Se trata de un amplio abanico de maniobras interpersonales que realizan los varones para intentar:
-mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer objeto de la maniobra;
-reafirmar o recuperar dicho dominio ante una mujer que se "rebela" por "su" lugar en el vinculo;
-resistirse al aumento de poder personal o interpersonal de una mujer con la que se vincula, o aprovecharse de dichos poderes.
-mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer objeto de la maniobra;
-reafirmar o recuperar dicho dominio ante una mujer que se "rebela" por "su" lugar en el vinculo;
-resistirse al aumento de poder personal o interpersonal de una mujer con la que se vincula, o aprovecharse de dichos poderes.
Son microabusos y microviolencias que atentan contra la autonomía personal de la mujer, en los que los varones, por efecto de su socialización de genero son expertos; socialización que, como sabemos, esta basada en el ideal de masculinidad tradicional: autonomía; dueño de la razón, el poder y la fuerza, ser para si, y definición de la mujer como inferior y a su servicio. A través de ellos se intenta imponer sin consensuar el propio punto de vista o razón. Son efectivos porque los varones tienen, para utilizarlos válidamente, un aliado poderoso: el orden social, que otorga al varón, por serlo, el "monopolio de la razón" y, derivado de ello, un poder moral por el que se crea un contexto inquisitorio en el que la mujer esta en principio en falta o como acusada: "exageras' y "estas loca" son dos expresiones que reflejan claramente esto (Serra, 1993).
Destinados a que las mujeres queden forzadas a una mayor disponibilidad hacia el varón, ejercen este efecto a través de la reiteración, que conduce inadvertidamente a la disminución de la autonomía femenina, si la mujer no puede contra maniobrar eficazmente.
Su ejecución brinda "ventajas", algunas a corto, otras a largo plazo para los varones, pero ejercen efectos dañinos en las mujeres, las relaciones familiares y ellos mismos, en tanto quedan atrapados en modos de relación que convierten a la mujer en adversaria, impiden el vinculo con una compañera y no aseguran el afecto (ya que el dominio y el control exitoso solo garantizan obediencia y generan resentimientos).
Aun los varones mejor intencionados los realizan, porque están fuertemente inscritos en su programa de actuación con las mujeres. Algunos micromachismos son conscientes y otros se realizan con la "perfecta inocencia" de lo inconsciente.
Con estas maniobras no solo se intenta instalarse en una situación favorable de poder, sino que se busca la reafirimación de la identidad masculina, asentada fuertemente en la creencia de superioridad. Finalmente, Mantener bajo dominio a la mujer permite también (y este es un objetivo que se debe trabajar cuando se intenta desactivar estas maniobras) mantener controlados diversos sentimientos que la mujer provoca, tales como temor, envidia, agresión o dependencia. (Bonino, 1990)
Puntualmente, estas maniobras pueden no parecer muy dañinas, incluso pueden resultar naturales en las interacciones, pero su poder, devastador a veces, se ejerce por la reiteración a través del tiempo, y puede detectarse por la acumulación de poderes de los varones de la familia a lo largo de los años.
Un poder importante en este sentido es el de crearse y disponer de tiempo libre a costa de la sobreutilización del tiempo de la mujer.
Sus mas frecuentes efectos, tales como la perpetuación en los disbalances v disfunciones en la relación, el deterioro en la autoestima y autonomía femeninas y el aislamiento y la consolidación de prejuicios misoginos en el varón, se producen con denegación de su causalidad y atribución culposa a la mujer (uno de los micromachismos mas frecuentes).
Naturalización, poder de microdefinicion, normativa genérica, falta de recursos de las mujeres, aspectos todos que avalan estas practicas y que no podemos tampoco desconocer si queremos desactivarlas.
Quizás uno de los mecanismos mas ferreamente consolidados en el sostenimiento de estas acciones como de otras que conducen al racismo, la xenofobia o la homofobia, sea el de la objetificación: La creencia de que solo algunos varones (blancos) heterosexuales tienen estatus de persona permite percibir, en este caso, a las mujeres como "menos" persona, negandoles reconocimiento y justificando el propio accionar abusivo (Brittan, 1989).
Tomado del articulo MICROMACHISMOS
La violencia invisible en la pareja de Luis Bonino Mendez .
Texto completo
http://www.berdingune.euskadi.net/u89-congizon/es/contenidos/informacion/material/es_gizonduz/adjuntos/micromachismos.pdf
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