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martes, 30 de octubre de 2018

Programas de obras públicas: cómo garantizar que las mujeres se beneficien de ellos



 Algunos países en desarrollo han introducido programas de obras públicas a gran escala para mejorar la seguridad de los ingresos entre las personas adultas en edad activa ante un desastre natural o una crisis económica. Varios de ellos —como el Programa nacional de garantía del empleo rural de la India, el Programa ampliado de obras públicas de Sudáfrica y el Programa de red de protección social productiva de Etiopía— se han convertido en intervenciones a largo plazo en respuesta al desempleo y el subempleo estructurales o a la inseguridad alimentaria crónica. Los índices de participación de las mujeres en los programas de obras públicas han sido elevados, lo que refleja la magnitud de la pobreza. En el caso de los programas mencionados que se desarrollan en la India y Sudáfrica, estos índices se vieron impulsados por cuotas de género. Algunos de estos programas ofrecen a las mujeres mejores condiciones que los empleos disponibles en el mercado ordinario. El Programa nacional de garantía del empleo rural de la India, por ejemplo, establece salarios acordes al salario mínimo definido a escala estatal, que en ocasiones es superior al que reciben las mujeres que desempeñan ocupaciones agrícolas no cualificadas11. No obstante, muchos programas de obras públicas presentan sesgos de género que diluyen sus beneficios o resultan perjudiciales para la participación de las mujeres. Dadas las desigualdades de poder en el ámbito rural, por ejemplo, existe el riesgo de que la garantía de 100 días de trabajo por hogar que ofrece el Programa nacional de garantía del empleo rural de la India excluya a las mujeres. El hecho de ampliar la disponibilidad general de las oportunidades de trabajo y definirlas como un derecho individual beneficiaría tanto a las mujeres como a los hombres. Los programas de obras públicas que únicamente ofrecen trabajo físicamente exigente también tienen una mayor probabilidad de situar a las mujeres en desventaja cuando los salarios dependen de la carga de trabajo. En este sentido, la introducción de un componente de servicios sociales en el Programa ampliado de obras públicas de Sudáfrica —que incluye servicios de cuidado de menores y de personas que viven con el VIH— representa una importante innovación que favorece la igualdad de género. Para garantizar que las mujeres se beneficien de estos programas no basta con que tengan en cuenta la perspectiva de género en su diseño; también deben incluir mecanismos de supervisión eficaces. Por ejemplo, tanto el Programa nacional de garantía del empleo rural de la India como el Programa de red de protección social productiva de Etiopía prevén la prestación de servicios de cuidado infantil en el lugar de trabajo; de hecho, este último ofrece teóricamente una reducción del horario laboral y tareas menos exigentes desde el punto de vista físico para las mujeres. 
Sin embargo, estas medidas se han aplicado en muy raras ocasiones12. La supervisión participativa puede mejorar los resultados de los programas y su perspectiva de género. En algunos estados de la India, por ejemplo, las auditorías sociales lideradas por organizaciones de mujeres han conseguido elevar las tasas de participación de las mujeres, sus salarios y su representación en funciones de supervisión13. 

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