Las Resoluciones del Congreso La Haya, 1915 [8]
El resultado de los debates se plasmó en 20 resoluciones, agrupadas en torno a siete apartados:
I. Las mujeres y la guerra;
II. Acciones hacia la paz;
III. Principios de una paz permanente;
IV. Cooperación internacional;
V. Educación de los niños y niñas;
VI. Las mujeres y la Conferencia de paz y
VII. Acciones a tomar. Incluyo un extracto de las mismas.
En primer lugar, la protesta: “Nosotras, las mujeres reunidas en este congreso internacional… protestamos contra la locura y el horror de la guerra, que lleva consigo un sacrificio irresponsable de la vida humana y la destrucción de tantas cosas que la humanidad ha tardado siglos en construir (Resolución 1)… y protestamos contra las odiosas agresiones de que son objeto las mujeres en tiempo de guerra, especialmente contra la violación, presente en toda guerra” (Resolución 2).
El llamamiento a poner fin a la matanza: “Este Congreso Internacional de mujeres de diferentes naciones, clases, creencias y partidos… expresa su simpatía con el sufrimiento de todos… ( y puesto que la mayoría piensa) que están luchando, no como agresores sino en defensa propia y de la existencia de su país, no puede haber diferencias irreconciliables entre ellos, y sus ideales comunes proporcionan una base sobre la que puede construirse una paz magnánima y honorable. El Congreso, por consiguiente, urge a los Gobiernos del mundo a que pongan fin a este baño de sangre y empiecen negociaciones de paz. Demandan que la paz sea permanente y por tanto basada en principios de justicia, incluidos los establecidos en las resoluciones adoptadas por este congreso… (Resolución 3)
La demanda de poner en marcha una mediación: “Este Congreso resuelve pedir a los países neutrales que den pasos de manera inmediata para crear una conferencia de naciones neutrales que debería, sin demora, ofrecer una mediación permanente” (Resolución 4).
Los principios para el logro de una paz permanente, que a su entender son: El reconocimiento del derecho de los pueblos al autogobierno, la integridad territorial, la autonomía y un parlamento democrático (Resolución 5); la urgencia de que los gobiernos de todas las naciones acuerden someter las futuras disputas internacionales a la conciliación y el arbitraje (Resolución 6) y (acuerden también) unirse para ejercer presión social, moral y económica sobre cualquier país que recurra a las armas (Resolución 7); que la Política Exterior se someta a control democrático ya que la guerra no responde a la voluntad de la mayoría sino a intereses particulares y (teniendo en cuenta que) sólo se puede reconocer como democrático un sistema que incluya una representación igualitaria entre hombres y mujeres… que se otorgue el voto a las mujeres (Resoluciones 8 y 9). Este último principio, que une el sufragio femenino a una paz permanente, es expresado así:
“puesto que la influencia combinada de mujeres de todos los países es una de las fuerzas más potentes para prevenir la guerra, y puesto que las mujeres sólo podrán tener plena responsabilidad y una influencia efectiva cuando tengan iguales derechos políticos que los hombres, este Congreso Internacional de Mujeres reclama su derecho al voto.” (Resolución 9).
Hay un llamamiento a la cooperación internacional, entendida como continuidad de los trabajos de las anteriores conferencias de paz gubernamentales, instando a que “tras la guerra, se convoque de manera inmediata la tercera Conferencia de La Haya” (Resolución 10); a que las naciones sigan construyendo una arquitectura internacional sobre la base de una paz constructiva, para lo que se propone: a) Como un desarrollo de la Corte de Arbitraje de La Haya, la creación de una Corte Permanente de Justicia Internacional, “para plantear cuestiones o diferencias de carácter justiciable, tales como las que surgen en la interpretación de los derechos de los tratados o de las leyes de las naciones; b) Como un desarrollo del trabajo de la Conferencia de La Haya, la creación de “una Conferencia Internacional permanente que tenga reuniones regulares, en las que las mujeres deben tomar parte, para tratar no las reglas de la guerra sino propuestas prácticas para una Cooperación más extensa entre los Estados…formular y hacer cumplir aquellos principios de justicia, equidad y buena voluntad … ajustados gradualmente por una opinión pública internacional ilustrada. Esta Conferencia Internacional designará: un Consejo permanente de Investigación y Conciliación para la resolución de las diferencias internacionales que surjan de la competición económica, la expansión del comercio, el aumento de la población y los cambios de los estándares políticos y sociales.” (Resolución 11)
La reclamación del desarme universal, que sólo se puede asegurar mediante un acuerdo internacional, por lo que se urge a los países a terminar con la producción de armas y municiones de guerra y a controlar el tráfico internacional de las mismas, ya que “en los beneficios privados derivados de las grandes fábricas de armamento anida un obstáculo poderoso para la abolición de la guerra.” (Resolución 12).
La libertad de comercio, mares y rutas de comercio abiertas en condiciones de igualdad a los cargamentos de todas las naciones, y “dado que la inversión por parte de los capitalistas de un país en los recursos de otro y las reclamaciones que surgen de ahí son una fuente fértil de complicaciones internacionales… insta a (que se imponga el principio de) que tales inversiones se hagan a riesgo del inversor, sin reclamar la protección oficial de su gobierno.” (Resolución 13).
El Congreso Internacional de Mujeres aboga por la transparencia, que los tratados secretos sean declarados nulos y que para la ratificación de los futuros se exija la participación de, al menos, el poder legislativo de cada gobierno. Así mismo, recomienda que se creen Conferencias Internacionales y Comisiones Nacionales para el estudio científico y la elaboración de los principios y condiciones de una paz permanente, lo que podría contribuir al desarrollo de una Federación internacional (Resolución 14).
Por supuesto, el congreso “declara que es esencial poner en práctica nacional e internacionalmente el principio de que las mujeres deben compartir todas las responsabilidades y derechos civiles y políticos, en las mismas condiciones que los hombres” (Resolución 15), así como “la necesidad de que se oriente la educación de los niños y niñas para que sus pensamientos y deseos se dirijan hacia el ideal de construir la paz” (Resolución 16).
La reclamación del voto y la participación de las mujeres en todos los niveles del Acuerdo de Paz, “Para los intereses de la civilización y una paz duradera la Conferencia que estructure el acuerdo de paz después de la guerra habrá de aprobar una resolución afirmando la necesidad de que todos los países extiendan el voto a las mujeres” (Resolución 17); además en la conferencia de paz habrán de tomar parte los representantes del pueblo, con las mujeres incluidas en ellos (Resolución 18).[9]
Entre las acciones a tomar, se propuso una que ha sido una norma de actuación en WILPF y que distintos movimientos sociales pusieron en práctica mucho más tarde: la organización de cumbres paralelas a las gubernamentales para incidir en las mismas: “Este Congreso Internacional de Mujeres resuelve que se organice un encuentro internacional de mujeres en el mismo lugar y al mismo tiempo que la Conferencia de las potencias que ha de estructurar los términos del acuerdo de paz después de la guerra, con objeto de presentar propuestas prácticas a la Conferencia” (Resolución 19).
Y finalmente, tras un largo debate, se aprobó la propuesta de Rosika Schwimer de enviar delegaciones a los gobernantes de las naciones beligerantes y neutrales de Europa y al Presidente de los Estados Unidos, con objeto de comunicarles las Resoluciones del Congreso e instarles por esta vía personal a llevarlas a la práctica (Resolución 20).
Se decidió también crear una estructura organizativa que en el futuro siguiera trabajando por los objetivos acordados. El nombre de la nueva organización daba cuenta del principal, pues se llamó Comité Internacional de Mujeres por una Paz Permanente. Sería en 1919, al acabar la guerra, en el segundo congreso celebrado en Zurich, cuando la organización que nació en La Haya pasaría a llamarse Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF en sus siglas en inglés)[10].
Para cumplir lo acordado, dos delegaciones del congreso recorrieron Europa, visitando tanto los países neutrales como los beligerantes, de modo que estas mujeres que no podían votar, en la práctica ejercieron de embajadoras de la paz, siendo recibidas y escuchadas por los líderes de catorce capitales, Primeros Ministros y Ministros de Asuntos Exteriores, entre ellos, el Rey de Noruega, el Papa y el Presidente de los EEUU. Jane Addams, Emily G. Balch y Alice Hamilton, que habían formado parte de las delegaciones a los gobiernos, escribieron una crónica de estas visitas[11]. El informe de las delegaciones fue más optimista de lo que la realidad posterior mostró. [12] La influencia que tuvieron las mujeres de La Haya, por otra parte difícil de calibrar, no llegaría de manera inmediata. Su apuesta más decisiva para terminar con la guerra, la puesta en marcha de una mediación inmediata -que ellas proponían que fuera llevada a cabo mediante una diplomacia no convencional, involucrando a personas de prestigio con experiencia internacional: científicos, economistas e intelectuales de las letras y las artes- no llegaría a realizarse: los países neutrales, que tendrían que haber organizado la Conferencia, no llegaron a convocarla.
Entre julio y diciembre de 2015, con el ánimo de empujarle a que liderara la mediación, Jane Addams visitó a Woodrow Wilson hasta seis veces. No consiguió su propósito. Pero estas entrevistas, en las que conversaron no sólo sobre la mediación sino del resto de acuerdos de La Haya, dejaron un poso en el presidente. Nueve de sus famosos catorce puntos fueron tomados de las resoluciones del congreso internacional de mujeres. También la creación de la Liga de las Naciones supuso avanzar en la línea de construir un entramado legal internacional que permitiera resolver de otro modo las disputas entre países.
El informe final del Congreso de La Haya incluía las intervenciones de las madres fundadoras, el relato del desarrollo y las resoluciones consensuadas, el nombre de todas las delegadas participantes, así como las adhesiones enviadas por organizaciones de todo el mundo. Fue redactado en los tres idiomas oficiales y por deseo de las congresistas se envió a los gobiernos de los países europeos que se posicionaron contra la guerra y a favor de la reconstrucción de Europa, así como a las bibliotecas de los Estados Unidos de América y Europa, por lo que tuvo repercusión mediática internacional.
Tomado del articulo de Carmen Magallón (2014) “Una voz disidente en la I Guerra Mundial: el Congreso de La Haya y WILPF”, Mientras tanto, Nº. 122-123, pp. 57-71.
[8]La versión original, en inglés, de estas resoluciones puede leerse en la página de WILPF Internacional: http://www.wilpfinternational.org/wp-content/uploads/2012/08/WILPF_triennial_congress_1915.pdf
[9] Esta resolución es precursora de la que muchos años después, en el 2000, aprobaría el Consejo de Seguridad: la resolución 1325 sobre Mujeres, paz y seguridad, una importante herramienta para potenciar la voz de las mujeres en los procesos y negociaciones de paz.
[10] Sobre la historia de WILPF: Gertrude Bussey and Margaret Tims (1980) Pioneers for Peace. Women’s International League for Peace and Freedom 1915-1965, Oxford, Alden Press; y Catherine Foster (1989) Women for All Seasons: The Story of the Women's International League for Peace and Freedom, Athens, The University of Georgia Press.
[11]Jane Addams, Emily G. Balch & Alice Hamilton (1915) Women at The Hague. The International Congress of Women and Its Results (Introduction by Harriet Hyman Alonso). Urbana and Chicago, University of Illinois Press, 2003;.
[12] El comunicado oficial de las delegadas, tras sus visitas, “Manifesto issued by Envoys of the International Congress of Women at The Hague to Governments of Europe and the President of the Unites States”, puede leerse en Bussey and Tims, Op. Cit., pp .22-24
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