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jueves, 27 de agosto de 2020

COMPROMISO DE SANTIAGO Adoptado en la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en enero 2020






Las  políticas  de  cuidado  deben  sostenerse  sobre  la  base  de los principios de universalidad, solidaridad, autonomía y  corresponsabilidad  social,  es  decir,  con  intervención  de  las  familias,  el  Estado,  el  mercado  y  la  sociedad,  y  corresponsabilidad en términos de género entre hombres y   mujeres,   pudiéndose   articularse   en   torno   a   cinco   componentes principales: 
i. los servicios que se proveen; 
ii. las regulaciones que se establecen; 
iii. la formación de las personas que cuidan; 
iv. las acciones de gestión de la información y generación de conocimiento público sobre los cuidados; y
v.  las  acciones  de  comunicación  dirigidas  a  la  difusión  de  los  derechos  y  la  transformación  de  los  patrones  culturales patriarcales.7 


La   crisis   provocada   por   la   pandemia   del   COVID-19   ha  puesto  de  manifiesto  la  centralidad  del  trabajo  de  cuidados.  Un  trabajo  que  en  los  sistemas  de  salud  y  en  los  hogares  permite  salvar  vidas  y  sostener  los  hogares  convertidos   en   el   centro   neurálgico   de   las   medidas   de  confinamiento.  Sin  embargo,  la  crisis  también  ha  demostrado  la  insostenibilidad  de  la  actual  organización  social  de  los  cuidados  intensificando  las  desigualdades  económicas  y  de  género  existentes,  puesto  que  son  las  mujeres   más   pobres   quienes   más   carga   de   cuidados   soportan y a quienes, la sobrecarga de cuidados condiciona, en  mayor  medida,  sus  oportunidades  de  conseguir  sus  medios  para  la  subsistencia.  Como  señala  el  Secretario  General  en  su  reciente  Informe  sobre  el  Impacto  del  COVID-19 en América Latina y el Caribe7, en la recuperación, se necesita urgentemente una economía del cuidado para reducir  la  carga  del  trabajo  de  cuidados  no  remunerado,  que recae desproporcionadamente en las mujeres.


Por lo tanto, la crisis debe transformarse en una oportunidad para  fortalecer  las  políticas  de  cuidados  en  la  región,  desde  un  enfoque  sistémico  e  integral,  incorporando  a  todas las poblaciones que requieren cuidados, a la vez que se articulan con las políticas económicas, de empleo, salud, 8 Así fue reconocido por los gobiernos de la región, quienes en la  Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de  Género,  en  el  Marco  del  Desarrollo  Sostenible  hacia  2030,  señalan  que  la  división  sexual  del  trabajo  e  injusta  organización  social  de  los  cuidados  es  uno  de  los  nudos  constitutivos  de  la  desigualdad  de  género  en  América  Latina  y  el  Caribe    


https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/41011/1/S1700035_es.pdfeducación y protección social sobre la base de la promoción de  la  corresponsabilidad  social  y  de  género.  Sólo  así  será  posible sortear con éxito las devastadoras consecuencias económicas y sociales desencadenadas por la pandemia y reconstruir mejor con igualdad

 Informe:  El  impacto  del  COVID-19  en  América  Latina  y  el  Caribe.  Julio  2020.  https://www.un.org/sites/un2.un.org/files/sg_policy_brief_covid_lac_spanish.

https://www2.unwomen.org/-/media/field%20office%20americas/documentos/publicaciones/2020/08/final%20brief/es_cuidados%20covid.pdf?la=es&vs=2947

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