El pago de intereses constituye solo una parte de los costos del crédito. Costos adicionales incluyen costos de movilización debido a la distancia del prestamista y costos de oportunidad relacionados con el tiempo necesario por llenar formularios, para reembolsar préstamos y negociar la deuda. Estos costos de formalización de un crédito suelen ser más elevados para las mujeres que para los hombres, porque ellas tienden a soportar:
Cargas mayores de trabajo, especialmente en lo que respecta las responsabilidades domésticas y familiares.
Restricciones sociales limitadoras de su movilidad por estar menos expuestas a ambientes distintos al doméstico.
Carencia de dinero efectivo para afrontar los gastos de tramitación de una solicitud de préstamo.
Esto provoca que por falta de tiempo o interés no investiga alternativas de financiamiento.
Para las mujeres, que frecuentemente son prestatarias pequeñas y sin experiencia, estos costos de operación (o formalización) de préstamos pueden ascender a varias veces el monto del interés cobrado. Estos incrementos a su vez harán que el costo total sea substancialmente más alto que el indicado por la tasa de interés cobrada, por
consiguiente, posiblemente quede fuera del alcance de la prestataria.
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