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sábado, 21 de febrero de 2015

La Pedagogía del Cariño




Desde hace siglos ha habido una gran discusión sobre lo que mueve al ser humano a actuar correctamente en cuanto al bien y el mal. Unos dicen que es la razón la que mueve a la persona a escoger el bien. Por eso han centrado sus esfuerzos en una pedagogía que enseñe a pensar correctamente. Kohlberg ha llevado este planteamiento a la pedagogía moral, afirmando que lo importante es estimular el desarrollo del pensamiento moral a través de la discusión de dilemas. Sin embargo, él mismo se dio cuenta de que la discusión de dilemas no era suficiente para lograr una formación adecuada. Por ello planteó la Escuela Justa, en la que los miembros de la comunidad educativa discutían democrática y abiertamente las normas y sanciones de la escuela llegando a acuerdos sobre ellas. Así se lograba vincular la atmósfera de la escuela a los objetivos de formación moral y conectar las discusiones a la realidad de la vida escolar.

Sin embargo, muchas personas han puesto en tela de juicio que sea posible fundar la ética sobre la razón ya que ésta es incapaz de proveer la motivación moral para la acción. En este caso es más bien el sentimiento el que nos mueve. La reflexión feminista actual ha explorado este camino. Se trata de educar en el cariño y el cuidado como bases fundamentales para obtener la motivación y la perspectiva desde la cual comprometerse por una vida humana plena.

Nel Noddings ha estructurado la propuesta femenina de la ética del cariño para la escuela. Lo primero es aclarar que por femenina se entiende la propuesta que nace de la experiencia que históricamente la mayoría de las mujeres han vivido: ser madres y esposas a cargo del hogar. Por lo tanto, no se trata de un rasgo esencial -algo exclusivo de la constitución de la mujer- sino histórico. Es una experiencia abierta a todo ser humano, especialmente a aquellos que están en posición de cuidar y educar a otros.

El cuidado es una cualidad de la relación entre dos personas en donde una es la que cuida y la otra es la que responde a ese cuidado. En los niños pequeños esta relación es básicamente unilateral, es decir, el adulto-educador cuida y el niño acepta y responde a ese cuidado. A medida que la persona va creciendo va lográndose una relación más recíproca hasta llegar a la relación de adultos, donde los roles del que cuida y el que es cuidado se alternan de acuerdo con las circunstancias y necesidades. Pero no será posible llegar a este nivel de adultez si no se ha tenido la experiencia de haber sido cuidado. De ahí la importancia de establecer esta relación desde la más tierna infancia.

Noddings es consciente de que lograr establecer relaciones de cuidado con todos no es humanamente posible. Habrá personas con las cuales no lo logremos pero que sin embargo necesitan de nuestro cuidado. ¿Qué hacer? Para Noddings estos casos exigen el ideal ético que surge de la memoria de los momentos en que hemos sido cuidados y nos lleva a responder con cariño incluso cuando el sentimiento natural de cuidado no aparece.

En cuanto a la ética del cuidado como enfoque de pedagogía moral, Noddings dice que la meta más importante de la escuela es lograr que los alumnos y las alumnas se sientan queridos(as) y por tanto crezcan llegando a ser personas cariñosas, que aman y son amadas. Esta es la clave de cualquier educación exitosa.

Ella propone cuatro estrategias principales:

1. Ser ejemplo: el educador se convierte en un testimonio de relaciones de cuidado con sus estudiantes. Este ejemplo es clave ya que ésta es una pedagogía en donde se aprende viviendo.

2. Diálogo: el diálogo abierto y honesto es vital para desarrollar relaciones de cuidado. Esto implica que la educadora sea capaz de escuchar y de responder a las necesidades y sentimientos de los estudiantes.

3. Confirmación: significa aceptar que los educandos están en una búsqueda sincera de sí mismos. Esto requiere que los educadores atribuyan el mejor motivo posible a las acciones de los estudiantes de acuerdo con las circunstancias. No se trata de alabar a los estudiantes ingenuamente, sino de llegar al fondo de las motivaciones. Esta estrategia implica cambiar la actual mentalidad docente que parte de una desconfianza natural hacia el estudiante y sus motivaciones.

4. Práctica: aprender haciendo. El cuidado se aprende cuidando. Por lo tanto hay que posibilitarles a los estudiantes oportunidades para que, en la medida de su crecimiento, puedan también aprender a cuidar de otros. Los programas de servicio a la comunidad podrían orientarse desde esta perspectiva. En un país que se debate en la violencia y el desprecio por la vida, este enfoque nos puede brindar posibilidades para reconstruir las relaciones sociales desde lo más básico.  En el marco de las competencias ciudadanas, el enfoque nos enseña una manera de desarrollarlas en todos los ámbitos escolares.
Por Paideia
http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-87304.html

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