Mujeres feministas de diferentes lugares del mundo, ante el 25 de noviembre de 2018, Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres:
DENUNCIAMOS
Que el sistema patriarcal ha creado un conjunto de mecanismos económicos, políticos y culturales que promueven la desigualdad entre hombres y mujeres y hacen posible la explotación sexual y reproductiva.
Que la violencia ejercida en la prostitución por hombres de todo el mundo y aprendida en la pornografía devalúa la imagen de las mujeres, normaliza la violencia sexual masculina y favorece la desigualdad entre hombres y mujeres.
Que en las últimas décadas, el capitalismo neoliberal ha mercantilizado todos los ámbitos de la actividad humana, incluidas la sexualidad y la reproducción. Y así ha reducido a millones de mujeres y niñas, muchas de ellas en situación de pobreza extrema, a la condición de mercancías para la explotación sexual y reproductiva.
Que el discurso del capitalismo neoliberal sobre la libertad individual y el consentimiento es el fundamento ideológico que legitima la explotación de niñas y mujeres en la pornografía, la prostitución y los vientres de alquiler.
Que el lobby pro-prostitución integrado por puteros y proxenetas, instalados algunos de ellos en cualificados ámbitos de poder, presiona para que la pornografía, la prostitución y los vientres de alquiler sean legalizados y considerados actividades libres, ocultando de esa forma la criminalidad, la violencia, la trata y la esclavitud que están en el origen esos negocios.
EXIGIMOS
- Que los organismos internacionales competentes ADOPTEN una Convención Universal sobre PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE MUJERES y NIÑAS CONTRA TODAS LAS FORMAS DE VIOLENCIA PATRIARCAL.
- Que esa Convención Universal defina todas las formas de violencia como prácticas incompatibles con los derechos humanos de las mujeres, incluidas la prostitución y los vientres de alquiler.
- Que los Estados adopten en su legislación interna normas que penalicen todas las formas de proxenetismo y establezcan mecanismos de incautación de los beneficios obtenidos de la explotación sexual de mujeres y menores con reversión directa a favor de las supervivientes.
- Que los Estados promuevan normativas que sancionen la demanda de prostitución, pues los puteros son responsables directos de esta forma extrema de violencia hacia las mujeres.
- Que los Estados eliminen cualquier legislación o normativa que penalice o sancione a las mujeres en situación de prostitución, así como cualquier antecedente penal o administrativo que pudiera devenir de normativas anteriores.
- Que los Estados garanticen a las mujeres en situación de prostitución los mecanismos y recursos suficientes para salir de esta forma extrema de explotación y violencia.
- Que los Estados adopten una normativa que impida cualquier forma de explotación reproductiva de las mujeres, blindando sus ordenamientos jurídicos para impedir que bajo ninguna normativa, se pueda normalizar o validar los contratos de vientres de alquiler.
La prostitución, la pornografía y los vientres de alquiler son formas brutales de abuso sexual y violencia que se ejerce contra mujeres y niñas; por ello las mujeres feministas unimos nuestras voces para denunciar la impunidad de los agresores y la falta de compromiso de los Gobiernos para abolir estas prácticas que reproducen la desigualdad y la violencia.
7 de septiembre de 2018
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