Las mujeres han sido social e históricamente discriminadas por un modelo económico y de reparto de los trabajos productivos y reproductivos que las ha relegado al ámbito de lo privado, impidiendo su plena participación en la toma de decisiones. El reparto de todos los trabajos, los remunerados y los no remunerados, debe ser un objetivo central de las políticas públicas, como paso fundamental para la construcción de sociedades más igualitarias.
Por todo ello, cuando hablamos de políticas públicas para la igualdad, uno de los pilares a trabajar tiene que centrarse en generar unos servicios públicos de calidad que dan cobertura a las diferentes necesidades existentes en el campo “de los cuidados”. Cuando el 96% de las excedencias por cuidado de hijas e hijos o dependientes, el 80% de la contratación a tiempo parcial o las reducciones de jornada por motivos de cuidados son de mujeres, sumado a la escasez o falta de servicios de atención ala dependencia y la ridícula oferta de escuelas infantiles públicas en nuestras Comunidades , se hace imprescindible desarrollar toda una red de servicios públicos que den cobertura a estas necesidades, y que permitan que la compatibilidad y el equilibrio entre las vidas profesionales y personales de mujeres y hombres sea posible.
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