Es grande en muchas ciudades la necesidad de un espacio plurifuncional que atienda al problema de la desigualdad de género y trabaje por que esta termine. Nos interesa destacar el enfoque que estos espacios deben tener desde una perspectiva de derechos humanos y de género, ya que son muy frecuentes propuestas de colaboración de carácter confesional que fácilmente terminaran proponiendo el modelo de Santa Monica madre de San Agustín que tenía a disposición un ejemplo patente de esposa-esclava, producto de la moral cristiana: su madre. Escribe así:
«Cuando
cumplió la edad requerida para casarse, fue entregada a un hombre, a quien ella
sirvió como a su señor... Soportó, asimismo, su infidelidad matrimonial de tal
manera que nunca tuvo con su marido ningún conflicto por este motivo... Cuando
muchas mujeres, que tenían maridos menos violentos que el suyo, mostraban en
sus rostros señales de haber sido golpeadas y, hablando con sus amigas, éstas
culpaban a sus maridos, Mónica no les daba la razón, Mónica veía la culpa en
ellas porque no habían sabido callarse. Ella les recordaba entre bromas, pero
en serio, que deberían ser conscientes de que se habían convertido en esclavas
desde el momento de la lectura del contrato matrimonial. Y que si recordasen su
situación, no se sublevarían contra sus señores». Prosigue Agustín contando que
el hecho de ver que Mónica no fue golpeada nunca por Patricio, su colérico
marido (y padre de Agustín), animó a muchas mujeres a seguir su ejemplo. «Las
mujeres que siguieron su ejemplo se lo agradecieron Las que no lo siguieron,
continuaron recibiendo malos tratos» (Confesiones IX,9)[i]
Unas instituciones que mantienen a las mujeres en papel secundario y subordinado, ejerciendo sobre nosotras una violencia practica y simbolica que nos ubica en la familia, en la sumisión y la obediencia, sin preguntarnos donde queremos estar, no merecen nuestra valoración positiva en tanto no nos pidan perdon por tantos años de patriarcado machista sostenido por sus criterios . No queremos patriarcado ni paternalismo, queremos igualdad y equidad .
Es preciso tener en cuenta que : “La categorización de la
violencia contra la mujer como una cuestión de derechos humanos tiene
importantes consecuencias. El reconocimiento de que la violencia contra la
mujer es una violación de derechos humanos clarifica las normas vinculantes que
imponen a los Estados las obligaciones de prevenir, erradicar y castigar esos
actos de violencia y los hacen responsables en caso de que no cumplan tales
obligaciones. Éstas emanan del deber de los Estados de tomar medidas para
respetar, proteger, promover y cumplir los derechos humanos. De tal modo, la
exigencia de que el Estado tome todas las medidas adecuadas para responder a la
violencia contra la mujer sale del reino de la discrecionalidad y pasa a ser un
derecho protegido jurídicamente.
El
marco de derechos humanos brinda acceso a una serie de instrumentos y
mecanismos que se han elaborado para responsabilizar a los Estados en los
niveles internacional y regional. Entre ellos figuran los órganos de derechos
humanos creados por tratados y los tribunales penales internacionales, así como
los sistemas africano, europeo e interamericano de derechos humanos”[ii]
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