No, no voy a hablar de las cremas de las que se han valido
los suyos para echar a Cristina Cifuentes. Voy a hablar sobre el teléfono móvil que sustrajeron los de la manada
a la joven después de pasarlo todos como amiguetes, según la opinión de uno de
los jueces. Unos amigos que, juntos todos, de buen rollo, siguieron quemando la
noche por las calles de Pamplona. ¿O no fue así? Tristemente no fue asi, sinó que la dejaron tirada y
semidesnuda y con riesgo de dejarla embarazada.
¡No me casa! El asunto sobrepasa el machismo normal. Toda la
vida hemos visto en las películas como el cortar la línea telefónica era uno de
los escalones para llevarnos al terror. Se trataba de dejar a la víctima
aislada y a merced del agresor. Pero no, en este caso se trataba de colegís que
se dan un gusto mutuo ¿O no me he enterado bien?
El hurto del móvil que parece no significar nada, justamente cierra
el acto de dominio, la expresión de poder de unos malnacidos que se han estado usando
a una joven 10 años menor que ellos aprovechando que había bebido.
El asunto es tan
demencial que no podemos entender la desprotección de la justicia a casi una
niña, tomada como botín por unos marichulos para su disfrute.
Lo terrible del caso es que la respuesta de todas las jóvenes
que ayer salieron a la calle pone de manifiesto que saben de que va el tema,
que esos actos de violencia no les son tan lejanos, que conocen a mujeres que
se han visto en situaciones de esas características y que están hartas y han decidido
decir Basta Ya incluso a la patriarcal
justicia que padecemos .
Era muy claro el eslogan que se cantaba: ! Sola , borracha.... quiero llegara a casa ! esto es : yo te respeto , tu debes respetarme igual. Lo demás pasó a la historia.
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