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lunes, 27 de agosto de 2018

De la utopía a la realidad

Cartel de la Fundación Mujeres en el 8 de marzo de 2018

Pocas veces se había tomado conciencia de la importancia y pertinencia de los aportes del feminismo.

Durante mucho tiempo y en múltiples seminarios o conferencias, iniciaba la charla leyendo o citando frases de feministas reconocidas en el mundo, de algún secretario general de las Naciones Unidas o incluso de filósofos famosos, frases que para mí eran aún utopías. Hoy, todas estas frases o citaciones referidas al feminismo o a las mujeres y su poder de transformación de una cultura milenaria como lo es el patriarcado se están haciendo realidad, de manera frágil quizás, pero realidades que muy pocos se atreven hoy a refutar o contradecir. Y, a pesar de una evidente derechización de gran parte del mundo, las mujeres siguen avanzando como si ya nada las pudiera detener.

Daré unos ejemplos de lo que estoy afirmando. En 1999, Marcela Lagarde, una académica mexicana, antropóloga y feminista, decía lo siguiente: “En el umbral del milenio, el horizonte cultural feminista es universal por primera vez en la historia”. De la misma manera, Boutros Ghali, exsecretario general de las Naciones Unidas, afirmaba: “Ahora más que nunca, la causa de la mujer es la causa de toda la humanidad”; estas frases fueron pronunciadas cuando agonizaba el siglo XX y se iniciaba el XXI, en un momento en el que filósofos o literatos pensaban que lo único que podría salvar el mundo era una inversión de poderes para que las mujeres pudieran asumir la dirección del mundo, como lo había propuesto Gabriel García Márquez.

Desde Colombia, estas frases toman hoy todo su sentido, pues pocas veces se había tomado conciencia de la importancia y pertinencia de los aportes del feminismo cuando buscaba, en una larga lucha de cinco décadas, equidad, justicia de género, derechos reproductivos, sexualidades diversas y liberalización de la palabra de las mujeres, mientras los hombres, desde hace milenios, controlaban el poder económico, político y simbólico.

Sí, hoy y como nunca, el feminismo toma todo su sentido en gran parte gracias a un incansable trabajo de muchas mujeres en todo el mundo, gracias a hechos coyunturales como el #MeToo y su impresionante poder de fracturas culturales, gracias al empoderamiento paulatino de las mujeres que exigieron a los Estados respuestas en clave de políticas públicas, gracias a centenares nuevas formas de convivencia, solidaridad o sororidad en el seno de la vida cotidiana. Como nos lo recuerda Marcela Lagarde, el feminismo “se encuentra también en torno a fogones y mesas de cocina, en los mercados, los hospitales y las iglesias, en las aulas, los conciertos y los proyectos...”.

Este feminismo, lejos de ser una guerra de sexos, es ante todo una guerra cultural por medio de un pensamiento crítico y contrahegemónico que busca desmontar el patriarcado no solo en la esfera de lo público, sino también en el ámbito de lo privado, retomando otro aporte de las feministas cuanto recordaron al mundo entero que lo privado es también político.

Es así como, aun en condiciones coyunturales críticas o difíciles, ya se sabe que las mujeres no retrocederemos, aun cuando a veces nos invade algo de impaciencia o desencanto. No obstante, sabemos que nada está perdido porque siempre venimos a ofrecer nuestro corazón (como decía la bella canción de Fito Páez) para seguir adelante en nuestras conquistas, que nadie nos arrebatara, ni nos frenará.

FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del Grupo Mujer y Sociedad

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