martes, 19 de marzo de 2019
Infraestructura sostenible para la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer 7/8
34. La Agenda 2030 brinda una oportunidad única para abordar sistemáticamente las dimensiones ambientales, económicas y sociales del desarrollo mediante inversiones en infraestructura sostenible. Dichas inversiones pueden contribuir a la productividad de la mano de obra y la inclusión social proporcionando acceso al abastecimiento de agua y el saneamiento, extendiendo la energía sostenible a las zonas rurales remotas o proporcionando mejores viviendas a los habitantes marginados de las ciudades. También crean un entorno propicio para la prestación de cuidados en el hogar y en entornos institucionales, como escuelas y centros de salud. La mejora de la infraestructura también es fundamental para aumentar la productividad de las agricultoras, lo que a su vez contribuye a aumentar los ingresos y la seguridad alimentaria. A través de esas múltiples sinergias, la inversión en infraestructura puede fomentar trayectorias de crecimiento sostenible e inclusivo.
35. Para que esos beneficios se materialicen, las inversiones en infraestructura deben incorporar desde el principio consideraciones relativas a la igualdad de género y formar parte de estrategias de desarrollo a largo plazo que cuenten con financiación suficiente. Las mujeres no se benefician de la infraestructura en las mismas condiciones que los hombres y pueden verse expuestas a diferentes tipos de riesgos. Si bien la infraestructura de las telecomunicaciones ha experimentado un auge en los últimos decenios, el aumento de la adopción y el uso de Internet ha sido desigual. La brecha entre los géneros en el uso de Internet no solo prevalece, sino que también se ha ensanchado, del 11 % en 2013 al 12.2 % en 2016, lo que impide a un gran número de mujeres ejercer el derecho a la información48. A nivel mundial, el 23 % de las escuelas carecían de servicios de saneamiento en 2016, y poco más de la mitad tenía un servicio de higiene básica 49 . Estas deficiencias afectan de manera desproporcionada a las adolescentes que a menudo tienen dificultades para gestionar su higiene menstrual en la escuela. En 2015, 2.100 millones de personas carecían de acceso a agua potable gestionada de manera segura. Las mujeres y las niñas tienen la responsabilidad de recoger agua en el 80 % de las familias sin acceso al agua en sus hogares11.
36. Para cerrar estas brechas se requerirá un impulso significativo y una mejora en la asignación de los recursos. Sin embargo, en muchas partes del mundo el gasto público en infraestructura ha disminuido y el mundo en su conjunto actualmente se enfrenta a un déficit de inversiones50. Las inversiones en infraestructura pueden ser financiadas y realizadas con distintos grados de participación de los sectores público y privado. Sin una regulación e incentivos adecuados, sin embargo, no hay garantía de que la corriente de inversiones se encauce hacia aquellos ámbitos en que sus efectos en la sostenibilidad económica, social y ambiental sean mayores. Si bien el agua y el saneamiento se encuentran entre las inversiones más transformadoras para las mujeres y las niñas, tales inversiones tienen muchas menos probabilidades de ser financiadas con fondos privados o por alianzas público-privadas que otras inversiones en infraestructura, como las telecomunicaciones, la energía o el transporte 51 . Especialmente en aquellas esferas en que las inversiones en capital inicial son significativas y las posibilidades de recuperación de los gastos es baja, es probable que la financiación privada siga siendo limitada y la financiación y el liderazgo del sector público sea indispensable.
37. Las inversiones con perspectiva de género en infraestructura urbana son esenciales para lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros y sostenibles. Sin embargo, el espacio urbano y los sistemas de transporte rara vez se planifican teniendo en cuenta la movilidad de las mujeres. Si bien son limitados los datos desglosados por sexo, los estudios demuestran que las mujeres dependen de manera desproporcionada de los desplazamientos a pie y del transporte público52. No obstante, en lugar de orientarse hacia formas de transporte público e intermedio más utilizadas por las mujeres, las inversiones en infraestructura de transporte se caracterizan por un sesgo en favor de carreteras, autopistas y puentes que apoyan las formas de transporte privado motorizado, las cuales suelen ser más accesibles para los hombres y son menos sostenibles. Los sistemas de transporte público también responden a pautas que a menudo son más comunes entre los hombres, habiendo hincapié en la conexión entre la periferia y el centro en las horas de mayor tráfico. Por su parte, las mujeres son más propensas a efectuar viajes de propósitos múltiples dentro de los barrios periféricos en los que realizan simultáneamente sus actividades de generación de ingresos y sus tareas domésticas, entre ellas llevar a los niños a la escuela o comprar provisiones para el hogar. Las paradas de medios de transporte aisladas o mal iluminadas, las plataformas inaccesibles y los vagones hacinados complican aún más esas tareas y pueden exponer a las mujeres y las niñas a hostigamiento y agresiones. 38. El sector de la energía está experimentando una rápida transformación a medida que el cambio climático lleva a los países a tratar de reducir las emisiones, adoptar tecnologías ecológicas y avanzar a pasos acelerados hacia la utilización de energías renovables. Los sistemas en pequeña escala, sin conexión a la red y de distribución que utilizan la energía solar, eólica, hidráulica y fuentes de biomasa desempeñan un papel cada vez más importante en la ampliación del acceso a las zonas desatendidas, en particular en las regiones remotas de África Subsahariana y Asia, donde los costos y la logística de la ampliación de la red eléctrica suelen ser prohibitivos53. Varios estudios han constatado que la participación de las mujeres en los comités de gobernanza y técnicos desde la etapa de diseño es decisiva para el éxito de los sistemas de distribución, como las minirredes54. Sin embargo, los instrumentos de planificación de la energía siguen siendo en gran medida indiferentes a las cuestiones de género: de los 192 marcos nacionales de energía examinados en 2017, se consideró que solo un tercio tenía en cuenta las cuestiones de género55. 39. Se ha demostrado que el acceso a la electricidad tiene un efecto positivo en el bienestar y la actividad económica de las mujeres. Economiza el tiempo dedicado a la recogida de combustible y permite el uso de electrodomésticos, facilitando así las labores domésticas de las mujeres y aumentando su productividad56. Al proporcionar iluminación artificial, extiende las horas de trabajo, tiempo adicional que las mujeres a menudo dedican a actividades generadoras de ingresos, como la producción en el hogar de bienes para la venta. Para generar esos beneficios, los proyectos de electrificación deben hacer el máximo esfuerzo para asegurarse de que los hogares pobres en aldeas electrificadas puedan conectarse a la red y no se vean forzados a desconectarse por los gastos de conexión o el cobro de tarifas a los usuarios57. Son igualmente importantes el nivel y la fiabilidad del suministro de electricidad, al igual que las cuestiones de seguridad. La utilización de aparatos de media potencia, tales como procesadores de alimentos y bombas de agua, por ejemplo, podrían reducir considerablemente algunas de las labores más onerosas y prolongadas que realizan las mujeres. 40. El sector de la energía renovable es también una fuente cada vez mayor de empleo. En 2017, el empleo en el sector de la energía renovable a escala mundial aumentó en el 5.3 %, es decir, a 10,3 millones de puestos de trabajo58. Si bien son escasas las estadísticas fiables desglosadas por sexo, el subsector de la energía renovable parece proporcionar oportunidades de empleo ligeramente mejores para la mujer que el sector de la energía en general. La propagación de soluciones en pequeña escala sin conexión a la red, en particular, ha dado paso a oportunidades importantes para las mujeres como investigadoras, minoristas, instaladoras, trabajadoras de
mantenimiento y empresarias53. Habida cuenta, sin embargo, de estimaciones según las cuales solo entre el 20 % y el 24 % de los puestos de trabajo del sector de la energía renovable están ocupados por mujeres, es necesario realizar mayores esfuerzos para hacer frente a las barreras sociales e institucionales a la incorporación de las mujeres a empleos no tradicionales, particularmente en energías renovables medianas y grandes conectadas a la red59 . Ello podría entrañar la aplicación de políticas de acción afirmativa, orientación, pasantías y apoyo a las mujeres que transitan de la escuela al trabajo. 41. En consonancia con los principios de la Agenda 2030 de no dejar a nadie atrás, las inversiones en infraestructura sostenible deben seguir un enfoque de “hacer bien” (generando beneficios compartidos) y “no hacer daño alguno” (gestionando los riesgos) 60 . Los proyectos de infraestructura en gran escala, como las plantas hidroeléctricas o la producción de biocombustibles, pueden dar lugar a desplazamientos, expropiaciones de tierras e inseguridad alimentaria, con consecuencias perjudiciales para las mujeres y las niñas 61 . Por lo tanto, es fundamental fortalecer la divulgación de información, la consulta, la participación y los mecanismos de rendición de cuentas a fin de evaluar y gestionar de manera eficaz los riesgos, incluidos los riesgos diferenciados por género, de los proyectos de infraestructura60. Los efectos en cuanto al medio ambiente, las cuestiones de género y los derechos humanos de esas inversiones deben evaluarse sistemáticamente, y las personas, comunidades y organizaciones afectadas deben estar representadas en esos procesos
46 OIT, Informe Mundial sobre la Protección Social 2017-2019: La protección social universal para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Ginebra, 2017).
47 OIT, Care Work and Care Jobs for the Future of Decent Work (Ginebra, 2018).
48 Unión Internacional de Telecomunicaciones, “ICT facts and figures 2016 (junio de 2016). 49 OMS y UNICEF, Drinking Water, Sanitation and Hygiene in Schools: Global Baseline Report 2018 (Nueva York, 2018). 50 Informe sobre el Comercio y el Desarrollo, 2018: El Poder, las plataformas y la quimera del libre comercio (publicación de las Naciones Unidas, núm. de venta S.18.II.D.7). 51 Informe sobre el Comercio y el Desarrollo, 2015. Hacia una arquitectura financiera internacional al servicio del desarrollo (publicación de las Naciones Unidas, núm. de venta S.15.II.D.4). 52 Tanu Uteng, “Addressing the interlinkages between gender and transport in developing economies”, documento especializado preparado para la reunión del Grupo de Expertos de ONU-Mujeres (Nueva York, 2018).
53 Programa de Asistencia para la Gestión en el Sector de la Energía (ESMAP), Banco Mundial, “Integrating gender considerations into energy operations”, Energy Sector Management Assistance Program Knowledge Series 014/13 (Washington D.C., 2013).
54 Harold Wilhite, “Gender implications of energy use and energy access”, Energy and Economic Growth Applied Research Programme State-of-Knowledge Paper Series (10 de diciembre de 2017). 55 Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y otros, “Energizing equality: the importance of integrating gender equality principles in national energy policies and frameworks” (septiembre de 2017).
56 Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), Balancing the burden? Desk Review of Women’s Time Poverty and Infrastructure in Asia and the Pacific (Mandaluyong, Filipinas, 2012).
57 BAsD: Gender Tool Kit: Energy—Going beyond the Meter (Mandaluyong, Filipinas, 2012).
58 Agencia Internacional de Energías Renovables, Renewable Energy and Jobs: Annual Review 2018 (Abu Dhabi, 2018).
No hay comentarios:
Publicar un comentario