Durante nuestra historia conocida las mujeres se
dedicaban al ámbito privado de la vida, mientras
que los hombres se desarrollaban en el ámbito
público. L@s grandes pensador@s no saben por que la división se dio, pero es un
hecho que fue así. Sabemos que en siglo XVIII el papel publico de la mujer era casi nulo, porque estaba ocupada en el cuidado de su
familia o formándose para cuidar otra en
el futuro. Aunque ha habido maravillosas excepciones, eran puntuales.
En ese ámbito en la que la mujer se movía, cuidaba de todos,
con dedicación y entrega, no solo de su familia sanguínea sino también de
miembros de la familia de su marido.
Gracias a sus
cuidados estamos aquí, no morimos victimas de alguna epidemia por que sus casas
estaban limpias y nos alimentaban el cuerpo y el alma. Seguramente todas esas madres abnegadas
esperaban que sus hijos y maridos las representaran en la vida pública y las protegieran
con el mismo mimo que ellas ponían en su parte de trabajo. Pero la realidad era
bien distinta, los hombres tomaban el
control y a ellas las trataban como niñas que no tuvieran ni criterio ni conocimientos.
Hasta hace poco la mujer egipcia, que compartía
vida y trabajos con su marido solo podía heredar de él bienes muebles, Ósea
todos los bienes inmuebles del esposo
pasaban a los hermanos de este si la mujer no había tenido un hijo varón, no
importa que hubiese tenido muchas hijas. Se quedaban sin casa
Hubo hijos y maridos que lucharon por los derechos de
sus madres o esposas, pero fueron
acallados por la mayoría que estaba muy a gusto en el poder
En España, las mujeres conseguimos el derecho al voto
en 1931 y la patria potestad sobre nuestros hijos, uno de los bienes seguramente mas
preciados para nuestras antecesoras en 1981, podemos decir que ayer en términos históricos.
Hace demasiado poco que somos iguales ante la ley y
como por educación nos han hecho más comprensivas, desde que nos ponen de rosita, y
aceptamos consejos, opiniones y críticas, se permiten seguir controlando
nuestras vidas con sutiles amenazas.
Espero que estemos curtidas para dar respuesta, que no
sean sus valores los que nos aumenten la autoestima. Sabemos de nuestra
generosidad, trabajo e inteligencia, ¿que importa si parir, cuidar y educar a
un hijo o hija en esta sociedad no vale apenas? Nosotras
sabemos que vale más que un Premio Nobel. Algunas tienen varios además de hacer
mas cosas.
También están las mujeres que imbuidas por valores
machistas, nos aconsejan o han
aconsejado igualmente: “Todos los días
deberíamos de dar gracias a Dios por
habernos privado a la mayoría de las
mujeres del don de la palabra ,porque si lo tuviéramos, quien sabe si
caeríamos en la vanidad de exhibirlo en las plazas” o “Las mujeres nunca
descubren nada; Les falta talento creador reservado por Dios para inteligencias
varoniles “ nos decía Pilar Primo de
Ribera . Parece que no sabia que Marie
Curie había sido premio Nobel dos veces
por sus descubrimiento de nuevos
elementos químicos. Me gustaría que esas mujeres, que son muchas, se
reflexionen desde dentro y nos respeten a las otras como seres humanos iguales y nos ayuden en la construcción de
una identidad propia y no de espejo de nadie. Necesitamos del grito unánime de las mujeres , que se reafirme en nuestra capacidad para gobernar nuestras vidas y así conseguir leyes que respeten nuestras decisiones .
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