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jueves, 31 de agosto de 2023

Feminismo para principiantes como parte de la aculturación violeta (2)

 


El asunto del descrédito del feminismo, la mala reputación de las feministas y de mujeres en contra de este movimiento político filosófico y social, no son problemáticas exclusivas de hoy en día, por el contrario tienen su larga historia y son temas que dan para muchos otros artículos más, por ahora bástenos con mencionar como ejemplo la carta-decreto que en 1870 escribió la reina Victoria:

“La Reina desea que se unan a ella todos los que sepan hablar o escribir para contener esta loca y perversa tontería de los «Derechos de la Mujer», con todas sus horrorosas secuelas ante las cuales el sexo débil se inclina, olvidado de todo sentido del decoro y de la feminidad”.

Y dando un salto en el tiempo vemos que la situación no  mejoró para el feminismo y sus integrantes, en 1947 la psicoanalista Marynis Farnham y el sociólogo Ferdinand Lundberg publicaron La mujer moderna: El sexo perdido, en el que afirman que: “el feminismo, a pesar de la validez externa de su programa político y de la mayor parte de su programa social, es en el fondo una enfermedad”…, y terminan etiquetando a todas las pensadoras feministas como crónicamente neuróticas y psicológicamente perturbadas.

El movimiento feminista ha sido y es amado y abrazado, pero también malinterpretado y rechazado por muchas mujeres que carecen de una información correcta, pensando en esto recordé a la poeta escritora y activista feminista guatemalteca Alaìde Foppa, quien, consciente de esta situación cofundó en México en 1976 la revista Fem con la intención de educar a las nuevas feministas, ofreciéndoles fundamentos verdaderos y sólidos sobre los cuales apoyarse, afortunadamente en la actualidad las nuevas tecnologías nos permiten crear multitudes de espacios-plataforma con este mismo objetivo.

Concluyo haciendo una invitación a mis compañeras veteranas para que sigamos trabajando en la aculturación feminista, que individual y colectivamente divulguemos a quienes no lo saben que, el feminismo trabaja en la creación de un nuevo orden social en democracia y en pro del desarrollo de los derechos humanos y de todo tipo para toda la humanidad, y no en la creación de una dictadura de mujeres oprimiendo a los hombres,

Estoy segura de que si adaptamos nuestro lenguaje a cada nivel de conocimiento, presentando de una forma creativa y sencilla la historia opresiva que nuestro género ha sufrido y sufre, la historia de objetivos, mítos y verdades del feminismo,  además de reales e inspiradoras genealogías femeninas, estaremos creando eficaces puentes de comunicación para llegar cada vez a más mujeres, otorgándoles las herramientas que les permitan desarrollar una conciencia crítica feminista en beneficio no solamente de sus vidas, sino también de las vidas de quienes las rodean!

Libros sugeridos para iniciarse en el feminismo:

  1. Todos deberíamos ser feministas, Chimamanda Ngozi
  2. Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo, Chimamanda Ngozi
  3. Será que soy feminista?, Alma Guillermo Prieto
  4. Feminismo para principiantes, Nuria Várela
  5. Una habitación propia, Virginia Woolf

Galilea Libertad Fausto

Créditos de la ilustración a quien corresponda

miércoles, 30 de agosto de 2023

Feminismo para principiantes como parte de la aculturación violeta (1)

 


Si bien es cierto que cada vez más mujeres se están uniendo a los diferentes movimientos feministas, también lo es el hecho de que otro gran número de ellas ni siquiera quiere oír hablar del tema, a menudo escucho a diferentes tipos de personas expresarse mal de las feministas, calificándolas de ser alborotadoras, violentas, abusadoras de hombres, inmorales, matabebés, ateas etc., pero cuando estas opiniones negativas y equivocadas provienen de las propias mujeres y peor aún, cuando estas mujeres pertenecen a las nuevas generaciones quienes son la base del futuro, me resulta más preocupante, y considero que esta es una problemática que las veteranas integrantes activas de los feminismos actuales necesitamos analizar las causas y proponer soluciones.

En este sentido me hago y nos hago una observación, la cual es que dentro del ámbito feminista expresiones como: androcentrismo, perspectiva de género, techo de cristal, paridad, mujeres púrpura, gafas moradas, pedagogía y aculturación violeta, ola feminista, opresión, cautiverios, patriarcado, machismo entre muchas otras, forman parte del lenguaje cotidiano entre nosotras pero también, del vocabulario que utilizamos en el tipo de activismo feminista que cada una realizamos dando por hecho, que el significado de todo lo que estamos tratando de transmitir es claramente entendible para cualquier mujer, y definitivamente no es así, pues la mayoría de mujeres fuera del círculo feminista no están familiarizadas con estos conceptos y nuestro mensaje no les está llegando.

Por increíble que pueda parecernos, el conocimiento del significado real del feminismo, sus objetivos y los enormes beneficios que este nos ha traído a las mujeres todavía no quedan claros, a trescientos años de haberse iniciado este movimiento político y social la verdad es que su entendimiento para muchas todavía está en pañales, y para otras ni siquiera a nacido.

Esta realidad entre otras cosas, es la que hace que en la actualidad una mujer que disfruta de tener libertad de pensamiento, palabra y acción diga que no es feminista y que no quiere serlo, cuando en realidad todos los derechos y oportunidades de que goza son el feminismo puro actuando en su vida diaria; en mi opinión, esta negación y renuencia no es otra cosa que falta de conocimiento y el resultado de la mala fama que tenemos las feministas.

Borrar la mala imagen y conceptos erróneos que se tienen, y acercar a las jóvenes al conocimiento verdadero del feminismo y lo que realmente significa ser feminista hoy en día, indudablemente debería ser una de las prioridades en el activismo por la aculturación violeta (mostrar una nueva cultura basada en la igualdad real y en la no violencia hacia las mujeres y las niñas).

Quizá una buena forma de empezar esta transformación sea partir de la reflexión de que, aunque el feminismo para quienes en verdad lo conocemos sea una filosofía de vida inmersa hasta el tuétano de nuestros huesos, no podemos esperar que las demás se enamoren a ciegas y decidan pertenecer a un mundo que no conocen y/o del que lo mucho o lo poco que han oído es todo negativo.

Entre las principales causas que encuentro del porqué muchas mujeres especialmente jóvenes no reconocen el feminismo en diario vivir, y por lo tanto no se ven a si mismas siendo feministas están: el desconocimiento de la historia de la situación de las mujeres a lo largo del tiempo y de la historia del feminismo, creencias religiosas, el mito del amor romántico, el comportamiento de dominación abuso y excesos que tienen muchas mujeres que se hacen llamar feministas, pero que en realidad son mujeristas, (mujerismo = machismo), y la errónea creencia de que ser feminista implica por fuerza ser activista.

Existen demasiados mitos de lo que es ser feminista, de ahí la importancia que veo de que las veteranas promovámos un feminismo para principiantes en palabras claras sencillas y directas, para decir que ser feminista no es odiar a los hombres o querer convertirse en uno de ellos, no es no creer en Dios, no es ser anti amor hombre-mujer ni anti familia, no es estar en contra de la maternidad, no es dejar de ser femenina si así se quiere ser, como tampoco es salir al mundo enfurecida con una actitud vengativa hacia el sexo masculino en un plan de ojo por ojo y diente por diente.

Se hace necesario aclarar que el feminismo en su explicación más simple es un movimiento colectivo femenino que busca la igualdad de derechos políticos y sociales entre los dos sexos,y la eliminación de todo tipo de violencia en contra de las mujeres y las niñas, por consiguiente, ser feminista simplemente es estar a favor de todo esto.

Por otro lado, en mi experiencia como consejera y facilitadora de grupos de apoyo para mujeres, así como con familiares, amigas y conocidas, me he dado cuenta que aclararles que no necesitan pertenecer a un colectivo, ni participar en ninguna clase de manifestaciones públicas, les quita el miedo y las anima a acercarse al feminismo al saber que, pueden ser feminista en las convicciones y valores personales que poseen, en la forma en que se ven y se tratan a a sí mismas y a las mujeres que las rodean, en las relaciones de pareja y relaciones en general que tienen, en la manera en que educan a sus hijos e hijas, etc.

No obstante, estoy muy consciente de que un sólo artículo (este o cualquier otro), la lectura de un solo libro, la vista de una sola película serie o documental no son suficientes para desmentir los engaños patriarcales, pero si son un buen principio, en el entendido siempre de que el convertirse en feminista no es algo que ocurra de la noche a la mañana, el despertar de la conciencia y el abrace del feminismo como un permanente estilo de vida, requiere de un proceso largo de aprendizaje-reflexión y de mucho estudio, sobre todo si nos queremos dedicar al activismo feminista.

Galilea Libertad Fausto

Créditos de la ilustración a quien corresponda


domingo, 20 de agosto de 2023

Condiciones para un sistema de empleo/cuidados igualitario



Tomamos el texto de nuestra admirada María Pazos para ayudarnos a poner sobre la mesa propuestas de cambio para la situación de las mujeres . Ella nos dice que :

el programa económico feminista es más necesario que nunca (si cupiera)

y nos explica:

En la situación catastrófica en la que nos encontramos, aparecen en primer plano las brutales agresiones a las mujeres, con la exacerbación de todos los fenómenos de opresión. Esto, explicablemente, provoca nuestra indignación. Sin embargo, es más que nunca necesario mantener la cabeza clara para formular objetivos y vías posibles y justas, más allá de las respuestas emocionales comprensibles.


Pues bien, la historia demuestra que a la igualdad solo se puede llegar por la vía de la ampliación de derechos. No se ha conseguido en ningún país que los hombres cuiden en las condiciones precarias en las que ahora lo hacen las mujeres, ni que las mujeres dejen de cuidar masivamente cuando se ven presionadas a ello. Tampoco se ha conseguido la igualdad económica rebajando los salarios o las pensiones de los hombres.



Por tanto, se impone el principio de realidad: no es posible la igualdad a la baja. Afortunadamente, esa única vía posible a la igualdad es también la única justa, tanto para las mujeres como para toda la sociedad: ampliar los derechos a todas las personas y situaciones que ahora han estado excluidas de los mismos, y atender todas las necesidades que ahora están desatendidas. Es decir, aplicar correctamente el gran principio rector de la política social: a cada cual según sus necesidades y de cada cual según sus posibilidades.


Debemos tomar nota de estas evidencias para exigir a los poderes públicos, a los partidos, sindicatos y demás organizaciones sociales, obrar en consecuencia. Por ejemplo, no se puede decir que se está por el reparto equitativo del cuidado y, a la vez, negarse a demandar que se elimine (o a eliminar, en el caso de tener mayoría parlamentaria) la prestación por cuidados en el entorno familiar (Art. 18 de la Ley de Dependencia). Quienes mantienen esa postura, ¿qué vía proponen para el reparto equitativo de los cuidados? ¿Cómo harían que hubiera tantos hombres como mujeres cuidadoras 24 horas al día durante 365 días al año por una paguita, o aunque esa paga aumentase? Se han llegado a idear campañas para que los hombres se tomen excedencias no pagadas y otros derechos precarios, pero nunca se ha conseguido y no se conseguirá, además de que es injusto pretenderlo. Lo que se necesita es coherencia y valentía para dar ese golpe de timón que necesitamos.



Para conseguir una sociedad sin roles de género (sin patriarcado, sin división sexual del trabajo), se necesitan tres condiciones, que dan lugar a un programa de reivindicaciones, como se muestra en la tabla siguiente:





Estas tres condiciones son cruciales para posibilitar que todas las personas se incluyan en el cuidado al mismo nivel de corresponsabilidad; que todas las personas sean independientes económicamente durante toda su vida; y que todas las personas con necesidades de cuidado sean atendidas. En el mercado laboral, la igualdad en el cuidado eliminará una causa fundamental de discriminación, pues al ausentarse los hombres en la misma medida que las mujeres, se eliminará la etiqueta de «menos disponible para el empleo» que portamos todas las mujeres ante las empresas.


Evidentemente cualquier persona debe ser libre para decidir cuidar a tiempo completo y depender económicamente de otra persona, pero se trata de que nadie se vea presionada a hacerlo por la falta de otras alternativas y/o por incentivos económicos. Es importante subrayar, a este respecto, que en los países en los que se han puesto las condiciones para que todas las personas sean independientes económicamente (los países nórdicos), es insignificante el número de personas que optan por esa situación de dependencia.


Ojalá el movimiento feminista mundial aborde el debate del programa económico feminista que necesitamos para ese salto necesario. No nos engañemos, esto es extremadamente difícil, por no decir imposible, si el movimiento feminista no recupera las calles. En cualquier caso, las feministas no podemos hacer otra cosa que seguir trabajando, tanto para romper las políticas confinatorias que han quebrado la ola feminista como para mejorar las condiciones de todas las mujeres.


 https://mariapazos.com/mujeres-hombres-y-cuidados/#more-1236

martes, 1 de agosto de 2023

Jane Austen es rosa, violeta o punto y aparte?

 



“Es una verdad universalmente reconocida que….”

Orgullo y Prejuicio, 1813.

Es una verdad universalmente reconocida que la escritora inglesa Jane Austen (1775-1817) es una de las grandes clásicas de la literatura, una de las que más se habla se analiza se publica y se produce hoy en día, su vida y obra siguen siendo un irresistible imán para millones de personas, y es que quizá nunca una autora le ha dado tanto al mundo de la literatura, cine, teatro y televisión con únicamente seis novelas publicadas en el transcurso de sólo siete años.

Sin embargo, hablar de Jane Austen es literalmente hablar de palabras mayores, es hablar de una profunda conocedora de las virtudes y miserias de la naturaleza humana, es hablar de la madre de la novela psicológica, una genia de las letras, la joven que con tan sólo veinte años de edad fue capaz de escribir Orgullo y Prejuicio, considerada una de las más grandes joyas de la literatura universal.

Quienes la amamos y seguimos el recorrido de sus letras sabemos que la primera novela que logró publicar fue Sentido y Sensibilidad en 1811, seguida por Orgullo y Prejuicio en 1813, El Parque Mansfield en 1814, Emma en 1815, La Abadía de Northanger y Persuasión en 1818, estas dos últimas publicadas póstumamente al igual que Lady Susan que no vio la luz sino hasta 1871, Los Watson y Sandington quedaron inconclusas.

Falleció el 18 de julio de 1817 a la edad de 41 años.

Su obra como todas las obras de arte está expuesta a múltiples interpretaciones, desde hace algunas décadas las opiniones varían desde que es literatura conservadora, costumbrista, o romántica, hasta que es declaradamente feminista.

Quienes me conocen saben que siempre me gusta ir al origen de las cosas, especialmente si de controversias se trata. En 1975 Janet Todd y la crítica literaria Marilyn Butler iniciaron el debate que aún continúa, apuntalando que las novelas de Jane Austen no son de color rosa, sino que por el contrario son claramente feministas.

Como lectora hispanoamericana me resulta muy interesante saber que las primeras traducciones de Jane Austen al español se hicieron en los años 20, sólo Persuasión fue publicada un poco antes en España en 1919, y gracias al trabajo de investigación que realizó Janine Barchas profesora de la Universidad de Texas, conocemos que fue precisamente España uno de los mercados en los que se produjo lo que esta profesora llama el «pinking Jane Austen», que es romantizar toda su obra, hecho que se vió favorecido por las adaptaciones cinematográficas a partir de los años cincuenta.

Ciertamente en todas sus novelas está presente el romance que culmina en feliz boda y sin embargo, esto no las convierte en románticos y cursis cuentos de color rosa sino que por el contrario, son historias de mujeres fuertes e inteligentes quienes en un proceso de autoconocimiento y autocritica logran crecimiento y realización interior antes de casarse, mujeres que en el uso de su capacidad de decisión se arriesgan a rechazar el mandato del matrimonio por conveniencia.


“Solo el amor más profundo me persuadiría a casarme, por lo que acabaré solterona” Orgullo y Prejuicio (1813)


El análisis del patriarcado en la obra de Jane Austen y su representación en las adaptaciones fílmicas concluye:

<A través de una buena educación basada en fortalecer el cuerpo y en instruir el corazón, de madurez, de racionalidad y de independencia, esta autora consigue que sus heroínas crezcan y se desarrollen lejos de la autoridad parental alcanzando, así, su autorealización personal. Al igual que Wollstonecraft, Austen no crea heroínas con poder o autoridad sobre los hombres sino sobre ellas mismas para que tengan la capacidad de elegir su propio destino, rechazando así el patriarcado y el matriarcado que obliga a la mujer a la subordinación y al nulo desarrollo intelectual y social.>

He leído en este y en otros análisis con perspectiva de género, que se encuentra en la escritura de Jane Austen una clara influencia del pensamiento emancipador de Mary Wollstonecraft, Mary Ann Radcliff y Olympe de Gouges entre otras, las que con sus ensayos y manifiestos a favor de los derechos de la mujer pusieron los cimientos del movimiento feminista a finales del siglo XVIII.

Por otro lado, hay quienes opinan lo contrario como es el caso de la escritora de novela romántica e historiadora Gabriela Margall, para la que el término feminista tiene una carga política histórica probablemente no aplicable a Jane Austen, y considera que actualmente hay un interés por ubicarla como una autora feminista.


En este sentido coincido con ella, encuentro mucho oportunismo por parte de las editoriales y el mundo de la mercadotecnia en general, que aprovechando el enorme auge del feminismo actual insisten en vender la imagen y la obra de Jane Austen como pionera de este revolucionario movimiento, sin importarles realmente si lo fue o no.

En lo personal no la considero una escritora de novelas feministas, aunque reconozco que Elizabeth Bennet, la protagonista de Orgullo y Prejuicio si tiene el deseo de cambio en la mentalidad de las mujeres que la rodean y en el modelo de la vida femenina que existía en su tiempo, no obstante, cabe mencionar que en este y en todos sus libros la severa crítica de Jane Austen fue igual para con los hombres que para con las mujeres.

Hoy en día los estudios continúan debatiendo entre que sí es realmente posible que en las bibliotecas de su pequeño, masculinizado, religioso y conservador círculo, la adolescente Jane hubiese tenido acceso a textos feministas y aprendido de ellos, o si sólo es algo que los feminismos de la actualidad quieren ver.

Respecto a esto, yo no siento la necesidad de ponerle el titulo de feminista aunque yo lo sea, para admirarla me basta saber que fue una mujer inteligente, de espíritu y pensamiento libre, valiente, con capacidad de decisión propia y con un inigualable extraordinario talento en el arte de escribir.

Como ya he expresado en otras ocasiones, para mi (independientemente de que si tuvo influencia de sus revolucionarias contemporáneas o no), su transgresión a la época y a la sociedad en la que le tocó vivir, radicó principalmente en su natural rebeldía de pensamiento, en su decisión de no casarse, en dedicarse a escribir, y en el hecho de que con sus publicaciones logró cierta independencia económica.

Concluyo diciendo que para mí la literatura de Jane Austen es inclasificable, su experiencia de vida y su creación son simplemente punto y aparte, creo que su genialidad y la extensión profunda de los temas que aborda en sus escritos, son de una proporción tan grande que no cabe ponerlos en un solo género literario, en mi opinión, la inteligencia la ética la ironía la finura y la magnificencia en el estilo y lenguaje de Jane Austen, son componentes que la ponen muy por encima de cualquier etiqueta, leerla desde un sólo ángulo sería perderse demasiado!


Galilea Libertad Fausto



Créditos de la ilustración: Bibiostock.