esfumaría la posibilidad de una reforma migratoria en beneficio de los once millones de personas indocumentadas que viven en EE.UU., de igual forma se expandiría el retroceso de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en este país.

 Este riesgo se ha materializado desde que el pasado 8 de julio, el Partido Republicano  ha avalado ya un programa electoral en caso de que su candidato salga victorioso de los comicios presidenciales del 5 de noviembre. El documento incluye un plan de deportación masivo y la prohibición a nivel nacional del derecho al aborto.

Aunque hasta el momento los promedios de las diversas encuestas nacionales muestran que la actual vicepresidenta supera a su rival, el pasado 19 de septiembre la periodista y presentadora de televisión Oprah Winfrey, hizo un fuerte llamado a que voten por Kamala Harris todas aquellas personas que están cansadas de peleas, de insultos, aquellas que están agotadas por la locura, las historias inventadas y las “conspiraciones”.

Y yo hago un llamado a la recuperación del sentido común, de la ética, la moral y hasta del instinto de supervivencia, votar por Donald Trump sería darle  la oportunidad de ganar al fascismo, al supremacismo blanco, y al neonazismo!

Galilea Libertad Fausto.

Créditos de la ilustración a quien corresponda.