Entre las familias monoparentales se exacerban los problemas de cuidado y conciliación entre el trabajo y la familia, ya que la mujer jefa de hogar es la principal y muchas veces la única responsable de la manutención económica de su familia y del cuidado cotidiano de sus miembros
En promedio, las madres solas aportan hasta el 78,1% del ingreso total del hogar, es decir,tienen la responsabilidad de mantener económicamente sus hogares de forma casi exclusiva. Especialmente son las solteras quienes asumen en solitario dicha carga, ya que aportan hasta el 86,2% del ingreso total de sus hogares, en contraposición al 81,6% de las separadas o divorciadas, el 66,6% de las viudas, o el 40% de las madres en hogares monoparentales (casadas o unidas). A pesar de lo cual, comparativamente las madres solteras aportan un ingreso menor ($ 2.310,6 mensuales) que el de las separadas ($ 2.777 mensuales) y el de las viudas ($ 3.003,2 mensuales). No es de extrañar entonces que muchos de los hogares encabezados por madres solteras no logren salir de la situación de pobreza en la que viven: un 30,9% de las madres indigentes son jefas de hogares monoparentales.
• Adicionalmente, las mujeres en hogares monoparentales tienen mayores probabilidades de tener un trabajo no calificado, sobre todo las solteras: el 46,3% de las madres solteras tienen un trabajo no calificado, porcentaje que disminuye al 34,3% de las separadas o divorciadas y comprende al 29,6% de las madres casadas o unidas. También, es menor la probabilidad de que las madres solas posean trabajos formales:
cinco de cada diez madres en hogares biparentales tienen empleos formales, y cuatro de cada diez en
hogares monoparentales lo tienen. Entre estas últimas, las separadas o divorciadas trabajan más en puestos informales (36,4%) mientras las solteras se incorporan en mayor proporción al servicio doméstico (27,1%).
• Las madres solas tienen mayores probabilidades de desempeñarse en puestos laborales de escasa calidad porque necesitan trabajar sí o sí y, por ende, parten con menores chances a la hora de seleccionar entre la oferta de empleo disponible. Ello es así porque la desigualdad de género en el mercado de trabajo doméstico y extradoméstico provoca que la precariedad y la informalidad laboral de las mujeres se conviertan en importantes instrumentos de conciliación, y porque muchas de estas mujeres se pasan a ser jefas de hogar al quedar viudas, separarse o divorciarse y, sin experiencia laboral previa, no estaban preparadas para insertarse y desarrollarse en el mercado de trabajo.
Quinto, entre las familias monoparentales se exacerban los problemas de cuidado y conciliación entre el trabajo y la familia, ya que la mujer jefa de hogar es la principal y muchas veces la única responsable de la manutención económica de su familia y del cuidado cotidiano de sus miembros.
Aquellas mujeres de sectores más privilegiados podrán contratar los servicios ofrecidos en el mercado, y en el otro extremo de la pirámide social, las madres se conformarán con arreglos familiares o comunales con otras mujeres como casi única fuente de apoyo.
En suma, la monomarentalidad, lejos de ser la causante de la vulnerabilidad social, lo que hace es visibilizar la situación de desventaja y desigualdad en la que se encuentra un conjunto de mujeres en este país,independientemente de su situación conyugal.
En particular, en esta forma de organización familiar se intensifican los obstáculos de las mujeres en el mercado laboral y la sobrecarga de responsabilidades a la que se enfrentan muchas de ellas al desempeñar, sin suficiente apoyo, el doble rol de cuidadoras y trabajadoras.
Las desventajas de las mujeres respecto a los hombres y a su vez de las madres con relación a las mujeres que no tienen hijos en el ámbito laboral, se debe, entre otras causas, a que las responsabilidades familiares asumidas casi exclusivamente por ellas representan un obstáculo importante para su inserción y desarrollo laboral. Esta distribución tradicional y desigual de las tareas del hogar y de cuidado, que incluso se da en hogares biparentales, se transforma así en un condicionante clave.
Pero estos inconvenientes que sufren las madres superan su individualidad, porque al ser ellas las responsables fundamentales del cuidado de sus hijos, dichas desventajas afectan la calidad de los cuidados que estos reciben.
Por todo lo expuesto(...) resulta preciso elaborar información específica y profundizar el conocimiento sobre las características, necesidades y recursos de cada una de las tipologías de las familias monoparentales con el fin de implementar políticas públicas a favor de lasmadres solas. Lo cual representa un importante desafío para las fuentes estadísticas en la Argentina y para los investigadores de los temas de familia. Entre otros aspectos, se debe precisar la terminología y categorías utilizadas, desarrollar estadísticas que incorporen una visión de género, elaborar estudios que permitan reconstruir la trayectoria conyugal y familiar de los individuos a lo largo de sus vidas, e incursionar en el análisis de fenómenos novedosos y crecientes como la realidad de las madres solteras.
http://www.o-maternidad.org.ar/documentos/wp1947696169/anuarioweb2011.pdf
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