domingo, 16 de febrero de 2014
Intervenciones para mejorar las conductas sexuales: lecciones aprendidas
• No existe una estrategia única para la promoción de la salud sexual que funcione por igual en todos los contextos. Lo esencial es comprender por qué y cómo funcionan los programas en contextos sociales particulares.
• Las intervenciones de salud pública deben concentrarse en los determinantes más amplios de las conductas sexuales, tales como el género, la pobreza y la movilidad, y no sólo en los cambios en las conductas individuales.
• Los mensajes que apuntan a la reducción de riesgos deben respetar la diversidad y preservar el derecho a elegir. Al enfatizar de manera selectiva ciertos temas se pueden generar efectos negativos no deseados. Por ejemplo, el énfasis en las estrategias ABC (abstinencia, fidelidad y uso del condón) distrae la atención de la necesidad de contar con programas más amplios e integrados donde todos los componentes se refuercen
mutuamente.
• La educación sexual en las escuelas permite mejorar la toma de conciencia sobre diferentes tipos de riesgos y permite informar sobre las estrategias de reducción de riesgos, al tiempo que aumenta los niveles de eficacia y refuerza la voluntad de mantener relaciones sexuales seguras, retrasando el inicio de la actividad sexual.
• Los programas preventivos que se centran en las redes sociales que se dan de manera natural han sido empleados para reducir las conductas riesgosas entre los hombres que tienen sexo con hombres en Rusia; así como para aumentar el uso de métodos anticonceptivos en mujeres casadas en Bangladesh y el uso de condones entre las trabajadoras sexuales de la India.
• Las prohibiciones y sanciones sociales fuertes, especialmente cuando éstas se encuentran reconocidas en los marcos legales, pueden imponer grandes desafíos para reducir las conductas sexuales riesgosas.
http://www.who.int/reproductivehealth/publications/general/srh_lancetseries_es.pdf
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