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miércoles, 14 de junio de 2023

Clarissa y su celebración a la vida cien años después!


 Se cumple un siglo de aquella radiante mañana de mediados de junio en la que…<La señora Dalloway decidió que ella misma compraría las flores>

Con esta simple pero atrapadora línea de tan sólo diez palabras, comienza el inolvidable y trascendental recorrido por un día en la vida de Clarisa y de una docena de personajes más que, a cien años de aquel peculiar miércoles en el que no sucedió nada y sucedió todo, nos tienen aquí hablando y conmemorando de diferentes formas esta invaluable joya de la literatura inglesa y universal.

En 2016 la escritora y crítica literaria norteamericana Elaine Showalter lanzó en el periódico inglés The Guardian, la propuesta de establecer un Día Dalloway para homenajear esta obra de Virginia Woolf publicada en 1925, sin embargo, no fue hasta el 2018 que la Royal Society of Literature comenzó  a celebrarlo oficialmente cada año, en el miércoles más cercano a la mitad de junio.

A 98 años de la publicación de La Señora Dalloway podemos ver cuán proféticos fueron los pensamientos que ella tuvo en su caminata hacia Bond Street:

…”Pero, de alguna manera, en las calles de Londres, en la corriente y la marea de las cosas, aquí, allí, ella sobrevivía, Peter sobrevivía, vivían el uno en el otro, y ella formaba parte, estaba segurísima, de los árboles de su casa, de aquella casa de ahí enfrente, fea, cayéndose a pedazos; formaba parte de gente a la que nunca había conocido; yacía como una bruma entre la gente que mejor conocía, quienes la elevaban entre sus ramas como ella había visto que los árboles levantan la bruma, pero se extendía tanto, tan lejos, su vida, ella misma."

Pienso en lo real que es su trascendencia cuando leo que en esta época algunas universidades de Londres y Nueva York son lugares de reunión para los académicos estudiosos de de esta novela, que en la ciudad londinense existen recorridos turísticos que siguen el camino de sus personajes incluyendo una visita a la Biblioteca Británica, en donde se encuentra el borrador del manuscrito de La Sra. Dalloway que inicialmente se iba a llamar Las Horas, cuando sé que existen  postales de ella y su autora en la National Portrait Gallery y tés en Dalloway Terrace en Bloomsbury.

En diferentes lugares del mundo se ofrecen exposiciones conferencias y clubs de lectura para rendirle tributo, en lo personal desde la primera vez que mi yo lectora caminó junto a Clarissa hacía Bond Street,  avanzado por Picadilly y pasando frente a la librería Hatchards, y yendo a comprar flores en la floristería Mulberry, desde entonces cada año me gusta releerla, comprar una nueva edición para mi o para regalar, participar en algún evento conmemorativo o ver de nuevo la adaptación cinematográfica de 1997.

Este es un libro que nació clásico porque al igual que todos los de su especie, su contenido y su mensaje es atemporal, personal y universal ofreciendo en cada lectura y re lectura reflexiones y enseñanzas nuevas, los clásicos nos ayudan a conocer el mundo pasado y presente al mismo tiempo que nos hacen conocernos a nosotros mismos, a nosotras mismas y a la sociedad en la que vivimos.

La Señora Dalloway en un impresionante fluir de monólogos interiores que nos permiten asomarnos a la vida interior de las personas, a sus recuerdos, a su actual cotidianidad y a sus planes para el futuro, poniéndonos en contacto desnudo y directo con las realidades de la juventud y la madurez, la salud y la enfermedad, el matrimonio el amor y la costumbre, la amistad, la relación madre-hija, la atracción entre mujeres, la superficialidad de la aristocracia londinense, los estragos de la guerra, los problemas mentales y la ineficacia médica, el fanatismo religioso etc.

Clarissa Dalloway es rompedora, pionera y controversial, enormemente comentada analizada y criticada, para muchas opiniones ella sólo es la típica ama de casa adinerada frívola comodina y conformista, mientras que para otras es una mujer  feminista en el sentido de que se atrevió a tomar sus propias decisiones.

…”Por eso, todavía hoy se encontraba en St. James's Park, viendo los pros y los contras, todavía hoy seguía preguntándose y diciéndose que había hecho bien -y de hecho así era- en no casarse con él. Porque en el matrimonio debe haber cierta libertad, un poco de independencia entre personas que viven día tras día en la misma casa; Richard se lo daba, y ella a él. (¿Dónde estaba él esta mañana, por ejemplo? En algún comité, nunca le pedía explicaciones.) Pero es que con Peter todo tenía que compartirse; había que hablarlo todo. Y eso era intolerable."

Me encuentro aquí en un miércoles de mediados del sexto mes justo como hace cien años lo estuvo Clarissa, mi yo lectora y mi yo cosmopolita están de fiesta y quiero concluir este escrito-tributo a la maravilla de estar viva y a La Señora Dalloway, citando este otro hermoso fragmento de la novela:

"En los ojos de la gente, en el vaivén, el caminar y la caminata; en el estruendo y el tumulto; en los coches, automóviles, omnibuses, camiones, hombres-anuncio que van y vienen de un lado a otro; en las bandas de música; organillos; en el triunfo, y en el tintineo y en el extraño canto de algún aeroplano que pasaba volando, estaba lo que ella amaba: la vida; Londres; este momento de junio."

Galilea Libertad Fausto 

Créditos de la ilustración a quién corresponda.

Bibliografía: La Señora Dalloway, Virginia Woolf, 1925

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viernes, 9 de junio de 2023

Mujeres libreras desde una habitación propia hasta una librería propia

 


Es en los últimos años cuando con el uso de las nuevas tecnologías, las mujeres hemos ido teniendo mayores libertades y recursos para poder acercarnos, identificarnos, apoyarnos y motivarnos unas a otras, todo con una idea más clara de las carencias, vivencias, pasiones, sueños, luchas y logros que compartimos con las mujeres de nuestro tiempo, pero también con las que nos antecedieron allanándonos el camino, unidas todas por esa invisible vena femenina que nos sincroniza atemporal e Inter generacionalmente.

De los muchos sentidos de esa conexión hoy quiero abordarla desde la literatura y el feminismo, como feminista escritora amante de los libros y de los espacios-oasis para mujeres, diré que me gusta encontrar el hilo conductor entre las cosas de ayer y las de hoy, entre las obras publicadas por la pluma del mal llamado segundo sexo, las ambulantes vendedoras de libros, las librerías y las causalidades que comparten todas sus protagonistas.

Las décadas veinte y treinta del siglo pasado fueron el periodo de mayor apertura académica, profesional y laboral  que había existido hasta entonces para las mujeres, de ahí que se le llamó la época de la nueva mujer y de la mujer de carrera, a través del estudio y el trabajo estaban comenzando a tener autonomía de pensamiento y decisión, además de independencia económica, dicho de otro modo, estaban logrando tener el cuarto propio al que se refería la pensadora, escritora y feminista Virginia Woolf.

Muchas mujeres de ese entonces y de los años que siguieron así como muchas de hoy en día, encontraron en la venta de libros no sólo una buena forma de ganarse el pan de cada día, sino también una manera de tratar de mejorar y paulatinamente cambiar las cosas en el mundo mediante la lectura, en 1935 la revista española: Crónicas, publicó un artículo sobre las vendedoras de libros que diariamente recorrían las calles, tocando puertas mostrando el catálogo de los libros que ofrecían.

Lo que me lleva a pensar en Gulljan, una admirable valiente mujer afgana de edad ya madura que actualmente y bajo la amenaza de los talibanes, cada día arriesga su vida caminando por la ciudad de Kabul, tratando de vender algún ejemplar de la veintena de libros que lleva cargando en las manos, hace esto no sólo para poder comer, sino porque está convencida de que los libros tienen el poder de hacer que su país mejore al igual que la situación de las mujeres.

En su publicación de 1978 la escritora inglesa Penélope Fitzgerald le dió vida y alas propias a Florence Green, una mujer de muy pocos recursos pero de gran determinación que decide abrir una librería con todo en su contra y nada a su favor, acompañada únicamente por su deseo de superación, su gusto por los libros y sus ganas de demostrarle al mundo que aún siendo mujer y estando sola, lo podía lograr!

Encuentro que de alguna forma esta entrañable personaja hizo eco del valor, el hambre de libertad, el amor a los libros y el uso de la literatura misma como medio de expresión, crecimiento y expansión de un nutrido grupo de feministas españolas entre las que se encontraba la filósofa y escritora Celia Amorós, quienes precisamente en 1978 se organizaron para fundar la Librería de Mujeres-Espacio de Encuentro, en plena transición española, época en la que en España ni siquiera existía el derecho de reunión, como tampoco existían otros derechos específicos para la mujer.

Y fue precisamente esta Librería de Mujeres en Madrid con ya 45 años de existencia, la que cuarenta años después de su apertura inspiró a Martha Hernández en 2018, a fundar en Coyoacán México la librería, galería y tienda de artesanías feminista U-Tópicas, en la que además de exposiciones, firmas de libros, poesía en vivo y buen café, también se imparten diversos cursos y talleres para el empoderamiento femenino.

“Quería abrir un foro para que las mujeres pudieran manifestarse a través del arte, la discusión y la reflexión, fundamos U-Tópicas porque creemos que el arte, la cultura y el conocimiento tienen un papel fundamental tanto en la reproducción del machismo, como en la lucha contra este”, comenta la directora de tan magnífico espacio.

Tanto estas dos anteriores librerías, así como Un libro una taza de té ubicada en Paris y Librería Woolf situada en Bogotá,forman parte de las únicas 16 librerías feministas que existen en el mundo, y su común denominador no sólo es el noble, entrañable y no siempre fácil oficio de vender libros, sino también, el propósito reivindicativo del trabajo literario femenino, además de tener la característica en común de de que todas las que ahí laboran colaboran y asisten son mujeres fuertes, independientes, críticas, emprendedoras y modernas que albergan en su interior un alma clásica apasionada de las letras.

Me siento identificada y cercana a ellas como vendedora de libros que alguna vez fui, como  lectora, feminista, activista y escritora que soy estoy segura que igual compartimos el convencimiento del poder de las palabras, de esas “vagabundas incorregibles” como solía llamarlas Virginia Woolf, quien no sólo amaba poder pensar libremente en ellas y escribirlas, sino también amaba verlas tocarlas y leerlas  en ese mágico universo de libros que se extendía desde su escritorio, las estanterías de su casa y su editorial, hasta la gran Biblioteca en el interior del Museo Británico, pasando por las pequeñas librerías que solía frecuentar en el centro de Londres.

Virginia en su tiempo como muchas de nosotras lo somos ahora, era amante de la literatura pero también defensora del derecho de las mujeres a formar parte activa de esta en igualdad con los hombres, y desde su ensayo Una habitación propia publicado en 1929 nos sigue hablando, demandando nuestra presencia en el mundo de las letras inspirándonos a escribir, publicar, promovernos y promover a otras, inspirándonos no solamente a tener un cuarto propio en el sentido más profundo y extenso de la unión de estas tres palabras, sino también  inspirándonos por qué no?, a ser vendedoras de libros teniendo una acogedora y bien nutrida librería propia!


Galilea Libertad Fausto 

Créditos de la foto: Librería de Mujeres, Madrid.

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jueves, 8 de junio de 2023

Eileen Gray: La apropiación indebida


Entre los casos más renombrados de apropiación indebida, está la casa que Eileen Gray (9 de agosto de 1878, Enniscorthy, Irlanda – 31 de octubre de 1976) se construyó en la costa azul y que Le Corbusier se asignó o al menos no reseñó claramente en sus obras completas, sembrando la confusión y la duda sobre la autoría de la E-1027.


 Como reconocidas representantes del International Style destacan en Francia, por un lado, la excepcional Eileen Gray (1978-1976), natural de Irlanda, artista artesanal, diseñadora, interiorista y arquitecta. Su obra de 1929, la casa E.1027, representa un hito del Movimiento Moderno que dejó mella en otros autores como Le Corbusier, el cual llegó a comprar una parcela junto a la vivienda para construir su Cabanon (Espegel, 2007:132)


https://undiaunaarquitecta.wordpress.com/2015/03/31/eileen-gray-1878-1976/
http://www.elespanol.com/cultura/historia/20160715/140236303_0.html
http://www.dexeneroconstrucion.com/mnovas_arquitecturaygenero.pdf
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