Durante milenios fuimos condenadas al mundo en el que se ve, se oye, se obedece y se calla, condenadas también al analfabetismo excluidas del lenguaje de los hombres, sin embargo, las mujeres siempre nos hemos comunicado y fortalecido entre nosotras, hemos hablado transmitido…trascendido, desafiando y venciendo la inexistencia y el silencio obligado desde la misma domesticidad que nos impusieron, hablando con la mirada cómplice que acompaña y guía, hablándonos contándonos expresándonos nuestro dolor para resurgir de entre las cenizas, hablando y creando fortalezas al cocinar, cantar, bailar, escribir, pintar y bordar.
Nuestras raíces y nuestras experiencias de la vida en cautiverio nos unen desde el principio de los tiempos, abuelas madres hijas hermanas tías y amigas, todas unidas por un vínculo invisible de historias compartidas, poseedoras de una memoria ancestral de testimonio y resistencia que nutre… que instruye…que prepara.
“Muchas veces la vi llorar,l lorar cuando cocinaba,cuando cantaba,cuando ponía café, es cierto, le pregunté por qué lloras tanto má? Y ella me decía, así, sin dejar de llorar: porque nosotras tenemos ríos adentro y a veces se nos salen, tus ríos aún no crecen, pero pronto lo harán.
Ahora lo comprendo todo, ahora tengo ríos en mí y en mis ojos.”
Nadia López poeta nuu savi de Oaxaca, México
Cuando muere una lengua muere una parte de la humanidad, pero gracias a la tradición oral y escrita de mujeres guardianas creadoras y contadoras de historias, muchos de nuestros tesoros y genealogías femeninas no sólo se han salvado, sino que son testimonio de nuestra capacidad de unión y resistencia, de la conciencia de la responsabilidad que tenemos con las que nos acompañan en el trayecto y con las otras que después vendrán.
Aunque ya en 1950 el secreto había empezado a salir a la luz, fue en 1995 que Yuang Huanyi abrió el cofre completo para mostrárselo al mundo en la conferencia mundial sobre la mujer, convocada por la Organización de las Naciones Unidas y llevada a cabo en Pekín.
Yuang Huanyi pequeña y anciana con los pies lastimados, deformados, cansados por una tradición machista y cruelmente inhumana, fue el rostro y la voz de incontables generaciones de mujeres chinas que a lo largo de siglos de opresión, para acompañarse y fortalecerse se comunicaron en secreto mediante el nu shu, un lenguaje de 600 caracteres inventado por sus ancestras entre 3000 y 1700 años atrás, y que hoy los expertos lo consideran único en el mundo por su asombrosa perfección y belleza.
Siento una gran emoción y orgullo femenino cuando imagino a todas esas mujeres extraordinarias, que ante la prohibición de poder aprender a leer y escribir crearon su propio alfabeto, una lengua secreta que plasmaban en abanicos, jarrones, lienzos,vestidos y prendas para protegerse del frío.
Lo mismo me sucede cuando pienso en Yuang Huanyi que en el 95 tenía casi noventa años de edad, puedo verla estando ahí parada en aquella sede mundial, ofreciendo a la humanidad con orgullo y esperanza de preservación, el invaluable legado de sus antepasadas en unión con el suyo: lienzos, cartas, canciones, poemas y juramentos de amistad perpetua entre mujeres, todo escrito en nu shu que precisamente significa escritura de mujeres.
“Los hilos han estado escondidos durante miles de años. Los caminos han sido desgastados por los pies de aquellas que los anduvieron antes. Las historias fueron silenciadas. Las vidas olvidadas. Ahora el silencio se rompe; un coro se eleva. Las mujeres hablan…”
El tao de las mujeres (2010)
Galilea Libertad Fausto
Créditos de la fotografía a quien corresponda.
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