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miércoles, 29 de junio de 2022

El empoderamiento de las mujeres. Marco de igualdad

Longwe y Clarke Asociados (1997) han elaborado un marco de análisis sobre el empoderamiento de las mujeres que desarrolla de manera muy consistente sus características de proceso. Consideran que el desarrollo es ante todo un proceso que permite obtener y mantener mayor acceso a recursos y bienestar y que requiere el involucramiento de los grupos objetivo en la tarea de reconocer y superar sus propios problemas. En cuanto al empoderamiento, estos autores lo definen como un proceso de desarrollo de las mujeres que se logra mediante la superación de las desigualdades existentes entre los hombres y las mujeres. Se trata de un proceso que no es lineal sino circular, y que discurre a lo largo de cinco niveles de igualdad que ascienden progresivamente hacia cuotas superiores de empoderamiento y desarrollo: 

Nivel uno: el bienestar, en áreas como la salud, el acceso a alimentos o los ingresos. La brecha de género en este nivel se mide por las disparidades en las tasas de mortalidad o de desnutrición, y se deriva directamente de la desigualdad en el acceso a los recursos. Las acciones que buscan mejorar el bienestar de las mujeres deberán llevarles a un mayor acceso a los recursos. 

 Nivel dos: el acceso a los recursos para la producción (tierra, créditos, servicios), a la educación, el empleo remunerado y la capacitación. La brecha de género en este nivel se refiere tanto a los recursos como a las oportunidades. Las acciones que buscan mejorar el acceso de las mujeres acarrearán su toma de conciencia sobre la situación diferencial existente y su acción para reclamar la parte justa y equitativa de los diversos recursos disponibles en el hogar y en los servicios públicos. 

Nivel tres: la toma de conciencia sobre la desigualdad de género. En este nivel se sitúan las creencias sobre el carácter natural de la posición inferior de la mujer y la división genérica del trabajo. Empoderamiento significa cuestionamiento de tales creencias y reconocimiento de que la subordinación de las mujeres no es parte del orden natural de las cosas sino impuesto por un sistema de discriminación socialmente construido y que puede ser cambiado. En este nivel el desarrollo es visto también como superación de las desigualdades estructurales y la igualdad entre mujeres y hombres se plantea como una meta del desarrollo. La conciencia de género es considerada el elemento central del proceso de empoderamiento y alimenta la movilización respecto a los asuntos de desigualdad. 


Nivel cuatro: la participación en el proceso de desarrollo. La brecha de género en la participación es visible y fácilmente cuantificable, y se expresa en términos de desigual participación en la toma de decisiones. Las acciones que buscan igualdad en este nivel propiciarán que las mujeres participen activamente en la identificación de las necesidades comunitarias, la planificación y evaluación de las intervenciones. Si se requieren movilizaciones de las mujeres para lograr su mayor presencia en tales espacios, estas serán tanto un resultado del poder adquirido como una contribución hacia un mayor empoderamiento. 

Nivel cinco: el control sobre los factores de producción para asegurar acceso igualitario a los recursos y a la distribución de los beneficios. Es la mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones la que conduce a una situación de igualdad en el control, caracterizada por un equilibrio de poder entre mujeres y hombres, de modo que ninguna parte se coloca en una posición de dominación. Para que las mujeres avancen en su empoderamiento han de superarse las inequidades en cada uno de estos niveles. El avance se da precisamente en el paso de un nivel al otro: las mujeres adquieren poder cuando las dificultades en el acceso a los recursos les motivan a una mayor concientización, cuando ésta da el impulso para una mayor participación en la toma de decisiones, cuando un mayor control sobre los recursos del desarrollo sienta las bases para más bienestar material, etc. 

Aunque cada nivel de igualdad puede ser una puerta de acceso al proceso de empoderamiento, Longwe y Clarke resaltan que la toma de conciencia  sobre el sistema de desigualdades entre hombres y mujeres es la clave para el cambio. Este esquema, conocido como el “Marco de igualdad y empoderamiento de las mujeres”, se inscribe en los enfoques “de abajo hacia arriba” del desarrollo pues son las propias mujeres las que han de reconocer sus intereses estratégicos y movilizarse por ellos, en lugar de esperar a que investigadores/as y agencias de desarrollo identifiquen sus problemas y realicen acciones para resolverlos. Ha sido usado por UNICEF como una herramienta para incorporar la perspectiva del empoderamiento en sus procesos de programación, y sustenta el Paquete de Capacitación que este organismo utiliza para formar a su personal en asuntos de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres.

Clara Murguialday Martínez


https://www.vitoria-gasteiz.org/wb021/http/contenidosEstaticos/adjuntos/es/16/23/51623.pdf

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