Las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en el mercado laboral.
Actualmente, el 67% de las mujeres tiene un empleo, mientras que el empleo de
los hombres es del 79%. En otras palabras, existe una brecha laboral de género
del 12%.
Incluso si más mujeres participan
en el mercado laboral, la carga de las responsabilidades privadas y de
cuidado, el trabajo no remunerado, aún recae en gran medida sobre sus espaldas.
El aumento de las horas de trabajo de las mujeres no conduce automáticamente a
una distribución más equilibrada del trabajo doméstico y de cuidados entre
mujeres y hombres. En general, las mujeres trabajan más cuando combinan la
cantidad de tiempo dedicado al trabajo no remunerado (tareas domésticas,
incluido el cuidado), actividades personales y tiempo libre.
Las mujeres están cada vez
mejor cualificadas: más mujeres que hombres se gradúan en universidades
europeas. Sin embargo, muchas mujeres no se sienten tan libres en la elección
de trabajos o no obtienen las mismas oportunidades laborales que los hombres.
Esto a menudo se debe a sus responsabilidades como padres o como cuidador de
parientes familiares. Por la misma razón, las mujeres tienen más
probabilidades que los hombres de trabajar a tiempo parcial.
El trabajo es la mejor forma de
empoderar económicamente a las mujeres. Por tanto, es necesario aumentar la
participación de la mujer en el mercado laboral.
Impacto económico de la brecha de género en el empleo
La pérdida económica debido a la brecha de género en el
empleo asciende a 370 000 millones de euros al año. Actuar es un imperativo
tanto social como económico. Mejorar la igualdad de género podría conducir a un
aumento del PIB de hasta 3,15 billones de euros para 2050.
Brecha salarial de género
Las mujeres también ganan menos
que los hombres por hora. La brecha salarial de género en la UE es del 16% y
apenas ha cambiado en la última década. Sus razones radican en los diferentes
patrones laborales de las mujeres, incluido el hecho de que las mujeres
interrumpen con mayor frecuencia sus carreras o cambian su patrón laboral para
cuidar de un hijo u otros familiares. Otra razón es que las mujeres en toda la
UE a menudo trabajan en sectores mal remunerados y sus salarios también se reducen
debido a su empleo a tiempo parcial. A algunas mujeres incluso se les paga
menos que a los hombres por el mismo trabajo.
Equilibrio
trabajo-vida
Para que tanto hombres como
mujeres se involucren por igual en el mercado laboral, las responsabilidades de
cuidados deben compartirse por igual. Este es el núcleo de la Directiva de la
UE sobre el equilibrio entre la vida laboral y personal de los padres y
cuidadores que trabajan.
Las estadísticas muestran que los hombres preferirían trabajar menos
horas durante la fase de crianza. Estos hallazgos también sugieren un
potencial de cambio: las aspiraciones de los hombres podrían satisfacerse
ofreciendo a las familias mejores y más equitativos acuerdos de equilibrio
entre el trabajo y la vida. Estos arreglos incluyen medidas tales como el permiso de paternidad remunerada y
períodos reservados de licencia parental adecuadamente remunerados para los
padres (“meses de papá”). Los hombres con responsabilidades de cuidados
también tienen derecho a solicitar horarios de trabajo flexibles, como la
reducción de horas de trabajo, horarios flexibles y teletrabajo.
Responsabilidades de cuidado
Aunque cada vez son más las
mujeres empleadas y aumentan su jornada laboral, siguen asumiendo la mayor
parte del trabajo doméstico y de cuidados privados. Las responsabilidades del
cuidado aún recaen principalmente en las mujeres, pero deben compartirse más
equitativamente con los hombres. Esto concierne tanto a los niños como a otros
miembros de la familia que necesitan cuidados. Estas necesidades de atención
pueden requerir más o menos tiempo y pueden ser temporales o permanentes.
Los acuerdos laborales deben
permitir una mejor conciliación entre el trabajo y la vida privada. Además, la
disponibilidad de una infraestructura de atención asequible y de alta calidad
también es fundamental para facilitar la participación de las mujeres en el
trabajo remunerado. Un acceso más amplio a servicios de atención de alta
calidad (por ejemplo, cuidado de niños y cuidados a largo plazo) debería
garantizar más oportunidades para que las mujeres ingresen o permanezcan en el
empleo. También reduce el riesgo de pobreza y exclusión social entre las
mujeres mayores, los niños y los grupos vulnerables.
Segregación de género en el mercado laboral
La concentración desigual de mujeres y hombres en diferentes
sectores del mercado laboral es un problema persistente en la UE. 3 de cada 10 mujeres trabajan en educación,
salud y trabajo social (8% de los hombres), que son sectores tradicionalmente
mal remunerados. Por otro lado, casi
un tercio de los hombres está empleado en ciencia, tecnología, ingeniería y
matemáticas (7% de las mujeres), que son sectores mejor remunerados.
Encuentre más estadísticas sobre la segregación de género.
Equilibrio de género
en la toma de decisiones
Las mujeres empleadas apenas llegan a la cima: están sub-representadas
en puestos de toma de decisiones políticas y económicas. Por ejemplo, las mujeres representaban el 6,7% de los presidentes de
las juntas y el 6,5% de los directores ejecutivos en octubre de 2018.
Estereotipos
Los estereotipos de género en
todas las esferas de la vida influyen mucho en las elecciones de trabajo que
hacen las personas y en cómo pueden combinarlo con la vida privada. Están en la
raíz de la segregación ocupacional, sectorial, temporal y jerárquica entre
mujeres y hombres.
Los estereotipos de género
relacionados con la división de las responsabilidades del cuidado suelen
resultar perjudiciales para las mujeres y sus trayectorias profesionales. Las mujeres
optan por el trabajo a tiempo parcial con mayor frecuencia, lo que tiene
consecuencias para sus ingresos de por vida, incluida la pensión, y repercute
en sus posibilidades profesionales. Asimismo, las normas estereotipadas de
masculinidad impiden que los hombres participen plenamente en la paternidad y
en la prestación de cuidados en un sentido más amplio.
Necesitamos construir una Europa
del futuro en la que las niñas y los niños puedan elegir libremente su
educación y profesión.
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