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martes, 22 de enero de 2013

Voluntariamente




                                                         
Te será familiar la campaña “Doce meses, doce causas” que ya hace tiempo inició una cadena de televisión.  Aprovechando este formato y bajo el lema “12 causas feministas para un 2013 menos machista” cada mes, asociaciones, instituciones y personas de todo el mundo difundiremos a la vez información sobre un tema importante para la erradicación de las violencias contra las mujeres.  Y es que para que se produzca la violencia que, en algunos casos, llega al asesinato de mujeres, por el hecho de serlo, es necesario que haya un caldo de cultivo aceptado por la sociedad. Por eso el primer mes, enero, comenzamos hablando de la violencia simbólica.
¿No es violencia acaso desear ponerme prótesis mamarias si no estoy en el mundo con la talla de moda? ¿No es violencia no atreverme a dejar crecer mis canas o no ser capaz de asomarme al mundo sin las pinturas de guerra? ¿No lo es que la publicidad día tras día, a todas horas, presente mi cuerpo como un conjunto de imperfecciones que hay que corregir? ¿O qué la belleza sea una característica mucho más necesaria para ser mujer que para ser hombre? ¿No es violencia que en muchos casos sea nuestra madre quien nos inicie en estos ritos?
Porque la violencia simbólica arranca sumisiones que no se perciben como tales; tan bien nos han “educado” que muchas veces hasta nos gusta. Y en esto es curioso como las occidentales reaccionamos cuando vemos algo que nos espanta de otras culturas. El otro día, hablando de la tradición que durante siglos se realizó en China mediante la cual se vendaba los pies de las mujeres para reducirlos de tamaño y que fueran más atractivas para la mirada del hombre yo lo comparaba con nuestros tacones; el objetivo que se persigue es el mismo. Una amiga me respondía que había una gran diferencia y es que a las chinas se les obligaba y nosotras de los tacones nos podemos bajar cuando queramos ¿estás de acuerdo? ¿ realmente es voluntario? Porque, si es así, ya estamos tardando,  y es que por cada hombre con juanetes hay diez mujeres que los padecen. Esto sin contar los problemas de espalda, de rodillas,… o que nos hacen ir más lentas. Pero se me olvidaba: “Nosotras es que queremos gustarnos a nosotras mismas”. ¿Qué mujer en su sano juicio, y sin embarazo de por medio, estaría orgullosa de su barriga?  Ellos son mucho más libres.
¿No te parece violento  que llamemos parto natural al que es con dolor, o que a nuestras mejores  actrices o presentadoras de televisión al llegar a la madurez no les permitan tener arrugas? Dirás que qué cosas digo, si se operan es porque quieren. Pues no, aprende el nombre, se llama violencia simbólica y la sociedad, toda, la práctica contra ti.

Diario Jaén el 22 de enero de 2013
Pilar de la Paz
Experta en género e igualdad

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