Cuando mi madre se separó como pudo, dejo todas sus objetos queridos en la casa en al que había vivido durante treinta años. Dejó allí todos los regalos que su familia le había hecho al casarse, una preciosa colcha roja que le compro su madre entre otras cosas, una manta regalo de su abuelo paterno y todo su ajuar: precioso camisones próximos a la seda. La ausencia de todas estas cosas la hicieron sufrir por años aumentando el dolor de las violencias sufridas en su matrimonio .
Cuando años más tarde mi padre murió, y mi madre tuvo acceso a todas esas cosas, no les presto el más mínimo interés, Todos los dolores sufridos por ellas, parecían haber sido inútiles.
Hoy enfrento todos esos objetos y otros más de la vida común a los que me une un intenso amor y siento su peso del que quiero liberarme afirmando que las cosas son solo cosas y las casas son solo casas y que la vida es mucho más que las cosas de las casas.
Hay unas cintas de casset que me costruyeron y que felizmente siguen vivas en un equipo de música simple que forman parte tambien de ese legado del hogar, hablo del concierto del Olimpia de Paco Ibañez , hablo de la música de Los Sabandeños que amaba mi madre, hablo de Maria Ostiz y su amor a su pueblo , hablo de Maria Isabel de los Payos uno de los discos favoritos de mi padre, de Adamo ...
Juntas la memoria de las cosas y de las musicas quedan en mi alma pero mi cuerpo asciende por encima de esos gozosos lastres y sigue otras formas de vida con nuevas cosas, nuevas musicas y nuevas personas.
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