Escribir para hablar y denunciar la multitud de formas que componen la violencia de género nunca ha sido ni es algo placentero, sin embargo, hay atrocidades tan grandes tan inexplicablemente crueles e inhumanas que se dificulta mucho más realizar esta dolorosa pero necesaria tarea, especialmente cuando se hace desde la propia experiencia de ser mujer.
Seguramente quienes hemos leído “El martillo de las brujas” publicado en 1487 por monjes dominicos, nos hemos asombrado, estremecido e indignado por el grado extremo de odio y desprecio al sexo femenino, y lo mismo sucede al escuchar relatos o ver en la pantalla del cine y la televisión, la historia de la muerte espantosa que sufrieron miles y quizá millones de personas en su mayoría mujeres, al ser quemadas vivas en la hoguera durante la llamada cacería de brujas (s.XV- s. XVIII).
No obstante, a pesar de lo mal que nos haga sentir por un momento el conocimiento de este pasaje oscuro de la historia de Europa y América, la verdad es que lo vemos y lo sentimos a la distancia como hechos o leyendas pasadas totalmente ajenas a nuestra actualidad, como si este salvajismo misógino fuera algo totalmente imposible de existir hoy en día, desgraciadamente no es así.
En mayo de este año Luz Raquel Padilla de apenas treinta y cinco años de edad y madre de un niño con autismo severo y epilepsia, denunció ante el ministerio público a su vecino por atacarla con cloro dañándole gravemente uno de sus senos y por sus anteriores constantes amenazas de muerte, también pidió protección para ella y su hijo la cual nunca recibió ya que las autoridades ignoraron por completo el carácter de emergencia de su situación, el pasado 16 de julio Luz Raquel fue quemada viva al ser rociada con alcohol por tres hombres y una mujer que le prendieron fuego en un parque de Zapopan Jalisco, México.
(La misoginia lastima, corta y duele, pero la herida es mucho más grande y profunda cuando procede de las manos de una mujer)
En el mismo estado de Jalisco hace tan sólo unos días, Laura Flores quien tiene una discapacidad física y que al igual que Luz Raquel es madre de un niño con autismo, se encuentra aterrada tratando de esconderse temiendo por su vida, después de que un hombre de su misma colonia que ha venido acosándola intentara matarla con un pico, y más después de que las autoridades se negaran a actuar debidamente y protegerla a ella y a su hijo por considerar el asunto como un problema de vecinos sin la mayor importancia.
Cada vez son más las denuncias que van evidenciando toda la basura que se esconde debajo del tapete del ministerio público, fiscalías y cuerpos policiales en el estado de Jalisco México, aunque a decir verdad, la incompetencia, negligencia, violencia y corrupción institucional, jurídica y social en contra de niñas y mujeres es un cáncer extendido por todo el país.
Es tan atemorizante y absolutamente inaceptable que servidores públicos supuestamente encargados de proporcionar protección y seguridad a la ciudadanía, sean cómplices de abusadores, misóginos y psicópatas, que dichos funcionarios con su inactividad ante las denuncias de maltrato, acoso, persecución y feminicidio que les son presentadas diariamente en México, apoyen promuevan y aumenten la violencia de género.
Ni este país ni ningún otro se puede auto llamar desarrollado, ni siquiera en vías de desarrollo cuando sus mujeres siguen siendo quemadas vivas en plena calle, cuando los verdugos de la época de la inquisición continúan existiendo y las acechan para asesinarlas del otro lado de la puerta o al doblar la esquina; y tampoco puede hablar de eficaces medidas de seguridad pública y libertad, cuando más de la mitad de su población vive prisionera del miedo y la inseguridad que causa la falta de protección por parte de gobernaturas y autoridades indiferentes, corruptas y misóginas!
Galilea Libertad Fausto
Créditos de la ilustración: Ana Regina García
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