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jueves, 12 de julio de 2018

El caso de Ivana Rosales, ejemplo de la incompetencia de la justicia argentina en su defensa a las mujeres.

 

Sobran nuestras palabras. Aquí traemos dos artículos que nos hablan de como actuó la justicia argentina en el caso de Ivana. No queremos mostrar su cara rota por el feminicida, ni recordar el suicido de su hija que había sido victima de los abusos de este:

Ivana Rosales, referente en la lucha contra la violencia de género

El pasado 6 de septiembre en Neuquén encontraron muerta a Ivana Rosales a causa de un ataque de epilepsia, enfermedad que padecía como consecuencia de los golpes recibidos por su ex marido.


Ivana Rosales tenía 41 años y era un símbolo de la lucha contra la violencia de género en la provincia de Neuquén. Apareció muerta en la bañera de su casa por un ataque epiléptico, enfermedad nerviosa que padecía desde que su marido, Mario Garoglio, intentó asesinarla en abril de 2002 mediante asfixia y golpes en la cabeza.

Por este hecho Garoglio fue condenado a 5 años de cárcel, menos de la mitad de lo previsto para este tipo de delitos debido a que supuestamente Rosales le había sido infiel, lo que para la justicia se transformó en un atenuante que justificó su conducta. Sin embargo, su fuga y la irresponsabilidad del cuerpo judicial ante su búsqueda, hicieron que no cumpliese un día de esa condena.

Años más tarde se lo imputó por el abuso de una de sus hijas, Mayka, que se suicidó siendo adolescente. Esta vez sí tuvo que cumplir cuatro años de cárcel. Actualmente se encuentra en libertad. Abril Rosales, la hija menor, expresó en una entrevista el pasado junio al medio Diario Río Negro que sentía vergüenza de llevar el apellido de su “progenitor” y por eso utiliza el de su madre.

Ivana era una referente por su fuerte participación en la lucha contra la violencia de género y apoyo a organizaciones feministas desde talleres y debates. Además participó del documental “Ella se lo buscó” de Susana Nieri (2013), título que refleja el mensaje que el juez le dijo a Ivana durante el juicio a Garoglio. En el documental, Ivana cuenta su experiencia, cómo conoció al femicida, el proceso de los distintos tipos de violencia que había padecido a su lado y el calvario del ataque del 2002.

Ivana perdió la vida a causa de una secuela que le quedó de la violencia patriarcal y machista, con un embarazo de veinte semanas en curso.



Ivana Rosales: un símbolo de la lucha contra el patriarcado



El 18 de abril de 2002 Ivana Rosales le dijo a su pareja, Mario Garoglio, que se quería separar. Él la ahorcó con un alambre. Cuando vio que seguía viva, la golpeó en la cara con una piedra y, creyéndola muerta, se entregó.

Pero Ivana sobrevivió milagrosamente y se convirtió en referente de la lucha contra la violencia machista.

En el juicio, a Garoglio le atenuaron la pena con el comportamiento de Ivana como fundamento. “Ella se lo buscó”, llegó a decir el fiscal, pronunciando la frase que daría título a un valioso documental de Susana Nieri. La condena fue de cinco años, pero el imputado, manteniéndose prófugo, nunca la cumplió.

Una de las secuelas que le quedaron a Ivana de aquel ataque fue la epilepsia.  Quince años después,  el 6 de septiembre de este año,  apareció muerta en Plottier, en la provincia de Neuquén. Murió en el baño de su casa de manera no traumática. Cursaba un embarazo de 20 semanas.

Pero no sólo Ivana fue víctima de la violencia machista de Garoglio. El hombre abusaba sexualmente de las hijas de ambos, Mayka y Abril. Ya adolescente, Mayka se suicidó. El abuso sexual le valió otra condena de 4 años que tampoco cumplió.

Aunque para el Derecho Penal Mario Garoglio no es el autor material de las muertes de Ivana y Mayka, su violencia machista es la causa principal y no parece exagerado afirmar que se trata de femicidios impunes y amparados por el estado.

“La mató el patriarcado”. Más de una vez escuchamos esa frase y hay quienes perciben en ella un exceso de ideologización.

Pero el comportamiento de la justicia neuquina frente al caso es la prueba más clara de que no hay nada de excesivo en la afirmación. La lógica que estructura el funcionamiento de la sociedad patriarcal tiene a la mujer como víctima permanente de la discriminación. Aunque esté en disputa, el Estado es una herramienta esencialmente patriarcal y mata. Garoglio llevó el estereotipo del macho dominante y propietario hasta las últimas consecuencias. Su conducta contó con la complicidad del estado.

“No tengo recuerdos, era muy chiquita, lo que no me voy a olvidar es lo que me pasó a mi. Nos cagaba a palos, a mí me hacía dormir la siesta con él y ahí empezaba el abuso. Lo que me acuerdo es que teníamos un montón de niñeras que siempre se iban. Yo a mi mamá le hacía así (estira la mano y frunce los dedos), la agarraba. Yo a mi mamá la lloraba, me acuerdo, y ella siempre nos decía que cuando estemos lejos, cuando estemos separadas y llueva eran besitos de ella. Entonces yo me ponía en el techo, cerraba la ventana para que no me pudieran agarrar y me ponía a recibir los besitos de mi mamá”. Es el testimonio de Abril, la hermana de Mayka.

La lógica del macho propietario y la mujer objeto comienza a crujir pero a la vez se reconvierte y se sostiene en una sociedad organizada en torno a la identidad definida por el consumo.

¿No es acaso la mujer el principal objeto de consumo que nos ofrecen a diario?

La mujer que estudia, que trabaja, que chatea o que sale con sus amigas, puertas adentro del hogar, en el trabajo y en diversas situaciones de convivencia, sufre a diario esa cultura machista, que a su vez muy probablemente termine reproduciendo en la crianza de sus hijos.

El varón vigila, stalkea, pega, abusa, persigue, amenaza, viola y mata.

¿En qué macho no existe la pulsión de destruir lo que por crianza estamos llamados a poseer y controlar?

Alguien escribirá “todos somos Ivana”, Mayka, Anahí o Micaela…

Pero lo cierto es que soy varón y no padezco el sometimiento y las violencias que sufren las mujeres por su género.

No soy Ivana y necesito mirarme sin condescendencia y ver en qué medida llevo y expreso el estereotipo del macho. No es para encerrarse o autoflagelarse, sino para animarse a intentar vivir de otro modo.

Ivana se sobrepuso al dolor y a las secuelas de la violencia y se convirtió en una referente de la lucha contra la violencia machista.

“No me voy a encerrar a llorar, voy a marchar”, dijo Abril.

Nuestra vida encontrará mejor sentido si aprendemos a caminar junto a ellas.
ALFREDO FERNÁNDEZ

http://cosecharoja.org/ivana-rosales-un-simbolo-de-la-lucha-contra-el-patriarcado/
http://www.comunicarigualdad.com.ar/garoglio-esta-libre-la-vida-ivana-rosales-podria-peligrar/
http://www.heroinas.net/2015/05/ivana-rosales.html
http://www.agenciapacourondo.com.ar/generos/murio-ivana-rosales-referente-en-la-lucha-contra-la-violencia-de-genero

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