Shirin Ebadi, abogada y Nobel de la Paz en 2003, antes de pronunciar la conferencia. «La cultura patriarcal es como la hemofilia»
En Irán la mujer tiene derecho al voto desde hace más de medio siglo; hay doce parlamentarias, y una ministra de Sanidad en el gobierno fundamentalista de Mahmud Ahmadineyad. Sin embargo, la responsable de este departamento tendrá que pedir permiso a su marido si quiere viajar, por ejemplo, para asistir a una cumbre de la Organización Mundial de la Salud. O puede que cuando llegue a casa se encuentre con la otra esposa de su marido. «¿Creen que esa mujer tendrá autoestima para ejercer su trabajo? Sencillamente, no». Shirin Ebadi ilustra así la situación de la mujer iraní, oprimida, humillada, también perseguida –ella misma ha estado encarcelada por ejercer de abogada de presos políticos–.
En su conferencia en la Facultad de Periodismo de Málaga, la Nobel de la Paz habló de ser mujer en países islámicos, pero también en todo el mundo, porque está convencida de que la discriminación por género se debe a la herencia de una cultura patriarcal Y a esto se suma una maliciosa interpretación del Corán.
Leyes anti-mujer
«¿Cuál es el origen de las leyes anti-mujer? Algunos lo ven en el Islam, pero la religión tiene muchas interpretaciones». Shirin Ebadi compara esa cultura patriarcal con el enfermo de hemofilia. Y pone el siguiente ejemplo: «Todo hombre déspota ha sido criado por una mujer. Ella transmite genéticamente ese mal, esa enfermedad, a los varones».
Y al final, la mujer vive con el yugo de esa tradición, y en Irán con la mordaza de un régimen. En su opinión, sólo el acceso al saber permitirá a la mujer luchar contra esa cultura patriarcal. Los principios que le inculcaron sus padres de igualdad y respeto forman parte de su argumento. La jurista cree que la ola de cambio en el Magreb está siendo favorecida por las tecnologías, que abren al mundo lo que pasa en esos países.
Pero advierte de que la democracia «no es un regalo», sino un proceso histórico en el que «el papel de la mujer es inevitable»
"La sociedad iraní acepta la igualdad de la mujer"
De niña, Shirin Ebadi (Irán, 1947) siempre ganaba los pulsos y las peleas de críos que mantenía con su hermano pequeño, lo cual despertaba sorpresa y un poco de desconfianza entre las mujeres que trabajaban en su casa. «Mira lo que hace la niña, pegando al señorito Yafar», comentaba la empleada. Y el padre, reía: «Déjelos, son niños, luego harán las paces». Un recuerdo que da voz y sirve de conciencia para una mujer que lucha por el cambio en Irán.
La primera musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz –en 2003– está convencida de que la discriminación que sufre la mujer en países árabes no se debe al Islam, sino a la herencia de una cultura patriarcal que tiene variables en todo el mundo. Mujer sencilla y menuda, también valiente, abogada y activista de los derechos humanos, combate con la fuerza de sus palabras. Antes de pronunciar una conferencia en la Facultad de Periodismo de Málaga, habla de la vida en su país y los efectos de las revueltas de Túnez y Egipto en los países árabes.
Entrevista
La situación de la mujer en Irán es particular. Por un lado, las leyes la oprimen pero, por otro, tiene cada vez más presencia en la vida pública...
Tras la Revolución Islámica se aprobaron leyes discriminatorias para la mujer. Nuestra vida vale la mitad que la del hombre; si yo tengo un accidente con mi hermano, voy a cobrar la mitad de la indemnización. Además, los hombres pueden tener cuatro esposas y divorciarse sin problema; para nosotras es casi imposible. Llama la atención que se apliquen estas leyes en un país donde hay un 60% de universitarias.
¿Qué tiene que cambiar para acabar con la discriminación?
La sociedad en Irán está completamente a favor y preparada para aceptar la igualdad de género, porque desde hace un siglo existe un movimiento feminista muy fuerte, con el apoyo de hombres. Lo que debe cambiar es la mentalidad de un gobierno que hace caso omiso a lo que la gente quiere.
¿Puede ayudar a ese cambio las revueltas en Túnez y Egipto?
Seguro que tienen influencia las protestas, porque la tecnología ha hecho al mundo más pequeño, que a una parte le afecten los acontecimientos de otra. No cabe duda de que cualquier cambio en un país de la zona va a tener efectos en la situación política y social de los países vecinos.
De modo que mejorará la situación de los derechos humanos en su país y Oriente Medio...
Bueno, se mejorará si esos países logran la democracia. Si pasa como en Irán, que la revuelta derrocó a un dictador, pero luego vino otro, las cosas seguirán igual.
En Occidente se difunde una imagen de mujer musulmana vulnerable y débil ¿por qué?
Porque se piensa que las mujeres musulmanas son iguales en todos los países árabes. ¿Acaso la situación legal de la mujer africana cristiana es la misma que la cristiana que vive en Noruega?
10/02/2011 Autora: Raquel Rivera - Fuente: laopiniondemalaga.es
10/02/2011 Autora: Raquel Rivera - Fuente: laopiniondemalaga.es
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