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martes, 12 de abril de 2016

Pescaderas y alcaldesas


Hay frases que de lo que informan, más que de otra cosa,  no es del mensaje en sí, sino de quien lo ha emitido. Esto es lo que ha ocurrido cuando, un miembro de la Real Academia de la Lengua se ha hecho famoso diciendo que “Ada Colau debería estar sirviendo en un puesto de pescado”. El comentario no ha aportado información alguna acerca de Ada Colau, tampoco de las pescaderas, sí, y mucho, sobre él: No le ilusiona que las mujeres accedan a los ámbitos de decisión. Si encima no son ricas son un enemigo a abatir. Clasismo y machismo juntos.
Por su parte, la RAE, ha declinado valorar esas palabras. Esto es, en sí, toda una declaración de principios.  Afortunadamente,  la lengua es del pueblo no de un grupo que se cree selecto,  que se eligen entre ellos y que dejan su plaza libre sólo cuando fallecen.  Hay idiomas, como el inglés, que no tienen Academia y parece que no les va mal.
Quienes estudiamos la violencia de género, sabemos que, si el lenguaje no oculta a las mujeres, se favorece  la solución de este drama social. Por eso,  aunque podemos entender que haya personas bien intencionadas que, desde su desconocimiento, critiquen un uso inclusivo del lenguaje, nos indignamos ante la dureza  con que esta institución juzga cualquier guía que pretenda atajar un uso sexista del lenguaje.  Pero, ¿cómo nos extraña, de una institución en que sólo 8 de sus 46 sillas son ocupadas por mujeres,  y que, entre a otras muchas, negó  su entrada, hace 4 días, a María Moliner, autora de uno de los más prestigiosos diccionarios de lengua española?
Antonio de Nebrija, que sí ocupa un lugar destacado en la historia de nuestra lengua  dijo:  “que siempre fue la lengua compañera del Imperio”, una realidad del siglo XV que, con la colaboración entusiasta de la RAE, sigue vigente en el XXI.  El patriarcado se revuelve cuando las mujeres tenemos la palabra, de ahí los continuos intentos de deslegitimarnos. Nuestro idioma no necesita Academias;  las mujeres, en cambio, sí necesitamos alcaldesas. Nosotras, aunque le pese a esta institución caduca y, ya, sin autoridad moral,  ya hemos tomado la palabra.

Pilar de la Paz Moya
Experta en género

2 comentarios:

  1. Las desigualdades entre las clases son tan abismales como lo fueron siempre. Por supuesto el señor Azúa no sabrá limpiar pescado. Señalar que la frase de Azúa es machista y clasista es tan obvio que no merece más comentario, aunque quizá debería decirse que intentó ser machista y clasista. El estereotipo de los académicos, en ocasiones, es la de viejos señores, un poco apolillados y engolados, sueltan latinajos y escupitajos al hablar, escriben con pluma y tienen que pedir al servicio que les encienda el ordenador y les haga una tortilla a la francesa. http://www.elsenorgordo.com/2016/04/ada-colau-pescadera.html

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  2. Para cambiar el mundo y esas terribles desigualdades desde cada lado, Pilar pidió que en la Academia se hubiera incluido alguna mujer y no el machista y clasista del que hablamos , pero el poder no le hizo caso y estas tenemos: que se perpetua el Patriarcado desde esa objetividad masculina que solo incluye a su mitad. Necesitamos ayuda de ojos masculinos que nos incluyan. Gracias por estar por aqui.

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