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sábado, 17 de febrero de 2018

#HaciaLaHuelgaFeminista por el control de nuestro Cuerpo



El control de nuestra vida sexual y reproductiva es un instrumento del patriarcado para tratar de someter los cuerpos y las vidas de las mujeres, lesbianas y trans. El derecho a decidir como un derecho de justicia social que defiende el feminismo, va abriendo puertas para que podamos expresar distintos proyectos de vida, nuevas formas de vivir la sexualidad, la maternidad, el cuerpo y la identidad. Los derechos sexuales y los reproductivos tienen que ver con el cuerpo y nuestra subjetividad, y con las condiciones sociales, culturales y económicas en las que vivimos. 


¿Por qué hacemos huelga? 

 • Porque no somos dueñas de nuestros cuerpos, nuestros deseos y se nos niega nuestro derecho a decidir. 

• Porque la jerarquía católica, el Estado, los poderes patriarcales económicos y políticos y la cultura machista (de nuestros amigos, padres, hermanos y vecinos), generan un contexto que niegan o limitan nuestras decisiones sobre cómo queremos vivir la sexualidad, nuestra corporalidad, la maternidad, nuestras vidas y relaciones. 

• Porque nuestros derechos sexuales y derechos reproductivos o no están reconocidos, o no están garantizados o están limitados y no son efectivos para todas las mujeres. 

• Porque la educación afectivo-sexual no está en el currículo escolar, aunque si existe de forma implícita y atraviesa todos los contenidos del sistema educativo. Es una educación que no está basada en el placer, sino en el miedo y en los tabúes. Es heteronormativa, centrada en la reproducción, coitocéntrica e invisibiliza la diversidad tanto de identidades como de sexualidades. 

• Porque se contemplan los cuerpos y nuestra sexualidad como objetos y no como sujetos de placer. Por tanto, se limita la expresión de nuestros deseos y nuestra erótica, tanto a la hora de relacionarnos con otras personas como con nosotras mismas (intimidad). 

• Porque el aborto sigue en el Código Penal, sin estar reconocido como un derecho a las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su maternidad. Las mujeres continuamos enfrentándonos a quienes nos criminalizan y culpabilizan por abortar. Además, no se respeta la autonomía de las mujeres jóvenes de 16 y 17 años (que siguen necesitando el permiso de sus padres/madres o tutores legales) y siguen existiendo muchos obstáculos para hacer efectivo este derecho, incluyendo que en la práctica no se realiza en la red sanitaria pública. 

• Porque las lesbianas, bisexuales y trans vivimos una situación de invisibilización, no reconocimiento social y de discriminación. Sigue rigiendo un modelo de familia tradicional nuclear y se nos dificulta el acceso a la reproducción asistida. 
Porque las mujeres jóvenes nos enfrentamos a múltiples obstáculos para decidir sobre nuestra maternidad y nuestros proyectos vitales. La situación de precariedad e inestabilidad creada por las condiciones laborales y las políticas neoliberales nos lo impide. Si seguimos dependiendo de nuestros padres/madres, si quedarte embarazada es un obstáculo en la vida profesional, si los contratos de trabajo no duran más de tres meses, si no existen suficientes escuelas infantiles públicas, la maternidad se convierte para muchas en un acto heroico y para otras en algo a lo que renunciar. Y cuando decidimos no ser madres, en muchas ocasiones nos vemos señaladas y cuestionadas. • Porque las mujeres migrantes en situación administrativa irregular no podemos acceder a la atención a la salud en el sistema sanitario público, o se nos dificulta incluso en los casos en que se suponía que lo teníamos garantizado, como durante el embarazo. 

• Porque nos imponen cuerpos imposibles y un canon estético con el que no nos identificamos: un cuerpo ni demasiado gordo ni demasiado delgado, que parezca libre pero no en exceso, que sea atlético y funcional para el sistema, que sea femenino, pero sin pasarse. Un cuerpo que anula nuestra diversidad de formas de ser y estar en el mundo y que nos genera mucho sufrimiento.  

• Porque se medicaliza y patologiza nuestro cuerpo, haciendo intervenciones médicas o farmacológicas innecesarias o excesivas, sin justificación. Se ven como problemas y no procesos naturales, la menstruación, la menopausia o la propia vejez. Y se somete al embarazo y al parto a violencia obstétrica. Y los malestares que aparecen como sufrimiento anímico o síntomas mal definidos sin causa orgánica demostrable, producto de la vida que llevamos, no se estudian ni atienden. Además, los prejuicios y estereotipos que muchas y muchos profesionales de la sanidad tienen sobre las mujeres migrantes, lesbianas, que ejercen la prostitución o transexuales, nos expulsa del sistema sanitario y por tanto de nuestro derecho a recibir una atención integral. 

¿Para qué hacemos huelga? 

 • Para ser dueñas de nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestras decisiones. Para que el Estado garantice, la sociedad respete y la Iglesia no se meta. 

• Para exigir al Estado, a la jerarquía católica, a los poderes patriarcales económicos y políticos y a la cultura machista (de nuestros amigos, padres, hermanos y vecinos), que respeten nuestra autonomía y libertad para tomar decisiones sobre nuestra sexualidad, nuestra corporalidad y nuestros proyectos vitales. Queremos ser dueñas de nuestros cuerpos, nuestros deseos y nuestras vidas. 

• Para que nuestros derechos sexuales y derechos reproductivos estén reconocidos y sean efectivos para todas-todas-todas las mujeres, independientemente de nuestra edad, condición migrante e identidad sexual y de género. 

• Para poder desarrollar espacios de autonomía, placer y poder personal para sentirnos legitimadas en la expresión de emociones y deseos.   

• Para que la educación sea pública, laica y con currículos feministas donde se transversalice la perspectiva de género en todas las disciplinas. 

Para que la educación afectivo-sexual esté contemplada en el currículo escolar y sea integral, libre de estereotipos sexistas y lgtbifóbicos. Que nos eduque en la diversidad, muestre las diversas formas de vivir la sexualidad y las distintas corporalidades que existen, promoviendo el placer sexual y autoconocimiento de nuestros cuerpos. Una educación laica que informe, sin moralismos, sobre la importancia de la prevención de embarazos no deseados, las ITS y la violencia sexual. 

• Para que se reconozcan nuestros cuerpos y la sexualidad como sujetos de placer. Queremos poder expresar libremente nuestros deseos y nuestra erótica cuando nos relacionarnos con otras personas y también cuando nos damos placer a nosotras mismas. Todos los cuerpos y sexualidades son susceptibles de ser sujetos de deseo, ¡todos los cuerpos son eróticos!  

• Para que el aborto esté fuera del Código Penal y se reconozca como un derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su maternidad. Que se respete la autonomía de las mujeres de 16 y 17 años y se garantice su realización en la red sanitaria pública para todas-todas-todas las mujeres. ¡Aborto libre, seguro y gratuito! 

• Para que las lesbianas, bisexuales y trans y otras personas disidentes sexuales y/o de género podamos expresar libremente nuestra identidad y sexualidad, teniendo un pleno reconocimiento de nuestros derechos sexuales y reproductivos. Para que se asuman los diferentes modelos diferentes de familia y proyectos de vida que existen. Que se nos facilite el acceso a la reproducción asistida, se despatologice la transexualidad, ofreciendo garantías a quienes queramos hacer un proceso de tránsito y autonomía para construir nuestras identidades y sexualidades. 

• Para que las mujeres jóvenes podamos decidir sobre nuestra maternidad y nuestros proyectos vitales, y para eso se nos tiene que reconocer como sujetas, tienen que parar los recortes en servicios públicos y sociales, cesar las políticas neoliberales que nos precarizan, reconocer nuestros derechos laborales y crear redes de apoyo mutuo que nos permitan poner los cuidados y las actividades que sostienen la vida en el centro. 

• Para que las mujeres migrantes en situación administrativa irregular podamos acceder a la atención sanitaria pública para lo que se tiene que derogar el Real Decreto 16/2012, que lo impide. 

• Para que se reconozca la diversidad de cuerpos y de formas de ser y estar en el mundo. Nuestra condición étnica y de racialización, nuestros cuerpos son diversos a la hora de funcionar, nos gusta llevar el pelo y la ropa de muchas maneras, nos maquillamos si nos apetece y no nos dan vergüenza nuestras estrías. ¡Todos los cuerpos son deseables y deseados! Son tan diversos como nosotras. 

• Para que se contemple nuestra salud desde un enfoque integral que incluya la dimensión biológica, psicológica y social, de género y no desde una perspectiva únicamente medicalizada. Necesitamos disponer de la información necesaria para tomar decisiones sobre nuestro cuerpo, e impulsar la investigación médica desde un enfoque no androcéntrico, que ponga las necesidades de las mujeres entre sus objetivos; y que todas las mujeres podamos acceder a servicios de salud integral, de proximidad, independientemente de nuestra situación administrativa, nuestra edad, identidad de género o sexual. 

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