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miércoles, 18 de julio de 2018

El poder de ser sujetas en la vida y en la historia 9/14


Cuando desde el feminismo se aspira al poder, no se trata del poder de dominio, sino, precisamente, del conjunto de poderes vitales que elimina el dominio de género en cualquier combinación y manifestación específicas: sexual, clasista, etaria, generacional, étnica o nacional, ideológica, religiosa o derivada de otra condición vital asimilada a cualquier particularidad, a cualquier diferencia que se utilice políticamente para legitimar la opresión.
La eliminación del dominio se produce al desarticular las causas y los mecanismos que conforman a las mujeres como entes dominadas, como seres-en-cautiverio: el orden supremacista, la expropiación, la explotación, la inferiorización y la desigualdad, la violencia, la sujeción y el sometimiento, la dependencia, la discriminación y la marginación, la invalidez vital y la insuficiencia para la autonomía.
Al tener poderes vitales que nos permiten el acceso a bienes, espacios, recursos, actividades y condiciones de vida, las mujeres dejamos de estar cautivas y nos convertimos en sujetas de nuestra propia vida, en seres-para-sí y en sujetas sociales, económicas, jurídicas, políticas y de cultura.

Ese conjunto de dimensiones de la transformación de las mujeres se sintetiza a nivel macrosocial: hoy aspiramos a nivel mundial a la transformación colectiva de las mujeres en sujetas de la historia.
Desde la perspectiva política que considera como principio rector de la democracia la constitución de las personas, grupos y categorías en sujetos sociales, para las mujeres convertirnos en sujetas es dejar de estar sujetas, sujetadas.


Texto de Marcela Lagarde y de los Ríos

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