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sábado, 10 de junio de 2017

La realidad que a algunos molesta


No se cómo explicarle a mi abuela que recoger la mesa es algo propio de personas educadas, no de mujeres. 
Tampoco encuentro palabras para decirle a mi hermana que no tiene que esperar a que el chico de clase que le gusta le hable, que puede hacerlo ella primero. 
No se por qué mi vecino es fofisano y tiene tripita mientras mi vecina tiene anorexia porque la televisión le ha dicho que tiene michelines y un maniquí de Zara se lo ha confirmado.
No entiendo por qué el hombre y el oso cuanto más pelo más hermoso, pero la mujer sin depilar es una cerda. 
No comprendo por qué yo no pago en una discoteca y provoco si me pongo una falda que un hombre ha diseñado para mi y un director de cine ha usado en sus películas. 
Y que "coñazo" es no ser la "poya". 
Y que "feminazi" soy si digo que hoy unos señores que podrían ser mi padre me han gritado cosas que no queria oir cuando caminaba por la calle mientras sus hijas, de mi edad, estaban estudiando en casa. Yo también soy hija de alguien, pero eso no les importa.
Y que machista soy si digo que "no tengo miedo de ir sola a casa por la noche". Porque no lo tengo. Sólo es enfado.
Nadie ha roto el techo de cristal todavía. 
Si no me creéis preguntadle a los libros dónde se quedaron las mujeres del 27, o las pintoras que no tuvieron lugar, o las psicologas, médicas y científicas que siguen sin nombre. 
O preguntadme a mi porque ha habido veces que algún "caballero" me ha ofrecido trabajo si era un poco más simpática y tal vez algo más cercana de lo que pone en mi currículum. 
O a ella, que la llaman neurótica, amargada y le dicen que con la regla se pone insoportable. Alguien tendrá que disculparla por no controlar sus hormonas de la misma forma que pretenden hacerlo con ella. 
O a esos niños y niñas que oyen a su padre llamar "puta" a su madre y ven los empujones para luego ser hombres y omitir la violencia o recrearla, o ser mujeres y omitir esa violencia o buscarla, volverla a sufrir (que las secuelas sean distintas no es casual)
O a todas esas deportistas que ganan menos, que no tienen el mismo reconocimiento, que responden a cual es su rutina de belleza en vez de a cual es su entrenamiento. 
O a esos directores de medios de comunicación que permiten que se siga escuchando: han muerto 67 civiles, 23 hombres y 44 mujeres y niños. Porque la mujer y el niño necesitan un protector, porque son débiles. 
Y pese a todo, aún con todo, sólo exigimos una cosa, tan sólo una: que nos dejen con vida. 
"La violencia de género repunta en 2017: cada cinco días, una mujer es asesinada por su pareja o expareja"
Y ni eso hacen.

Miriam Salgado

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