"La violencia machista es igual en todo el mundo"
OLIVIA CARBALLAR RAMALA 31/01/2011
No se pueden calcular rutas entre Sevilla y Hebrón (Israel)", señala Google Maps al marcar las dos ciudades. Entre una y otra distan casi 4.000 kilómetros. Ana Bella Estévez es sevillana; Asma Doufish, palestina. Ninguna sabe nada de la otra. Pero les basta un minuto para hablar como si se conociesen de toda la vida. Ana fue maltratada durante 11 años por su marido. Asma comenzó a vivir cuando se divorció del suyo. Ana aprovechó esa fuerza para ayudar a otras mujeres y creó una fundación que lleva su nombre. Asma hizo lo mismo y preside ahora una organizaciónHebron Women Charitable Society que lucha contra el maltrato.
Ambas se conocieron en Ramala, en un encuentro organizado por la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género, que cada año visita los territorios ocupados. "Esta lacra es igual en todo el mundo: en Sevilla, en Nueva York o en Palestina", concluyeron tras una tarde sentadas frente a frente, una cristiana, la otra musulmana, sin pasaportes, sin aquellos dos mundos que Google Maps es incapaz de unir.
Ana. Mi marido no me dejaba leer libros, no me dejó ir a la universidad. Tenía que estar con él siempre. Un día intentó matarme, me fui a una casa de acogida y me persiguió, lo pasé muy mal. Pero pensé que si yo tenía cualidades para resistir la violencia, podría, con estas cualidades, empezar una nueva vida con mis cuatro hijos. Así que logré una casa y un trabajo y decidí dedicar mi vida a ayudar a otras mujeres para que se dieran cuenta de que no tienen que estar con nadie si las maltratan. No somos víctimas, somossupervivientes.
Asma. Yo estudié, soy dentista, y me casé. Fui a Estados Unidos por dos años, pero no tenía permiso de trabajo y empezaron todos los problemas con mi marido. Saqué fuerzas, dejé la casa y me divorcié, aunque fue difícil. Entonces, trabajé y monté una clínica, cuidé a mi hijo sola. Ahora ayudo a las mujeres con problemas. Estamos buscando apoyo para tener lo mismo que en España, casas de acogida.
Ana. Nosotras también hemos creado una empresa para que las mujeres consigan trabajo, porque en España si estás embarazada o eres una víctima de violencia es muy difícil conseguir un empleo.
Asma. Aquí, si una mujer no tiene cómo salir de casa, le llevamos el trabajo hasta allí para que pueda vivir y ayudar a sus hijos o lo que necesite. Hacemos prendas, mantones, manteles artesanales, entre otras cosas, que luego vendemos.
Ana. Eso es importante. El programa funciona cuando es flexible. Si la mujer no puede salir por lo que sea, se le ayuda donde esté. Hacéis las dos cosas, les dais comida y medios para que mejoren sus vidas.
asma. Sí, las formamos para que puedan trabajar y que se mantengan por sí mismas.
Ana. La primera mujer que ayudamos estuvo en mi casa porque no teníamos dinero y ahora vive en Madrid. Ella ayudó a otra mujer allí. Una mujer ayuda a otra y otra a otra... En España hay una ley, puedes ir a la policía y poner una denucia, pero sólo el 20% lo hace. Ayudamos a que el 80% vaya a la policía y denuncien. Con menos burocracia, iría mejor.
Asma. Aquí no, la gente no va a la policía, es un corte. Tendría problemas con su familia, que no apoyaría el divorcio.
Ana. En España tenemos otro problema, que las mujeres van a la policía y luego vuelven con el marido, que va detrás de ella para que sea su esclava ¿Es igual en Palestina?
Asma. No, aquí no puedes volver. Cuando te vas, es el fin. El hombre ya no te acepta, te repudia.
Ana. Tu ejemplo es bueno para otras mujeres.
Asma. Tengo mi casa, mi trabajo, todo el mundo lo sabe ¿En España los padres pueden visitar a los niños?
Ana. Sí, los jueces deciden el acuerdo.
Asma. Lo mismo que aquí, pero muchos no pagan. Y, a pesar de eso, pueden ver a los niños. Por el contrario, si la madre no puede mantenerlos, se los quitan y no puede verlos. Por eso es importante que las mujeres trabajen. Aquí todavía estas cosas son asunto de familia.
Ana. En España han matado a más de 70 mujeres.
Asma. Aquí se le llama crímenes de honor.
Ana. Hay que educar a los hijos en igualdad, tenemos que ser parte del cambio para que las mujeres tengamos los mismos derechos.
Asma. Correcto, desde la casa, desde el núcleo.
Ana. La educación para la mujer es esencial, cuando sabes, nadie te pegará.
No se pueden calcular rutas entre Sevilla y Hebrón (Israel)", señala Google Maps al marcar las dos ciudades. Entre una y otra distan casi 4.000 kilómetros. Ana Bella Estévez es sevillana; Asma Doufish, palestina. Ninguna sabe nada de la otra. Pero les basta un minuto para hablar como si se conociesen de toda la vida. Ana fue maltratada durante 11 años por su marido. Asma comenzó a vivir cuando se divorció del suyo. Ana aprovechó esa fuerza para ayudar a otras mujeres y creó una fundación que lleva su nombre. Asma hizo lo mismo y preside ahora una organizaciónHebron Women Charitable Society que lucha contra el maltrato.
Ambas se conocieron en Ramala, en un encuentro organizado por la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género, que cada año visita los territorios ocupados. "Esta lacra es igual en todo el mundo: en Sevilla, en Nueva York o en Palestina", concluyeron tras una tarde sentadas frente a frente, una cristiana, la otra musulmana, sin pasaportes, sin aquellos dos mundos que Google Maps es incapaz de unir.
Ana. Mi marido no me dejaba leer libros, no me dejó ir a la universidad. Tenía que estar con él siempre. Un día intentó matarme, me fui a una casa de acogida y me persiguió, lo pasé muy mal. Pero pensé que si yo tenía cualidades para resistir la violencia, podría, con estas cualidades, empezar una nueva vida con mis cuatro hijos. Así que logré una casa y un trabajo y decidí dedicar mi vida a ayudar a otras mujeres para que se dieran cuenta de que no tienen que estar con nadie si las maltratan. No somos víctimas, somossupervivientes.
Asma. Yo estudié, soy dentista, y me casé. Fui a Estados Unidos por dos años, pero no tenía permiso de trabajo y empezaron todos los problemas con mi marido. Saqué fuerzas, dejé la casa y me divorcié, aunque fue difícil. Entonces, trabajé y monté una clínica, cuidé a mi hijo sola. Ahora ayudo a las mujeres con problemas. Estamos buscando apoyo para tener lo mismo que en España, casas de acogida.
Ana. Nosotras también hemos creado una empresa para que las mujeres consigan trabajo, porque en España si estás embarazada o eres una víctima de violencia es muy difícil conseguir un empleo.
Asma. Aquí, si una mujer no tiene cómo salir de casa, le llevamos el trabajo hasta allí para que pueda vivir y ayudar a sus hijos o lo que necesite. Hacemos prendas, mantones, manteles artesanales, entre otras cosas, que luego vendemos.
Ana. Eso es importante. El programa funciona cuando es flexible. Si la mujer no puede salir por lo que sea, se le ayuda donde esté. Hacéis las dos cosas, les dais comida y medios para que mejoren sus vidas.
asma. Sí, las formamos para que puedan trabajar y que se mantengan por sí mismas.
Ana. La primera mujer que ayudamos estuvo en mi casa porque no teníamos dinero y ahora vive en Madrid. Ella ayudó a otra mujer allí. Una mujer ayuda a otra y otra a otra... En España hay una ley, puedes ir a la policía y poner una denucia, pero sólo el 20% lo hace. Ayudamos a que el 80% vaya a la policía y denuncien. Con menos burocracia, iría mejor.
Asma. Aquí no, la gente no va a la policía, es un corte. Tendría problemas con su familia, que no apoyaría el divorcio.
Ana. En España tenemos otro problema, que las mujeres van a la policía y luego vuelven con el marido, que va detrás de ella para que sea su esclava ¿Es igual en Palestina?
Asma. No, aquí no puedes volver. Cuando te vas, es el fin. El hombre ya no te acepta, te repudia.
Ana. Tu ejemplo es bueno para otras mujeres.
Asma. Tengo mi casa, mi trabajo, todo el mundo lo sabe ¿En España los padres pueden visitar a los niños?
Ana. Sí, los jueces deciden el acuerdo.
Asma. Lo mismo que aquí, pero muchos no pagan. Y, a pesar de eso, pueden ver a los niños. Por el contrario, si la madre no puede mantenerlos, se los quitan y no puede verlos. Por eso es importante que las mujeres trabajen. Aquí todavía estas cosas son asunto de familia.
Ana. En España han matado a más de 70 mujeres.
Asma. Aquí se le llama crímenes de honor.
Ana. Hay que educar a los hijos en igualdad, tenemos que ser parte del cambio para que las mujeres tengamos los mismos derechos.
Asma. Correcto, desde la casa, desde el núcleo.
Ana. La educación para la mujer es esencial, cuando sabes, nadie te pegará.
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