"Nosotras debemos tener mayor visibilidad en el altar. No vamos a esperar más, no vamos a rogar más por permiso, no vamos a dejar la Iglesia que amamos. Nosotras vamos a liderar la Iglesia siguiendo la palabra de Dios", dijo la obispo Bridget Mary, quien presidió la ordenación de la colombiana.
Este movimiento de sacerdotisas empezó hace años en Alemania y ha ido creciendo.
En 2002 siete mujeres fueron secretamente ordenadas por dos obispos católicos.
El movimiento cuenta con el apoyo de distintos grupos que rechazan el machismo de siglos del Vaticano.
Ni monja, religiosa o misionera: Olga Álvarez se niega a
desempeñar otro rol en la iglesia católica que no sea el de cura. Ella es la
primera latinoamericana en unirse al movimiento de sacerdotisas católicas,
integrado por 230 mujeres alrededor del mundo.
Antes de girar el pomo de la puerta, tomó un respiro y se
repitió a sí misma: "Estoy segura y cada vez me siento más segura".
No era la primera vez que repetía esas palabras. Eran la traducción
literal de la fuerza interior que la impulsó a tomar la decisión que cambió su
vida. Dos obispos cristianos presionaron por segunda vez el timbre. Olga
Álvarez, la mujer que se convertiría en la primera sacerdotisa católica
colombiana, no los hizo esperar más y abrió.
Una vez acomodados en la sala de su casa -sin muchos
preámbulos-, uno de ellos le preguntó:
-¿Tú sabes en que te has metido?
Olga notó que la entonación del clérigo no era la de una pregunta, sino la de
una advertencia. El segundo obispo continuó:
-Yo me opongo a la ordenación de mujeres -citando, de alguna
manera, los casos de las sacerdotisas de las iglesias presbiterianas,
anglicanas y luteranas-. No voy a ordenar mujeres porque la experiencia ha
demostrado que no tienen éxito. La gente no las acepta.
La colombiana trató de dar una respuesta contundente:
- Sí, yo sé en qué me he metido y mi experiencia ha sido distinta.
Un mes antes de su ordenación en los Estados Unidos, los obispos ya la habían
llamado por teléfono. Los jerarcas de dos iglesias de la fe cristiana habían
manifestado su preocupación por los rumores alrededor de su intención de asumir
el rol de sacerdotisa católica. La reverenda Judy Lee, coordinadora del
Programa de Preparación del movimiento, confiesa que el camino de iniciación en
el sacerdocio empezó a comienzos de 2010, cuando Olga contactó a la
organización vía Internet. Desde 2008 Álvarez conocía el movimiento a
través de Elfriede Harth, una amiga colombo-alemana, pero no estaba convencida.
Buscó publicaciones que explicaran en detalle la noticia revolucionaria del
clero femenino dentro del catolicismo, y un artículo publicado en la Revista
Concilium de España le dio todas las respuestas. Pero dos años más tarde,
y tras un breve paso por la Iglesia anglicana, esta mujer de 70 años se dio
cuenta de que su verdadero llamado era ser cura y en ninguna otra iglesia que
no fuera la católica. El proceso para lograrlo no fue nada simple.
Tuvo que certificar su educación religiosa y teológica y una experiencia
pastoral. Más allá de la preparación espiritual, en este documento, en caso de
tenerlo, también tenía que demostrar el apoyo de esposo o compañero, acreditar
cartas de referencia de profesores, un chequeo del pasado criminal y una
constancia médica sobre su buen estado físico y mental.
El encuentro entre Olga y los obispos se llevó a cabo cuando no había marcha
atrás. Ella ya había seguido al pie de la letra todos los pasos para ingresar
al movimiento, incluyendo una visita en julio de la reverenda Judy Lee a la
comunidad de la sacerdotisa católica en Colombia. Los dos obispos, sin embargo,
todavía tenían la esperanza de hacerla desistir. Le dijeron que para servir a
Dios había otros caminos y no el de la traición. No hubo caso. Cuando el
prelado se disponía a salir de la casa, uno de los obispos dijo:
- Lamentamos que te hayamos perdido.
El primer acercamiento a la vida de una comunidad religiosa de Olga tuvo lugar
en Santa Marta.
-Estaba muy joven, tenía unos veinte años y trabajaba como vendedora en
Tejicóndor. Un día decidí que era el momento de tomar dos años para darle un
aire nuevo a mi vida. Me fui a la Costa con una compañera misionera. El plan
era encontrarnos con otras misioneras de la Unión Seglar de Misioneros.
En la sierra, se sentaron junto a misioneros e indígenas alrededor de una
fogata. - Escuché acusaciones de los indígenas contra los misioneros. La
líder de la aldea, Dionisia Izquierdo, le decía enérgicamente al padre Lorenzo,
el misionero capuchino, que su pueblo no estaba en contra del desarrollo, pero
que no podían estar de acuerdo con la construcción de carreteras en tierra
sagrada y tampoco con que se hubieran llevado a varios niños al Orfanato San
Sebastián de Rábago.
Esa conversación no la dejó tranquila. Sintió que ella debía ser un puente
entre la religión católica y las creencias y los valores de los indígenas y los
afrocolombianos. Se unió a misiones en el Cauca y el Chocó. Los dos años
de viajes se convirtieron en 40 años de procesión religiosa, que empezaron
con misiones lideradas por el obispo católico Gerardo Valencia Cano y la
Fundación Unión Seglar de Misioneros, para luego echar raíces en un cargo
administrativo como secretaria de la oficina de la Teología de la Liberación en
Bogotá, fundada por el mismo obispo, y que ahora es conocida como el Servicio
Colombiano de Desarrollo Social.
- Nosotras debemos tener mayor visibilidad en el altar -dice la obispa-, no
vamos a esperar más, no vamos a rogar más por permiso, no vamos a dejar la
Iglesia que amamos. Nosotras vamos a liderar la Iglesia siguiendo la
palabra de Dios.
La alta jerarca justifica la existencia de mujeres curas al recurrir a los
anales de la historia, que indican que las mujeres sirvieron en ministerios
durante los primeros 1.200 años de la Iglesia.
- Lee Romanos 16: Pablo saluda a Phoebe y se refiere a ella como diácono,
de la misma manera en que menciona a Timoteo, otro líder de la Iglesia. Por
favor no dejes que los curas y obispos hombres te insistan en que no había
mujeres apóstoles: Junia, María Magdalena, Johana son nombradas en Lucas 8.
Para Mary, una de las cuatro primeras obispas en los Estados Unidos, el
carácter comunitario de la Iglesia cambió en la era del emperador romano
Constantino, cuando adquirió una estructura formal y los hombres religiosos
empezaron a ser líderes en el espacio público.
- De repente solo estos hombres contaban con algo similar a poderes mágicos,
que les otorgaban la autoridad para presidir la eucaristía. Así mismo la
prohibición de hombres casados era una precaución para que sus hijos no
heredaran la propiedad de la Iglesia.
Las fotografías de Janice Duszynska, la mujer que escandalizó al clero al
colarse en varias ordenaciones de sacerdotes y retar a los obispos quitándose
su abrigo y exhibiendo su alba y estola para ser ordenada sacerdote, han
sido recurrentes en los medios norteamericanos.
Desde su ordenación en diciembre del año pasado, Olga Álvarez ha realizado más
de cuarenta celebraciones eucarísticas en el país. La reverenda Lee la llama
cariñosamente "Pablita", porque como el apóstol Pablo se ha movido
por todo el territorio nacional para llevar su palabra. Una segunda mujer
colombiana fue ordenada en marzo, pero esta vez dentro del país.
Ella no revela su nombre debido a que teme que pierda su trabajo.
Al viajar a Colombia para la ordenación de Marta*, la obispa Bridget Mary vio
por televisión la instalación de un obispo y tanto niños como personas de
escasos recursos lo abrazaban. Tenía entendido que el obispo asumía su
ministerio en un área amenazada por el conflicto, por ello regresó a los
Estados Unidos con el alivio de saber que "Colombia era tierra fértil para
el movimiento".
En esta misma línea, monseñor Córdoba anunció como buena noticia que la Iglesia
católica fue designada por el gobierno para realizar la veeduría y distribución
de recursos para socorrer a las personas afectadas por la ola invernal, dada su
presencia en sitios remotos de la geografía nacional.
Las misas más recientes de la cura colombiana fueron para un plantel
estudiantil de más de 800 estudiantes. Con una sonrisa, Olga cuenta que la
comunidad le compró el pasaje para que viajara a cerrar las jornadas en
derechos humanos organizadas por el colegio.
-Llevaba puesta una estola con muchas caritas de niños. Algunos estudiantes se
acercaron, fijaron su mirada hacia mis ojos y después la bajaban por la estola,
¡esa estola los deja fascinados!
Para ella no hay duda de que estos niños y adolescentes ya sienten curiosidad
por el sacerdocio y por la encarnación de un cura en la imagen de una mujer.
Olga ya puso en marcha su revolución.
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