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viernes, 29 de septiembre de 2017

Aculturación feminista, por Marcela Lagarde 2/4


Claves feministas
El feminismo surgió en Occidente y se ha ampliado a todo el mundo. Sus claves políticas son la democracia, el saber y la igualdad tanto como la autonomía y la diversidad. Por ello, acceder al feminismo contiene la posibilidad de afinidad con el pensamiento occidental y con otras tradiciones culturales que reivindican el principio de equivalencia humana. En la alternativa que busca eliminar la geografía excluyente por una que incluya todas las tierras y culturas, las feministas han contribuido a que sea éticamente positiva la visión incluyente, igualitaria y respetuosa de la diversidad en todo el mundo, aun en Occidente.
La filosofía política feminista contribuye a la democracia porque desmonta privilegios, purezas, supremacías y el derecho a la dominación, que han sido claves de política la cultura occidental y de otras culturas. El paradigma feminista reivindica hechos del mundo real para convertirlos en derechos universales: la diversidad, la pluralidad y la posibilidad de convivencia entre seres de tiempos, espacios y tradiciones diferentes. El tejido que une la diversidad es el reconocimiento de las semejanzas y la aceptación de las diferencias en pos de convivir y reconocer la equivalencia humana, el derecho a tener derechos específicos, a la equidad y la igualdad de oportunidades para el desarrollo.

Aculturación feminista e identidad
La conciencia feminista reverbera e incide en la memoria a través del viaje histórico de rediseño genealógico y la necesidad de hacer historia de filiación femenina al establecer nexos y conexiones entre las mujeres, sus movimientos y sus logros al valorar el pequeño gesto, el cambio imperceptible pero fundamental. En ese sentido, el feminismo valora a las mujeres y a lo femenino (aun al reconocer sus enajenaciones y al intentar cambios en las mujeres y en lo femenino) y valora lo feminista.
De ahí que los procesos de aculturación feminista que conducen a construir nuestra memoria exigen desmontar la misoginia en la cultura y la subjetividad de cada mujer, para valorar a las mujeres y a lo femenino. Sólo entonces es posible sentir cercanas a mujeres distantes en el tiempo o en el espacio y a su historia como mi historia. Concluir yo soy una mujer y considerar como lo hace María Milagros Rivera, "la historia de las mujeres es la historia" (op. cit.).
El placer está presente en la aculturación feminista. La búsqueda tópica de sentido es la gran experiencia de goce erótico, intelectual y afectivo de mujeres sabias, concienzudas intelectuales (aun aquellas que se definen como manuales) cuya habilidad ha sido develarse y mirar desde otro sitio y en un tiempo comprimido de siglos.
En tanto cultura política, el feminismo reúne infinidad de experiencias político existenciales de mujeres en resistencia, en rebeldía, subversivas o transgresoras (Lagarde, 1998). La mayoría de ellas no ha sido intelectual, no ha sido ilustrada ni siquiera letrada o alfabeta. Por eso, el sentido de su experiencia adquiere trascendencia política cuando se la ilumina desde la perspectiva feminista.
La cultura feminista ha sido creada y vivida por millones de mujeres de carne y hueso de otras generaciones y contemporáneas, aisladas unas, cautivas otras, emancipadas y libertarías otras más. La mayoría no tuvo conocimiento unas de otras o no se reconoció en las otras, y muchísimas no han tenido conciencia identitaria feminista. Desconocemos sus recorridos de vida porque los recursos de la memoria no las registraron, pero las adivinamos porque sabemos que cada lucha, convocatoria o movimiento se sostiene en decenas de miles, sumergidas e invisibles, que viven hasta en sin palabras lo que otras significan. Pero todas son mujeres que al vivir han abierto brechas, cambiado normas y subvertido su mundo inmediato. Con sus acciones cotidianas o excepcionales, trastocan el mundo de la mayoría.

Transmisión y prejuicios
Cada día, las mujeres enfrentamos la problemática de transmitir la experiencia cultural feminista en un mundo hegemónicamente androcéntrico y antifeminista. La formación cultural de la mayoría de las mujeres está basada en la cultura dominante que privilegia las acciones y los hechos masculinos y legitima el patriarcado, que es sesgada e inequitativa al omitir hechos y aportes a la vida social y a la cultura que realizan las mujeres. La formación escolar y universitaria está estructurada en tomo a una visión de la historia y de la ciencia que repite esta concepción genérica mutilante.
La mayoría de las mujeres aprende primero antifeminismo dogmático y desarrolla prejuicios, rechazo, hostilidad y temor ante el feminismo. Por eso, es común que algunas desvaloricen a otras y a lo femenino, o que consideren folclóricas las luchas por la emancipación o propias de otras generaciones. Hay quienes se asumen avanzadas y creen que nunca han sido discriminadas y por ello los afanes feministas no son parte de su universo. El feminismo es rechazado como parte de una cultura particular con afanes hegemonistas o como práctica neocolonial o neoliberal; es dejado atrás también como gran relato y utopía finiquitados en el horizonte posmoderno.
Qué paradoja. El feminismo permite enfrentar el sexismo machista, misógino, homófobo y lesbófobo de la modernidad patriarcal. Sin embargo, ahí están el prejuicio, el pensamiento dual, la lógica formal que antagonizan. Es la hegemonía de la cultura patriarcal a través de filosofías, cosmologías, mitologías e ideologías arcaicas y contemporáneas, sus rituales y su parafernalia. Esta cosmovisión patriarcal está instalada en la cultura y en la subjetividad de cada mujer en grados variados. Sin embargo, las mujeres, objeto de misoginia, no enfrentamos nuestra subjetividad misógina o inventamos cauces excluyentes entre nosotras. La sororidad y el affidamento son planteados como excluyentes, en lugar de concebirlos como una de las dimensiones más radicales del feminismo: la que plantea la equivalencia real entre las mujeres, la valoración y el reconocimiento de la autoridad de cada una. Las resistencias en la aculturación feminista Incluso entre mujeres que se asumen feministas hay resistencias de diversa índole:
  Resistencias antiintelectuales. Se expresa como un desplante de ignorancia de género que reivindica lo empírico y lo pragmático frente al estudio, el análisis, la reflexión y el pensamiento crítico. Con ello, aun sin saberlo, quienes se esfuerzan por ser feministas, niegan el saber, la cientificidad, la historicidad y sus conocimientos no dogmáticos imprescindibles, pilares de la cultura feminista. Reivindican, en cambio, otros saberes producto de la observación, la práctica, el empirismo, y reconocen como opuestos y alternativos a saberes tradicionales y esotéricos -dotándolos de mayor valor- y consideran al sentido común como buen sentido. Llega incluso a valorarse en oposición al feminismo la ignorancia convertida en virtud femenina.
La condición ilustrada del feminismo es tan importante que sin ella no sería posible pensar el mundo ya no sólo en femenino, sino en feminista. Tampoco se habría dado la fenomenal confrontación crítica ilustrada con las ideas, las normas, las leyes y la política patriarcales, deconstruidas por las feministas con códigos y lenguajes letrados científicos y filosóficos, y sólo entonces políticos. No habría sido posible guardar y conservar el saber y la historia de las mujeres y menos las historias de la emancipación femenina. La construcción del paradigma teórico-político y ético del feminismo es impensable sin la condición ilustrada de las feministas y de sus obras, sus propuestas, sus agendas políticas, sus leyes. Sin el pensamiento, la sensibilidad y el imaginario moderno no existiría la veta fundamental del feminismo que es la concepción de libertad que sustenta la aculturación feminista.
  Resistencias antipolíticas. Su expresión es la reafirmación de género de apoliticidad que apela a una moral femenina virtuosa no contaminada con la política. Abarca a quienes desconfían y recelan de la política por ser ámbito de recreación de dominio, quienes asumen la política como masculina y de los hombres, ajena a las mujeres, hasta quienes la llaman participación social y la consideran mejor que la participación política. La incursión política de las feministas es compleja y se mueve, en efecto, en una dimensión no sólo patriarcal sino masculina. En ocasiones es idealizada por ser política de mujeres, se la supone mejor, éticamente positiva y no peligrosa. Sin embargo, sujetas a jerarquías y poderes idealmente disminuidos y prácticamente reforzados, los enfrentamientos políticos en que se ven envueltas las feministas siguen los cánones de exclusión, rivalidad, y exclusivismo.
Al superarse los conflictos políticos de jerarquía, control, obediencia y otros más, es posible que la política implique la alianza, la suma, la colaboración. A pesar de lograrlo, el mundo y la participación de las feministas en otros espacios produce jerarquías y superioridades entre ellas. Hacer política requiere de las feministas realizar permanentes traducciones, acciones positivas, compensaciones y ajustes entre ellas; establecer mecanismos de confluencia y disidencia, para reconocerse, otorgarse autoridad; y asociarse y aliarse para lograr avances de género y porque reconocen un interés cultural común: contribuir en el desarrollo, el fortalecimiento y la preservación de la cultura feminista.

https://docs.google.com/document/d/1WZB_R3Y29EohT_xCfcRQisMx_XvqJgoAlrCgG7r7GKQ/edit

jueves, 28 de septiembre de 2017

Aculturación feminista, por Marcela Lagarde 1/4


La aculturación feminista es una reflexión antropológica sobre una de las entretelas más importantes de nuestro tiempo: la transmisión de las concepciones, los valores, los conocimientos, las prácticas y la experiencia de las feministas en condiciones de hegemonismo patriarcal.
El intercambio cultural feminista concita la imaginación y está marcado por la pasión del descubrimiento, la invención y la sintonía. Es, a la vez, conflictivo ya que las mujeres participan en minoría, ilegitimadas y desautorizadas en la creación de un paradigma histórico deconstructivo a la vez que alternativo.
La aculturación feminista parte desde las vivencias individuales y colectivas de las mujeres y los hombres comprometidos en ese sentido, y conduce a la construcción de un orden simbólico. Implica fenómenos tan complejos como la resignificación subjetiva personal -intelectual y afectiva- y su implantación en la experiencia vivida, la elaboración teórico-política de la experiencia, la generación de conocimientos, la construcción de representaciones simbólicas, códigos y lenguajes propios, así como los mecanismos pedagógicos, de difusión y comunicación para transmitir descubrimientos y elaboraciones.
La aculturación feminista conlleva la expresión pública de la disidencia y la enunciación afirmativa de las alternativas, la discusión de los supuestos patriarcales filosófico-políticos y prácticos explícitos en la vida diaria y en la confrontación ideológico-política. Su sentido se concreta en acuerdos y pactos para establecer normas de equidad, derechos, políticas públicas y privadas, acceder a recursos y oportunidades, transformar valores, mentalidades y modos de vivir desde la perspectiva feminista de género.
Desde luego, la aculturación feminista dimensiona a cada mujer y a los movimientos, acciones y organizaciones de mujeres y feministas. Y, aunque no lo deseen, las feministas son convertidas en referencias estereotipadas. Con esos ropajes son descifradas sus acciones y omisiones Es evidente que las feministas buscan la creación de sentido, del encuentro y la interlocución. Al hacerlo, producen ligas y relaciones entre las cuales destacan las siguientes:
  El proceso personal de cada mujer, interno y subjetivo en la formación conciencial feminista identitaria y cotidiana.
  La transmisión de los discursos y las alternativas feministas por las mujeres y sus organizaciones hacia la sociedad y sus instituciones, incluyendo otros movimientos, la sociedad civil y la sociedad política, es decir, el Estado, los organismos internacionales, los medios de comunicación. La transmisión personal y mediada de los discursos y las alternativas feministas entre las mujeres: entre sus organizaciones y movimientos específicos.
  La comunicación interactiva entre las feministas en los espacios -cotidianos o excepcionales- mixtos, femeninos y feministas.
  La transmisión de las feministas a los hombres afines o interlocutores.
  La transmisión entre hombres de los discursos y las alternativas feministas.
  La transmisión de la cultura feminista Para la antropología, los procesos culturales no son progresivos ni lineales, suceden con rupturas y avances, son discontinuos, generan intermitencia ¿Cómo se transmiten las concepciones, las experiencias, los conocimientos, las teorías, entre las feministas? ¿Cómo se enseñan unas a otras las maneras, los mecanismos para concretar las alternativas? ¿Qué obstaculiza o favorece las confluencias entre las feministas y entre ellas y sus interlocutores? Son sólo algunas reflexiones sobre la aculturación feminista. Veamos.
Si el feminismo es una cultura y no sólo un movimiento, es un conjunto de procesos históricos enmarcados en la modernidad, abarca varios siglos y se ha desplegado en diversos ámbitos y geografías. Ha sido vivido, defendido y desarrollado por mujeres diversas en cuanto a sus circunstancias y culturas propias. Sus particularidades han sido franqueadas. Algunas han enfrentado mundos conservadores y otras han vivido en sociedades favorables al adelanto de las mujeres. Unas han sido aisladas o perseguidas y otras han experimentado éxito y acogida a sus propuestas.
Mujeres hablantes de decenas de idiomas han dicho, sentido, comprendido y vivido el feminismo y lo han leído en un puñado de idiomas hegemónicos. La diversidad histórico-cultural de las mujeres feministas y de sus feminismos permite comprender la complejidad de su apropiación individual y colectiva.
El feminismo es la creación interactiva, intersubjetiva y dialógica de mujeres excluidas -por principio- del pacto moderno entre los hombres. Mujeres que, debido a las formas patriarcales de organización social, han sido colocadas en la premodernidad y exigidas de una modernidad sólo accesible a jirones para unas cuantas. Por ello, en su asunción utópica de la modernidad, el feminismo es una crítica a su andamiaje androcéntrico y patriarcal, a través de la acción, la experiencia y la subjetividad de las mujeres. Es asimismo la alternativa práctica de vida igualitaria y equitativa de mujeres y hombres.

Implicaciones subjetivas
Asumir el feminismo como pensamiento crítico y acción alternativa, significa para cada mujer comprometerse en varios procesos:
  La propia experiencia, base imprescindible que sustenta la subjetividad feminista (Lagarde, 1998). A partir de ella se produce asombro, no aceptación y rechazo de hechos injustos o dañinos, y se recurre al movimiento para enfrentarlos a la vez que se ponderan derechos, recursos, poderes y experiencias positivas y se busca preservación.
  La participación social que permite el desarrollo de la conciencia al compartir experiencias con otras mujeres y aprender que es posible intervenir en el sentido de las cosas con acciones prácticas concretas.
  La formación en el pensamiento y la política modernos -y por ende ilustrados y el asombro asintónico frente a ese pensamiento y esa política por su androcentrismo.
  La formación en el pensamiento feminista, el aprendizaje y la internalización del sentido de la vida y la ética feministas, y, en lo posible, de los conocimientos, entendimientos y saberes generados en la experiencia feminista.
El feminismo no se reduce a una ruptura epistemológica frente al pensamiento moderno del que surge y se retroalimenta. Implica cambios culturales, normativos, simbólicos y lógico-políticos. Uno de sus presupuestos indispensables es la superación por cada mujer del orden lógico binario que antagoniza y opone polos de un orden dual. Sólo así es posible el desarrollo del pensamiento complejo y dialéctico para aprehender la complejidad genérica.
Como percepción crítica de la cultura, el feminismo confronta a las mujeres con su cultura tradicional, sus valores, creencias y anhelos, y con sus formas de sentir, descifrar e interpretar la vida y el mundo. Conduce a cada una a la crítica develadora e iluminadora de su mundo y de su autoidentidad: su manera de ser mujer y su estilo o modo de vida, y el conjunto de sus relaciones, funciones, actividades y poderes de género. En esta dimensión, la aculturación feminista conlleva al descubrimiento de lo enajenante de lo propio, del grado de opresión de género en que cada mujer ha vivido y también a la valoración positiva de sus avances genéricos.
Por eso, vivencias personales feministas, conducen a la conciencia de no sintonizar con sustratos del mundo y de una misma. C ada mujer enfrenta disyuntivas si no cambia, reproduce el orden con el que no sintoniza. La asintonía puede ser dolorosa, exige de cada mujer aprender a ser diferente; en rebeldía, produce orgullo y es argamasa política en los cambios de las mujeres y en su identificación transgresora.
El autoconocimiento reflexivo generado por la aculturación feminista crea desconcierto y colorea crisis identitarias. La experiencia subjetiva estalla internamente con los seres importantes de la vida; se produce un extrañamiento y luego una resignificación simbólica. Toca a cada mujer en territorios de la propia biografía. Ahí el extrañamiento precede a la autoconciencia y a la aceptación resignificada de lo conocido, sentido y hecho cuerpo y subjetividad: mi cuerpo, mis afectos, mis deseos y mis espacios, mis acciones, los sucesos y aconteceres en el camino de mi vida. Todo es tocado.
Porque el feminismo es en primera persona y construye (reconstruye, restaura, inaugura) la primera persona en un mundo que prohibe a las mujeres el yo misma. En él, el yo femenino es tabú y condición para el yo-contigo patriarcal, o mejor dicho el contigo-yo. Es una dimensión subsidiaria, satelital del yo que, en las mujeres modernas coexiste con una dimensión del yo afirmada, autónoma, centrada y empoderada. Esa convivencia antagónica en la misma mujer produce la escisión vital1 la partición en movimiento. Y ese movimiento permite la conexión con la alternativa feminista.
La metamorfosis cultural conduce a la construcción difícil pero gozosa y placentera de la centralidad del yo de cada mujer en su propia vida. En la experiencia vivida por las feministas sobresalen algunos hitos y se atenúan otros. Pero siempre es una marca de la aculturación feminista.
Cuando las feministas colocan esos hitos como contraseña en su comunicación, en sus encuentros y en la transmisión de la cosmovisión feminista, y reconocen su diversidad, logran mayores puntos de conexión e identificación.

El viaje feminista
La magnitud del viaje feminista es inimaginable para quienes no ven al feminismo una cultura.
2 Por eso ha sido una constante desde hace siglos la búsqueda histórica feminista sobre la historia para abatir su sentido y contenido androcéntrico y, significativamente sobre la historia de las mujeres, de lo femenino y del feminismo.
Hoy hacemos la historia y la genealogía feministas e incluimos a quienes no se pensaron feministas Sor Juana, conciencia temprana de percibir y nombrar formas específicas de exclusión y subordinación de las mujeres, y reindivicadora del valor específico de las mujeres y lo femenino, y de la completud femenina en la radicalidad de la diferencia.
3 Millones de mujeres buscan día a día afirmarse, tener razón, ser legítimas, acceder a la justicia personal de género y, al hacerlo, dan valor a lo femenino y a cada una como mujer. Su enunciado no contiene afirmaciones de género porque su horizonte es sólo personal. Otras, dan valor, afirmación y derechos a otras mujeres en quienes ven carencia, discriminación, violencia. Algunas más, actúan para que cada mujer se afirme y valore, acceda a espacios y recursos, y despliegue poderes para la vida Asumen que es posible lograr contrapunto entre cada una y las otras, entre las mujeres y su género.
Las manifestaciones de conciencia de género no sólo se corresponden con feministas cuya situación vital les permite afinidad filosófica. En cada mujer se encuentran procesos definidos por una de las perspectivas o por la combinación de varias, por eso es posible la sintonía con signos de otros tiempos y lugares, por la afinidad y la empatía aun con mujeres desconocidas.

Impureza occidental
En un mundo cuya geografía política es producto de encuentros, desencuentros, guerras y hegemonías, el feminismo tiene marca de origen y de identidad occidental. Para quienes tienen filiación positiva occidental, el feminismo es propio por autoctonía, sus códigos suenan a notas conocidas y es parte de la historia. Para mujeres que no son occidentales y han vivido colonización, imperialización o globalización, la relación feminismo-occidente requiere su propia orfebrería.
Hay quienes objetan la marca occidental del feminismo, como si fuera una más de las políticas de dominación. Y hay mujeres para quienes es aceptable como piso cultural de género común a mujeres occidentales y no occidentales (mujeres del norte y del sur, indígenas, morenas, negras, amarillas, blancas). Sin embargo, las ideologías antioccidentales están en boga en Occidente y la descalificación encuentra suelo fértil. Sucede también que se asocia el feminismo con la clase y se considera que proviene de mujeres que no sufren opresión sino que manipulan a otras mujeres y las orillan a traicionar su mundo, su cultura y sus seres entrañables No se sabe que el feminismo no es patrimonio de mujeres de una clase, sino de mujeres ilustradas, las cuales, en sociedades con movilidad social provienen de diversas clases y grupos sociales. Por eso, los procesos de aculturación feminista avanzan en los lugares más disímiles -no sólo en Occidente- y entre mujeres diversas: de clase media, campesinas, empleadas, trabajadoras, amas de casa, políticas, burócratas, artistas, estudiantas. Ellas entran en contacto con la cultura feminista en procesos de participación social y política, de educación y formación Así, llegan a la fuente feminista mujeres en capacitación técnica, en organización gremial o productiva, mujeres en procesos de concientización para la salud o electoral y, desde luego, a través de la formación específica de género.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

MI CUERPO NO SE JUZGA – MI DECISIÓN NO SE REPRIME - ¡VIVAS NOS QUEREMOS!



MOVIMIENTO FEMINISTA DE MADRID – SEPTIEMBRE 2017
El movimiento feminista de Madrid nos sumamos al grito global por el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Y manifestamos nuestra solidaridad  con las mujeres del mundo en la lucha por la despenalización del aborto, con las mujeres sometidas a una justicia patriarcal que las persigue, juzga y encarcela por defender el derecho de las mujeres a decidir, una justicia que criminaliza la protesta feminista.

SABIAS QUE EN EL ESTADO ESPAÑOL:
por ejercer la libertad de expresión y llevar un coño en procesión te denuncian y te pueden juzgar y condenar.
Que si eres migrante y no tienes papeles puede que tengas mayores dificultades para que te atiendan en un centro de salud.
Que si tienes 16 y 17 años no puedes abortar sin el permiso de tus padres o tutores legales.
Que algunas farmacias hacen objeción de conciencia para no vender la píldora postcoital.
Que cuando ya has decidido abortar y vas a un hospital o clínica te mandan a tu casa, con un sobre, y te dan tres días para que te lo vuelvas a pensar.
Que si tienes un problema y quieres ir a un centro en fin de semana, no hay ningún centro específico para jóvenes abierto.
Que en la sanidad pública, en Madrid, solo han podido abortar, en 2015, el 1% de las mujeres.
Que ni en la escuela ni en el instituto vas a recibir educación sexual.
Que con dinero público se financian centros educativos que segregan a chicas y chicos por sexo.

POR ESO EL MOVIMIENTO FEMINISTA EXIGIMOS:
Que no se criminalice el coño en procesión.
Fuera el aborto del Código Penal.
Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres migrantes y solicitantes de asilo sin discriminación de ningún tipo.
Que se respete la autonomía de las mujeres de 16 y 17 años a decidir.
Que se regule la objeción de conciencia de las y los profesionales.
Que se respete la decisión de las mujeres, su autonomía y libertad para tomar sus propias decisiones.
Serviciosde atención a la salud sexual   y reproductiva  a jóvenes y adolescentes  abiertos y accesibles las 24 horas  los fines de semana.
La normalización del aborto en la red sanitaria pública.
Educación afectivo-sexual  libre de estereotipos sexistas y LGTBIFOBIA  en todos los ciclos formativos.
Derogar la Ley Wert  que impulsa y privilegia la religión dentro de la escuela excluyendo de las aulas la educación sexual.

Gozando de nuestra sexualidad: ¡Aborto libre y gratuito!
MI CUERPO NO SE JUZGA – MI DECISIÓN NO SE REPRIME - ¡VIVAS NOS QUEREMOS!


JUEVES 28 DE SEPTIEMBRE A LAS 19H

GLORITEA DE SAN BERNARDO-MININISTERIO DE JUSTICIA
MI CUERPO NO SE JUZGA, MI DECISIÓN NO SE REPRIME

NI MUERTAS NI PRESAS

VIVAS Y LIBRES NOS QUEREMOS


martes, 26 de septiembre de 2017

ACCIÓN GLOBAL POR LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO




El próximo 28 de septiembre se celebra el día de ACCIÓN GLOBAL POR LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO.


En solidaridad con las mujeres que viven en países donde el aborto está totalmente penado y compañeras que aún hoy mantienen luchas por derechos básicos y fundamentales en la interrupción voluntaria del embarazo, celebramos esta charla informativa con compañeras activistas que lideran o han liderado estas luchas. 

Para ello contaremos con Hortensia Hernández, creadora del blog Heroínas.net. Licenciada en Ciencias Químicas y Master en género e igualdad. Su trabajo comenzó en Amnistía Internacional y el derecho al aborto en Nicaragua y ha continuado implicada en las luchas de las mujeres por el derecho al aborto en Chile y Ecuador, en este último especialmente implicada con las mujeres indígenas.

La situación de El Salvador, junto con otros cuatro países del mundo que mantienen prohibido la interrupción del embarazo por cualquiera de sus causas, es especialmente sangrante, pues muchas mujeres permanecen encarceladas con penas de hasta 40 años de prisión. Para ello contaremos con Margarita Morales, activista residente en España y gran conocedora de las luchas feministas salvadoreñas.

España no se libró. La ley por el aborto que tenemos en la actualidad ha sido fruto de grandes luchas del pasado, sin embargo, no podemos obviar la constante amenaza que sufre, obligándonos a salir a las calles a defender los derechos que ya habíamos conseguido. Es importante de hablar de nuestro pasado, aquellas luchas fueron protagonizadas por mujeres de todas las ciudades de nuestro país, contar con su voz, su recuerdo, experiencia y perspectiva es fundamental. Para ello nos acompañará Marisa Relaño, vecina de Móstoles, miembro del colectivo Móstoles Feminista y trabajadora de este Ayuntamiento durante más de 30 años. Marisa fue protagonista de la apertura de la Escuela Pública de Salud de Móstoles, pionera en abordar temas de salud sexual y reproductiva.


Presenta y modera el acto Beatriz Mogrovejo Gil, concejala de Ganar Móstoles y responsable del Área de Feminismos del grupo municipal.


https://www.facebook.com/events/128317841150940/?acontext=%7B%22ref%22%3A%223%22%2C%22ref_newsfeed_story_type%22%3A%22regular%22%2C%22action_history%22%3A%22null%22%7D



lunes, 25 de septiembre de 2017

Recomendaciones concretas (nº19 de CEDAW) sobre La violencia contra la mujer


24. A la luz de las observaciones anteriores, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer recomienda que:
a) Los Estados Partes adopten medidas apropiadas y eficaces para combatir los actos públicos o privados de violencia por razones de sexo.
b) Los Estados Partes velen por que las leyes contra la violencia y los malos tratos en la familia, la violación, los ataques sexuales y otro tipo de violencia contra la mujer protejan de manera adecuada a todas las mujeres y respeten su integridad y su dignidad.  Debe proporcionarse a las víctimas protección y apoyo apropiados.  Es indispensable que se capacite a los funcionarios judiciales, los agentes del orden público y otros funcionarios públicos para que apliquen la Convención.
c) Los Estados Partes alienten la recopilación de estadísticas y la investigación de la amplitud, las causas y los efectos de la violencia y de la eficacia de las medidas para prevenir y responder a ella.
d) Se adopten medidas eficaces para garantizar que los medios de comunicación respeten a la mujer y promuevan el respeto de la mujer.
e) Los Estados Partes especifiquen en los informes que presenten, la índole y el alcance de las actitudes, costumbres y prácticas que perpetúan la violencia contra la mujer, y el tipo de violencia que engendran.  Se debe informar sobre las medidas que hayan tomado para superar la violencia y sobre los resultados obtenidos.
f) Se adopten medidas eficaces para superar estas actitudes y prácticas.  Los Estados deben introducir programas de educación y de información que ayuden a suprimir prejuicios que obstaculizan el logro de la igualdad de la mujer (Recomendación Nº 3, 1987).
g) Se adopten medidas preventivas y punitivas para acabar la trata de mujeres y la explotación sexual.
h) En sus informes, los Estados Partes describan la magnitud de todos estos problemas y las medidas, hasta disposiciones penales y medidas preventivas o de rehabilitación, que se hayan adoptado para proteger a las mujeres que se prostituyan o sean víctimas de trata y de otras formas de explotación sexual.  También deberá darse a conocer la eficacia de estas medidas.
i) Se prevean procedimientos eficaces de denuncia y reparación, la indemnización inclusive.
j) Los Estados Partes incluyan en sus informes datos sobre el hostigamiento sexual y sobre las medidas adoptadas para proteger a la mujer del hostigamiento sexual y de otras formas de violencia o coacción en el lugar de trabajo.
k) Los Estados Partes establezcan o apoyen servicios destinados a las víctimas de violencia en el hogar, violaciones, violencia sexual y otras formas de violencia contra la mujer, entre ellos refugios, el empleo de trabajadores sanitarios especialmente capacitados, rehabilitación y asesoramiento.
l) Los Estados Partes adopten medidas para poner fin a estas prácticas y tengan en cuenta las recomendaciones del Comité sobre la circuncisión femenina (Recomendación Nº 14) al informar sobre cuestiones relativas a la salud.
m) Los Estados Partes aseguren que se tomen medidas para impedir la coacción con respecto a la fecundidad y la reproducción, y para que las mujeres no se vean obligadas a buscar procedimientos médicos riesgosos, como abortos ilegales, por falta de servicios apropiados en materia de control de la natalidad.
n) Los Estados Partes den a conocer en sus informes la amplitud de estos problemas e indiquen las medidas que hayan adoptado y sus resultados.
o) Los Estados Partes garanticen que en las zonas rurales los servicios para víctimas de la violencia sean asequibles a las mujeres y que, de ser necesario, se presten servicios especiales a las comunidades aisladas.
p) Las medidas destinadas a proteger de la violencia incluyan las oportunidades de capacitación y empleo y la supervisión de las condiciones de trabajo de empleadas domésticas.
q) Los Estados Partes informen acerca de los riesgos para las mujeres de las zonas rurales, la amplitud y la índole de la violencia y los malos tratos a que se las somete y su necesidad de apoyo y otros servicios y la posibilidad de conseguirlos, y acerca de la eficacia de las medidas para superar la violencia.
r) Entre las medidas necesarias para resolver el problema de la violencia en la familia figuren las siguientes:
 i) sanciones penales en los casos necesarios y recursos civiles en caso de violencia en el hogar;
 ii) legislación que elimine la defensa del honor como justificación para atacar a las mujeres de la familia o darles muerte;
 iii) servicios, entre ellos, refugios, asesoramiento y programas de rehabilitación, para garantizar que las víctimas de violencia en la familia estén sanas y salvas;
 iv) programas de rehabilitación para los culpables de violencia en el hogar;
 v) servicios de apoyo para las familias en las que haya habido un caso de incesto o de abuso deshonesto.
s) Los Estados Partes informen acerca de la amplitud de la violencia en el hogar y el abuso deshonesto y sobre las medidas preventivas, punitivas y correctivas que hayan adoptado.
t) Los Estados Partes adopten todas las medidas jurídicas y de otra índole que sean necesarias para proteger eficazmente a las mujeres contra la violencia, entre ellas:
 i) medidas jurídicas eficaces, como sanciones penales, recursos civiles e indemnización para protegerlas contra todo tipo de violencia, hasta la violencia y los malos tratos en la familia, la violencia sexual y el hostigamiento en el lugar de trabajo;
 ii) medidas preventivas, entre ellas programas de información y educación para modificar las actitudes relativas al papel y la condición del hombre y de la mujer;
 iii) medidas de protección, entre ellas refugios, asesoramiento, rehabilitación y servicios de apoyo para las mujeres que son víctimas de violencia o que se encuentren en peligro de serlo.
u) Los Estados Partes informen sobre todas las formas de violencia contra la mujer e incluyan todos los datos de que dispongan acerca de la frecuencia de cada una y de sus efectos para las mujeres víctimas.
v) Los informes de los Estados Partes incluyan información acerca de las medidas jurídicas y de prevención y protección que se hayan adoptado para superar el problema de la violencia contra la mujer y acerca de la eficacia de esas medidas.

file:///C:/Users/ttenn/Downloads/INT_CEDAW_GEC_3731_S.pdf

sábado, 23 de septiembre de 2017

Observaciones sobre disposiciones concretas de la Convención nº 19 CEDAW


Artículos 2 y 3
10. Los artículos 2 y 3 establecen una obligación amplia de eliminar la discriminación en todas sus formas, además de obligaciones específicas en virtud de los artículos 5 a 16.
Apartado f) del artículo 2, artículo 5 y apartado c) del artículo 10
11. Las actitudes tradicionales, según las cuales se considera a la mujer como subordinada o se le atribuyen funciones estereotipadas perpetúan la difusión de prácticas que entrañan violencia o coacción, como la violencia y los malos tratos en la familia, los matrimonios forzosos, el asesinato por presentar dotes insuficientes, los ataques con ácido y la circuncisión femenina.  Esos prejuicios y prácticas pueden llegar a justificar la violencia contra la mujer como una forma de protección o dominación.  El efecto de dicha violencia sobre su integridad física y mental es privarla del goce efectivo, el ejercicio y aun el conocimiento de sus derechos humanos y libertades fundamentales.  Si bien en esta observación se hace hincapié en la violencia real o las amenazas de violencia, sus consecuencias básicas contribuyen a mantener a la mujer
subordinada, a su escasa participación en política y a su nivel inferior de educación y capacitación y de oportunidades de empleo.
12. Estas actitudes también contribuyen a la difusión de la pornografía y a la representación y otro tipo de explotación comercial de la mujer como objeto sexual, antes que como persona.  Ello, a su vez, contribuye a la violencia contra la mujer.
Artículo 6
13. En el artículo 6 se exige a los Estados Partes que adopten medidas para suprimir todas las formas de trata y explotación de la prostitución de la mujer.
14. La pobreza y el desempleo aumentan las oportunidades de trata.  Además de las formas establecidas, hay nuevas formas de explotación sexual, como el turismo sexual, la contratación de trabajadoras domésticas de países en desarrollo en los países desarrollados y el casamiento de mujeres de los países en desarrollo con extranjeros.  Estas prácticas son incompatibles con la igualdad de derechos y con el respeto a los derechos y la dignidad de las mujeres y las ponen en situaciones especiales de riesgo de sufrir violencia y malos tratos.
15. La pobreza y el desempleo obligan a muchas mujeres, incluso a muchachas, a prostituirse.  Las prostitutas son especialmente vulnerables a la violencia porque su condición, que puede ser ilícita, tiende a marginarlas.  Necesitan la protección de la ley contra la violación y otras formas de violencia.
16. Las guerras, los conflictos armados y la ocupación de territorios conducen frecuentemente a un aumento de la prostitución, la trata de mujeres y actos de agresión sexual contra la mujer, que requiere la adopción de medidas protectoras y punitivas.
Artículo 11
17. La igualdad en el empleo puede verse seriamente perjudicada cuando se las somete a violencia, por su condición de mujeres, por ejemplo, el hostigamiento sexual en el lugar de trabajo.
18. El hostigamiento sexual incluye un comportamiento de tono sexual tal como contactos físicos e insinuaciones, observaciones de tipo sexual, exhibición de pornografía y exigencias sexuales, verbales o de hecho.  Este tipo de conducta puede ser humillante y puede constituir un problema de salud y de seguridad; es discriminatoria cuando la mujer tiene motivos suficientes para creer que su negativa podría causarle problemas en el trabajo, en la contratación o el ascenso inclusive, o cuando crea un medio de trabajo hostil.
Artículo 12
19. El artículo 12 requiere que los Estados Partes adopten medidas que garanticen la igualdad en materia de servicios de salud.  La violencia contra la mujer pone en peligro su salud y su vida.
20. En algunos Estados existen prácticas perpetuadas por la cultura y la tradición que son perjudiciales para la salud de las mujeres y los niños.  Incluyen restricciones dietéticas para las mujeres embarazadas, la preferencia por los hijos varones y la circuncisión femenina o mutilación genital.
Artículo 14
21. Las mujeres de las zonas rurales corren el riesgo de ser víctimas de violencia a causa de la persistencia de actitudes tradicionales relativas a la subordinación de la mujer en muchas comunidades rurales.  Las niñas de esas comunidades corren un riesgo especial de actos de violencia y explotación sexual cuando dejan la comunidad para buscar trabajo en la ciudad.
Artículo 16 (y artículo 5)
22. La esterilización y el aborto obligatorios influyen adversamente en la salud física y mental de la mujer y violan su derecho a decidir el número y el espaciamiento de sus hijos.
23. La violencia en la familia es una de las formas más insidiosas de violencia contra la mujer.  Existe en todas las sociedades.  En las relaciones familiares, se somete a las mujeres de cualquier edad a violencia de todo tipo, como lesiones, violación, otras formas de violencia sexual, violencia mental y violencia de otra índole, que se ven perpetuadas por las actitudes tradicionales.  La falta de independencia económica obliga a muchas mujeres a permanecer en situaciones violentas.  La negación de sus responsabilidades familiares por parte de los hombres puede ser una forma de violencia y coerción.  Esta violencia compromete la salud de la mujer y entorpece su capacidad de participar en la vida familiar y en la vida pública en condiciones de igualdad.

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viernes, 22 de septiembre de 2017

El machismo que nos rodea

El Corte Ingles, centro comercial español ya nos disgustó con la venta de unas camisetas con una velada critica al feminismo y ahora en sus escaparates difunde estas modelos imposibles que invitan a una delgadez extrema .

Se criticó en su día los estilismos que proponían este tipo de modelos de piernas tremendamente largas y delgadas pero se siguen usando y solo para mujeres. Es impensable un hombre así diseñado. La idea es que no somos perfectas y se exige que lo seamos o bien encima de incomodísimos  zapatos  de tacón o bien inmersas en problemas de bulimia y anorexia o bien gastando nuestra vida en gimnasios adaptándonos a lo que  la moda solicita .

Otra imagen denigrante para la mujer viene de otro escaparate, de otra empresa, en la que  se nos muestra  como capaces de pegarnos por unos preciados zapatos .




En esta otra imagen, siguiendo unos esquemas muy primarios pretenden que compremos ropas de piel inspirándonos en las ofrecida semi-desnudez de una señorita . 




Nos avergonzamos de estas empresas y de sus equipos publicitarios. Animamos a denunciar estas estereotipadas  imágenes y solicitamos formación en género desde la infancia hasta la madurez de forma trasversal en cualquier titulación que se desee obtener.

jueves, 21 de septiembre de 2017

RECOMENDACIONES GENERALES ADOPTADAS POR EL COMITÉ PARA LA ELIMINACIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER (Recomendación general Nº 19) La violencia contra la mujer




Antecedentes 

1. La violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente que goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre.
2. En 1989, el Comité recomendó que los Estados incluyeran en sus informes información sobre la violencia y sobre las medidas adoptadas para hacerle frente (Recomendación general Nº 12, octavo período de sesiones).
3. En el décimo período de sesiones, celebrado en 1991, se decidió dedicar parte del 11º período de sesiones al debate y estudio del artículo 6 y otros artículos de la Convención relacionados con la violencia contra la mujer, el hostigamiento sexual y la explotación de la mujer.  El tema se eligió en vista de la celebración en 1993 de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos convocada por la Asamblea General en su resolución 45/155, de 18 de diciembre de 1990.
4. El Comité llegó a la conclusión de que los informes de los Estados Partes no siempre reflejaban de manera apropiada la estrecha relación entre la discriminación contra la mujer, la violencia contra la mujer, y las violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales.  La aplicación cabal de la Convención exige que los Estados Partes adopten medidas positivas para eliminar todas las formas de violencia contra la mujer.
5. El Comité sugirió a los Estados Partes que al examinar sus leyes y políticas, y al presentar informes de conformidad con la Convención tuviesen en cuenta las siguientes observaciones del Comité con respecto a la violencia contra la mujer.

Comentario general 
6. El artículo 1 de la Convención define la discriminación contra la mujer.  Esa definición incluye la violencia basada en el sexo, es decir, la violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada.  Incluye actos que infligen daños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos actos, coacción y otras formas de privación de la libertad.  La violencia contra la mujer puede contravenir disposiciones de la Convención, sin tener en cuenta si hablan expresamente de la violencia.
7. La violencia contra la mujer, que menoscaba o anula el goce de sus derechos humanos y sus libertades fundamentales en virtud del derecho internacional o de los diversos convenios de derechos humanos, constituye discriminación, como la define el artículo 1 de la Convención.  Esos derechos y libertades comprenden:
a) El derecho a la vida;
b) El derecho a no ser sometido a torturas o a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes;
c) El derecho a protección en condiciones de igualdad con arreglo a normas humanitarias en tiempo de conflicto armado internacional o interno;
d) El derecho a la libertad y a la seguridad personales;
e) El derecho a igualdad ante la ley;
f) El derecho a igualdad en la familia;
g) El derecho al más alto nivel posible de salud física y mental;
h) El derecho a condiciones de empleo justas y favorables.
8. La Convención se aplica a la violencia perpetrada por las autoridades públicas.  Esos actos de violencia también pueden constituir una violación de las obligaciones del Estado en virtud del derecho internacional sobre derechos humanos u otros convenios, además de violar la Convención.
9. No obstante, cabe subrayar que, de conformidad con la Convención, la discriminación no se limita a los actos cometidos por los gobiernos o en su nombre (véanse los apartados e) y f) del artículo 2 y el artículo 5).  Por ejemplo, en virtud del inciso e) del artículo 2 de la Convención, los Estados Partes se comprometen a adoptar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas.  En virtud del derecho internacional y de pactos específicos de derechos humanos, los Estados también pueden ser responsables de actos privados si no adoptan medidas con la diligencia debida para impedir la violación de los derechos o para investigar y castigar los actos de violencia e indemnizar a las víctimas.

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martes, 19 de septiembre de 2017

Romper los patrones culturales del machismo, un desafío


Hay avances legislativos, presupuestos pero no se ha transformado la cultura

 Si no se revierten los patrones culturales del machismo “nos llevará muchísimos años todavía” lograr eliminar la violencia contra la integridad física, sexual y psicológica de las mujeres.

Es fundamental la transformación cultural para erradicar la violencia contra las mujeres, agregó Luz Patricia Mejía Guerrero, Secretaria Técnica del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI).

En entrevista con SemMéxico, precisó:

“Hemos avanzado en legislaciones, en políticas públicas, en presupuestos etiquetados, pero no hemos avanzado en procesos de transformación cultural, lo cual ha sido mucho más complejo de lo esperado”.

Sostuvo que incluso hay muchas personas encargadas de implementar las políticas públicas, y que aun teniendo estos mandatos mantienen estructuras de pensamiento que conceden a los hombres una valoración superior a las mujeres.

Entonces, agregó, implementar una política pública sin esos patrones culturales, que se siguen reproduciendo en los medios de comunicación, en las escuelas y en el seno de las familias, “es el gran desafío de nuestro tiempo”.

En el caso específico de México, expresó que con las autoridades de este país, el  MESECVI ha hecho una valoración muy clara de que los medios de comunicación están obligados, en tanto como servidores públicos y por las leyes de este país, de asumir su responsabilidad social para erradicar contenidos de odio, discriminación o violencia.

Eso dijo a propósito de que el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, informó que hace unos días se reunió con representantes de la industria de la Radio y la Televisión para que difundan mensajes que acaben con prejuicios y estereotipos.

La Convención de Belém do Pará estableció por primera vez en el continente americano, en 1994, el desarrollo de mecanismos de protección y defensa de los derechos de las mujeres.

Para su implementación creo en 2004 el MESECVI, a cargo de Mejía Guerrero, el cual realiza procesos de evaluación y apoyo continuo e independiente sobre las tareas que en tal sentido realizan los Estados miembro de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Sobre la actuación de los Estados pertenecientes a la OEA que han suscrito la Convención de Belém do Pará, señaló que no podría hablar de un país que presente un mejor panorama para hacer la vida de las mujeres más segura, porque “lamentablemente vivimos en una de las regiones más violentas del mundo”.

El panorama en el continente americano es muy desigual en materia de derechos humanos de las mujeres, dijo.

Señaló que algunos países presentan mejor panorama legislativo, pero no así en el tema presupuestario; otros tienen mejores planes nacionales, pero son deficientes en el área de justica, o bien están mejor en justicia pero no en el tema legislativo o presupuestario.

“En la mayoría de los países estamos trabajando con políticas públicas, presupuestos y con legislación, gracias a la presión de los movimientos feministas y asociaciones de la sociedad civil que han exigido de manera permanente una respuesta institucional a la gravísima situación sobre la violación de los derechos humanos que padecemos las mujeres en la región”, apuntó.

“Reconocemos el esfuerzo institucional que el Gobierno realiza como política de Estado, pero el Estado mexicano tiene muchísimos problemas en materia de derechos humanos y es algo que se conoce a nivel internacional”, recalcó.

Pero dijo que el MESECVI saluda ampliamente el esfuerzo institucional que hacen las autoridades de México, que desde el más alto nivel aplican políticas públicas no solamente desde el discurso, como son los casos del propio Secretario de Gobernación y la Canciller Claudia Ruiz Massieu, quienes han establecido estructuras de poder diseñadas para beneficiar a las mujeres.

“Hemos venido trabajando con la Comisionada Alejandra Negrete de forma muy cercana para desarrollar indicadores que permitan medir exactamente dónde están los desafíos, los baches y las brechas que hay que salvar, pese a que no hay una legislación”, manifestó.

Gloria Analco
http://hemeroteca.semmexico.com/romper-los-patrones-culturales-del-machismo-un-desafio/

domingo, 17 de septiembre de 2017

Peru: Cifras de embarazo adolescente no se han reducido en 25 años



Falta de educación sexual integral e inexistentes campañas de prevención están llevando a una mayor incidencia de embarazos en niñas entre 11 y 15 años.
Hay una persistente prevalencia del embarazo adolescente en el Perú. Desde hace 25 años los indicadores no se han reducido, y por el contrario ha habido un incremento de 2.1%, pasando de 12.5% en el 2011 a 14.6% en el 2014, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Se estima que actualmente existen 207,800 adolescentes de 15 a 19 años de edad que son madres o están embarazadas por primera vez.

“No hay un enfoque integral de políticas públicas para poder revertir los indicadores, el presupuesto asignado es a todas luces insuficiente. Para empezar, no existe un presupuesto específico para disminución del embarazo adolescente, se está empeñando el desarrollo de miles de peruanas en el país”, afirma a Noticias Aliadas Rossina Guerrero, directora de Incidencia Política del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex).

El estudio realizado por el doctor Luis Távara “Impacto del embarazo en la salud de las adolescentes en el Perú”, publicado en el 2015, advierte que esta prevalencia se da con grandes diferencias por niveles educativos, por ámbito geográfico (urbano y rural) y por quintiles de pobreza, pese a que se han aplicado diversas estrategias para enfrentar este problema —desde el 2013 el Estado peruano cuenta con un Plan Multisectorial para la prevención del embarazo adolescente (2013-2021), y desde el año pasado el Ministerio de Salud cuenta con una Norma Técnica de Planificación Familiar que determina que ya no hay edad mínima para tener acceso a los métodos anticonceptivos— y todos los establecimientos están obligados a prestar servicios integrales de planificación familiar cuando la adolescente lo solicite.

Guerrero sostiene que lamentablemente este plan no se ha traducido en la mejora y protección de las adolescentes. El embarazo precoz es la segunda causa de deserción escolar en el país: 25%, es decir, más de un millón de adolescentes se quedan fuera del sistema educativo;  y posteriormente las madres adolescentes deben salir a trabajar en labores poco remuneradas para poder mantener a sus hijos, lo que las condena a la pobreza.

Uno de los principales problemas identificados por los expertos es que desde el Estado sólo se está atendiendo la problemática desde un enfoque de salud. Távara remarca que el manejo desde el Estado ha sido unisectorial y no multisectorial, mientras que Irene Del Mastro, magister en estudios de género de la University of Wisconsin, Madison, señala a Noticias Aliadas que el problema no se reduce sólo a tener acceso a la salud y a los métodos anticonceptivos.

“El enfoque del Estado no ha solucionado nada”, dice Del Mastro. “Desde hace 25 años las cifras siguen siendo las mismas, en 25 años ha oscilado entre 12% y 14%, es decir, no hay ningún cambio”.

Conservadurismo al ataque
La maternidad en el país está empezando cada vez más temprano. Cada día 15 niñas de entre 11 y 15 años se convierten en madres, según el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), teniendo una mayor incidencia en la selva peruana: 40% promedio.

Távara, en su estudio advierte que desde el Ministerio de Educación hay poca voluntad para implementar la educación sexual en todos los niveles educativos.

Para Del Mastro, “el problema de fondo es que no hay educación sexual integral en el país. La educación es uno de los principales pilares para revertir este problema estructural, si se implementa el enfoque de educación sexual en la currícula educativa los resultados no los vamos a ver de acá a 20 años”, añadiendo que hay un control de la sexualidad desde las escuelas y las casas. “No se le habla a los jóvenes de sexo, no vemos el sexo en los adolescentes como algo natural por un tema de conservadurismo”.

“Hay una necesidad de brindar educación sexual”, dice Guerrero. “Más allá de conocer métodos anticonceptivos, es necesario una educación desde el colegio, que alumnos y alumnas puedan conversar con los profesores sobre estos temas, puedan conversarlos también con sus padres. Los adolescentes están iniciando su actividad sexual sin prevenir un embarazo no deseado o una infección de transmisión sexual, que también es un problema grave”.

A la falta de la educación sexual integral, los expertos añaden que actualmente hay una gran presión por parte de grupos religiosos que quieren imponer una política no laica de la sexualidad y reproducción, que no es respetuosa de los derechos.

Organizaciones como Promsex, Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (DEMUS), y el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán han denunciado en diversas oportunidades que hay fuerzas políticas en el Congreso de la República con una fuerte influencia de la Iglesia Católica y Evangélica, que vienen imponiendo una agenda que podría influir en las políticas públicas, como el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, a la educación sexual integral y prevención de la violencia sexual.

“Hay constante ataques por parte de los grupos antiderechos en el país respecto a implementar políticas públicas que tendrían un impacto favorable para prevenir y disminuir el embarazo adolescente. El Congreso no puede tener injerencias en las políticas públicas. Si no tomamos conciencia del impacto que pueda tener la presión de estos grupos religiosos, vamos a tener indicadores muchos más graves de los que tenemos ahora”, advierte Guerrero.

Violencia sexual
Otra cifra alarmante es que el Perú ocupa el primer lugar entre los países de América Latina donde se registran más denuncias por violencia sexual. Cada año el Ministerio Público recibe aproximadamente 1,500 denuncias de mujeres peruanas. De acuerdo a estadísticas de DEMUS el 75% de las mujeres violadas eran menores de edad.

Según datos de la Policía Nacional del Perú, diariamente cinco niñas entre 10 y 14 años se convierten en madres producto de una violación sexual.

“Aunque no hay estadísticas de cuántas jóvenes hayan querido abortar, en el Perú hay un tema de falta de justicia reproductiva. Nuestro país es clasista, elitista, porque no hay acceso al aborto seguro, eso es una forma de condenar a las mujeres pobres a consecuencias reproductivas que no tienen posibilidad de revertir”, dice Del Mastro.

El estudio “Impacto del embarazo en la salud de las adolescentes en el Perú” afirma que el embarazo de las adolescentes es considerado uno de los problemas de salud pública más prevalentes e importantes que afectan a las mujeres peruanas en tres dimensiones: física, mental y social.

Para Guerrero el país tiene un enorme desafío, que debe ser asumido de manera multisectorial, y de manera articulada con los ministerios de la Mujer, Educación, Salud y Trabajo.

“Debemos realmente fortalecer los sistemas públicos y fortalecer el Estado como garantes de los derechos, eso implica una mejor educación, mejores servicios de salud. Los operadores de salud tienen muchos prejuicios en torno a los derechos que tienen los adolescentes en acceder a métodos de planificación familiar. Para hacer valer el cumplimiento de los derechos se necesitan recursos, se necesita presupuesto”, finaliza. 
Magali Zevallos Ríos
26/06/2017


http://www.noticiasaliadas.org/articles.asp?item=1&art=7434

viernes, 15 de septiembre de 2017

Género y su construcción social



El concepto de género –acuñado en 1975 por la antropóloga feminista Gayle Robin y convertido en categoría central de las teorías feministas posteriores- ilustra la traslación a un plano ideológico y cultural de las diferencias naturales existentes entre hombres y mujeres. Ha configurado una normatividad masculina y femenina, que ha dado lugar a la subordinación social, la explotación y exclusión de las mujeres.

Este concepto (De Miguel, 2005) alude a una dimensión política y social, establecida a partir de la diferencia biológica entre ambos sexos. La representación social de la masculinidad y la feminidad asigna roles y valores en función del sexo de las personas desde el momento de nacer.

Diferentes autores (Corsi, 2003, Cobo 2005, Lomas, 2005, De Miguel, 2005) hacen referencia al hecho de que a las mujeres se las socializa para que estén enfocadas al ejercicio de tareas de cuidado, valorándose en ellas las capacidades afectivas y empáticas. El ideal femenino señala que las mujeres son emotivas, sensibles y dependientes, mientras que el ideal masculino afirma que los hombres son fuertes, racionales y autónomos.

Ya desde la infancia los padres educan y tratan de manera diferente a los niños y a las niñas, se les viste de forma distinta, los juguetes están determinados en función del sexo y, posteriormente, es la escuela junto con la familia la encargada de transmitir estos valores estereotipados.

Socialmente a los hombres se les prepara para asumir un rol dominante, vinculado al poder y a la autoridad. Por el contrario, en las mujeres se han valorado rasgos como la dulzura, la pasividad y la obediencia, así como la capacidad para expresar emociones.

En esta organización patriarcal de la sociedad (Lomas, 2005) tanto hombres como mujeres se ven constreñidos por los roles que se les asignan rígidamente, en función del sexo biológico; esto ha dado lugar a una construcción de la identidad del hombre y de la mujer ocupando posiciones de dominio y sumisión respectivamente. Estas posiciones marcan de manera esencial el mundo de las relaciones y si uno de los dos no “cumple” con los roles adjudicados se le considera en déficit. Es lo que ocurre cuando de una mujer emprendedora y activa se dice que “es poco femenina” y a un hombre poco agresivo y dominante se le tilda de “poco varonil”.

Como señalan Auman e Iturralde (Corsi, 2003) contamos con una ingente variedad de hechos que confirman la consideración de la mujer como inferior a lo largo de la historia:

o   La religión judeocristiana sustenta el mito de la mujer surgida de una costilla del hombre al que quedaba subordinada.

o   El Dios de la Biblia está caracterizado por rasgos masculinos.

o   La mujer antes del Concilio de Trento no “tenía” alma.

o   Durante la Edad Media las mujeres pertenecían a la casa feudal paterna de la cual se salía para ser objeto de pertenencia de la casa feudal del marido o del convento, el feudo de Dios.

En la actualidad sólo el trabajo productivo extradoméstico es reconocido, mientras que el doméstico –tarea que todavía sigue siendo predominantemente femenina- continúa ignorado, cuando no claramente desvalorizado.

Según un informe reciente de UNIFEM – El progreso de las Mujeres en el Mundo (2011- 2012) - la situación de la mujer dista todavía mucho de lograr la equiparación con la del hombre. La tasa de alfabetización de la mujer a escala mundial es del 71,8% frente a un 83, 7% de los hombres. En materia de ingresos aún no se ha logrado la equiparación. Únicamente un 30% de mujeres ocupó cargos de responsabilidad en 28 países desarrollados a lo largo de la década de los 90 y las mujeres, todavía hoy, constituyen el 70% de los 1300 millones de personas en situación de pobreza.

Como afirman Auman e Iturralde (Corsi, 2003: 87), con la exaltación de la figura de la madre y la confinación del mundo de la mujer al interior del hogar a partir del siglo XVIII la trampa para ésta quedaba perfectamente diseñada al quedar “la subjetividad de la mujer domesticizada, aislándola y excluyéndola de cualquier actividad social extradoméstica”.

La perpetuación de la situación de desigualdad entre hombres y mujeres se sustenta en algunos discursos religiosos tradicionales y hasta filosóficos. De Miguel (2005: 235) refiere cómo la violencia contra las mujeres entra como referente normativo en el discurso de la modernidad. Filósofos como Kant, Rousseau o Nietzsche asumen como “natural” un discurso discriminador y hasta justificador de la violencia contra las mujeres y cita numerosas expresiones populares que justifican y contribuyen a la transmisión de mensajes perversos como: “la mujer en casa y con la pata quebrada”; “la maté porque era mía”; “golpea a tu mujer de vez en cuando, que aunque tú no sepas porqué lo haces, ella sí lo sabe”.

http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000778&a=Otra-masculinidad-es-posible-Propuesta-de-Intervencion-con-hombres-violentos-en-la-pareja

jueves, 14 de septiembre de 2017

Recomendación General No.35 Comité CEDAW sobre violencia de género contra las mujeres


La Recomendación General No. 35 del Comité CEDAW, emitida el 15 de julio de 2017, contiene precisiones importantes a los estándares sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias. 
El Comité señala: "En muchos estados, la legislación que aborda la violencia de género contra la mujer sigue siendo inexistente, inadecuada y / o mal implementada. Una erosión de los marcos legales y políticos para eliminar la discriminación o la violencia basada en el género, a menudo justificada en nombre de la tradición, la cultura, la religión o las ideologías fundamentalistas, y reducciones significativas del gasto público, a menudo como parte de las "medidas de austeridad" crisis, debilitan aún más las respuestas estatales. En el contexto de la disminución de los espacios democráticos y el consiguiente deterioro del estado de derecho, todos estos factores permiten la omnipresencia de la violencia de género contra las mujeres y conducen a una cultura de impunidad.
En cuanto a las medidas legislativas generales, la Recomendación establece:

"29. Velar por que todas las formas de violencia de género contra la mujer en todas las esferas, que constituyan una violación de su integridad física, sexual o psicológica, sean penalizadas e introduzcan sin demora o fortalezcan sanciones legales proporcionadas a la gravedad del delito como así como los recursos civiles.

30. Velar por que todos los sistemas jurídicos, incluidos los sistemas jurídicos plurales, protejan a las víctimas / supervivientes de la violencia de género contra la mujer y garanticen su acceso a la justicia y un recurso efectivo de conformidad con las orientaciones de la Recomendación general Nº 33 (2015).

31. Derogar todas las disposiciones legales que discriminan a la mujer y, de este modo, consagrar, alentar, facilitar, justificar o tolerar cualquier forma de violencia de género en su contra; incluso en las leyes consuetudinarias, religiosas e indígenas. En particular, derogar:
a) Disposiciones que permitan, toleren o condonen formas de violencia de género contra la mujer, incluido el matrimonio forzado y otras prácticas nocivas, disposiciones que permitan procedimientos médicos a las mujeres con discapacidad sin su consentimiento informado, así como legislación que criminaliza el aborto, ser lesbianas, bisexuales o transexuales, las mujeres en la prostitución, el adulterio o cualquier otra disposición penal que afecte a las mujeres de manera desproporcionada, incluidas las que resultan en la aplicación discriminatoria de la pena de muerte a las mujeres.
b) Las normas y procedimientos discriminatorios de prueba, incluidos los procedimientos que permiten la privación de libertad de las mujeres para protegerlas de la violencia, las prácticas centradas en la "virginidad" y las defensas legales o los factores atenuantes basados ​​en la cultura, la religión o los privilegios masculinos, defensa del honor ", disculpas tradicionales, indultos de las familias de las víctimas / supervivientes o el posterior matrimonio de la víctima / sobreviviente de agresión sexual con el autor, los procedimientos que dan lugar a penas más severas, incluyendo la lapidación, así como las prácticas judiciales que ignoran una historia de violencia de género en detrimento de las mujeres acusadas.
c) Todas las leyes que impidan o disuaden a las mujeres de denunciar la violencia de género, tales como las leyes de tutela que privan a las mujeres de capacidad legal o restringen la capacidad de las mujeres con discapacidad de testificar ante los tribunales; la práctica de la llamada "custodia protectora"; leyes de inmigración restrictivas que desalienten a las mujeres, incluidas las trabajadoras domésticas migrantes, de denunciar esta violencia, así como leyes que permitan detenciones duales en casos de violencia doméstica o procesamiento de mujeres cuando el autor es absuelto entre otras."


Estamos a la espera de su traducción al español para su difusión  completa en este idioma.

En ingles lo hemos difundido :