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sábado, 27 de octubre de 2018

Objetivos a escala mundial: lograr la seguridad básica del ingreso y el acceso al cuidado esencial de la salud para todas las personas



El piso mínimo de protección social es un objetivo de desarrollo a escala mundial con el que se pretende proporcionar una seguridad básica del ingreso a todas las personas, con independencia de su trayectoria laboral o de su capacidad para contribuir a los regímenes de seguridad social. En particular, la Recomendación núm. 202 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) insta a los países a comprometerse a proporcionar cuatro garantías básicas: • el acceso al cuidado de salud esencial, incluida la atención de la maternidad; • la seguridad básica del ingreso para los niños (a través, por ejemplo, de prestaciones familiares); • la seguridad básica del ingreso para las personas en edad activa que no puedan obtener ingresos suficientes en caso de enfermedad, desempleo, maternidad e invalidez); • la seguridad básica del ingreso para las personas de edad. Las mujeres se enfrentan a barreras específicas en lo que concierne a la seguridad de los ingresos y, como resultado de ello, a menudo ven limitados su bienestar y su autonomía. Participan en menor medida en el mercado laboral, perciben salarios inferiores a los de los hombres y disfrutan de un menor acceso que aquellos al crédito y a otros recursos. Además, representan la mayor proporción del empleo informal y pueden ver interrumpido su empleo remunerado por tener que cuidar de personas dependientes, lo que pone en peligro su acceso a la protección social. Las mujeres se encuentran excesivamente representadas en ese 73% de la población mundial que carece de acceso a la protección social o solo disfruta de un acceso parcial a esta; y, en los casos en que obtienen el acceso, suele ser en condiciones notablemente desiguales. 

La definición de un piso mínimo de protección social es una iniciativa dirigida a cerrar las brechas en la cobertura de la protección social, por lo que resulta altamente prometedora para las mujeres. Los regímenes de protección social correctamente diseñados pueden reducir las brechas de género de las tasas de pobreza, mejorar el acceso de las mujeres a los ingresos personales y brindarles un medio de supervivencia, sobre todo a las madres solteras (véase la figura 1). 

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