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lunes, 22 de septiembre de 2014

La representación de género.


Si la democracia es representación de las mayorías y éstas en la actualidad expresan una creciente diversidad, tal como lo hemos hablado y si además las mujeres forman parte cada vez más visible de esas mayorías ¿cómo explicamos que exista esta fuerte subrepresentación que es menos del diez por ciento si hacemos el cálculo promedio? ¿Cómo se entiende que lo representado en política sea el rol de las mujeres y no las mujeres como sujetos, como personas?
La representación en general tiene dos acepciones, el dominio de la acción, que es el dominio de la acción política, que es delegar poder, entregar a otros el derecho a representarlo que es lo que hacemos todo el electorado, el derecho a elegir a nuestros representantes. El otro tipo de representación es la simbólica, que es la personificación, el representar imágenes a rasgos atribuidos: lo femenino, lo masculino, lo negro. Es el dominio de la representación simbólica.
El problema de las mujeres en política es que hay una fuerte asociación entre las mujeres y el estereotipo. Somos representadas simbólicamente. Cuando se habla de las mujeres en política no se está hablando del dominio de la acción y es por eso que hay respuestas como ‘si ya tienen a Fulanita ahí para qué quieren otra’ o también ‘con un treinta por ciento basta’. Lo que se está haciendo es negar el carácter ciudadano de cada mujer. Más aún, se está negando la posibilidad que las mujeres tenemos de representar a toda la ciudadanía, no sólo a las mujeres.
Personalmente creo y el debate actual es ese, que si somos todas diferentes, si tenemos distintos intereses, podemos hacer pactos entre nosotras para muchas cosas, ya que nos cruza la subordinación, pero en virtud de esa diferencia, nosotras lo que tenemos que hacer es luchar por el derecho a representar a hombres y mujeres, de acuerdo a cada uno de nuestros intereses. Ese es el verdadero concepto, noción y práctica de ejercicio ciudadano activo. Sin embargo, incluso en el mismo feminismo hay muchas corrientes en donde lo que se dice es que hay que representar a las mujeres, a todas las mujeres. Pero ¿cómo voy a representar yo a todas las mujeres, si son todas tan distintas y hay algunas que piensan tan diferente? Es muy difícil o riesgoso caer en ese espíritu corporativo de que estamos porque representamos a mujeres. Eso limita nuestra participación en los espacios políticos, en la asamblea legislativa, en los partidos. Si estoy representando a las mujeres no puedo opinar más que sobre lo que las mujeres me indican que tengo que opinar.
Hoy día las europeas están pasando, en materia de los mecanismos de representación de las cuotas, a la paridad. El tema es no sólo pasar del treinta, al cuarenta o al cincuenta por ciento, si no se reconocen y priorizan las relaciones de género en política y se postula la naturaleza sexual del ser humano. Lo universal sólo puede ser representado por ambos sexos. La reivindicación y el principal desafío es buscar que hombres y mujerespodamos representar a hombres y mujeres indistintamente. La ciudadanía plena en política es luchar por eso, luchar por el derecho a ser elegidas en nombre de otros y otras.
Cuando digo promover la individuación, transformación de las mujeres en sujetos de derecho, tiene que ver con trabajar nuestras diferencias y por afirmarnos personalmente. Lo que nos permite salir de este mujerío, es la individuación y separar al sujeto mujer de su imagen estereotipada, hasta en el lenguaje y en la práctica política de todos los días
El punto está en tratar de que no nos encapsulen en política, o no nos identifiquen solamente con luchar por las desigualdades sólo de las mujeres. Creo que nosotras siempre vamos a poner eso en primer lugar, incorporado en el corazón de otros temas. No todas las mujeres por supuesto, pero imagino que este colectivo que está acá sí. En la práctica ocurre que si yo pido en mi partido la palabra y todo el mundo sabe que voy a hablar de las mujeres, los hombres se ponen a leer el diario. Es el minuto del recreo. El romper esa imagen estereotipada de representar a las mujeres. Creo que nosotras tenemos el plus ya que aparte de tener otras miradas sobre los mismos temas, vamos a tener puesta siempre la mirada en la desigualdad y buscando la igualdad. Es como dice Chantal Mouffe “La estrategia política del feminismo es luchar por la igualdad en todos aquellos aspectos de la vida en donde la categoría mujer es signo de desigualdad”. Hay otra feminista, cientista política que habla de la importancia política de la diferencia sexual y dice: ¿Es importante o no es importante? Después de debatir mucho dice que sería maravilloso que la diferencia sexual no importara en política, que tanto hombres como mujeres tuviéramos una preocupación y capacidad de decisión sobre los asuntos públicos de la misma manera, con igualdad de derechos. Pero mientras la política sea masculina, mientras las mujeres estén subordinadas, la diferencia sexual sí es importante. Textualmente dice: “Sería deseable que la diferencia sexual no importara, trascender la diferencia sexual para actuar en política, o sea realmente ser todos iguales, pero en tanto lo universal sea una abstracción y sinónimo de masculino, en tanto el espacio público sea considerado un espacio homogéneo de iguales, no se
reconozcan las diferencias, en tanto la diferencia sexual constituya un bloqueo a las promesas de igualdad, en tanto la política es el ejercicio de grupos de intereses específicos, dominantes y por lo tanto bloquee la posibilidad de llegar a decisiones comunes en que participen otros miembros de la comunidad, la diferencia sexual sí es importante en política”.
A lo mejor esa igualdad plena no la vamos a lograr nunca. Las utopías justamente son el norte que nos ponemos, para alcanzarlo, pero que ilustran la acción.
La aspiración, cuando las mujeres llevamos nuestros temas a la agenda política y ha sido nuestra lucha, es que también otros se hagan parte de esos temas de no vivir una sociedad dividida en dos, los hombres por un lado y las mujeres por el otro. Personalmente creo que en la historia fue muchas veces necesario un partido de mujeres, pero hoy día yo no lo quisiera.
Mi lucha es lograr que cuando se habla de los derechos reproductivos, de la salud reproductiva, de las cuotas, o de la paridad, o del aumento de la representación, sea un tema que esté también presente en toda la ciudadanía, hombres y mujeres. Nosotras lo que hacemos es siempre estar insistiendo en esos temas, pero no caer en el ‘son tus temas’ porque entonces vamos a estar eternamente en el departamento femenino, en mecanismos, sin transversalizar, sin instalar la igualdad entre hombres y mujeres en el corazón de la democracia, que yo creo es el punto.

Natacha Molina

http://www.diba.cat/urbal12/Pdfs/Natacha%20Molina.PDF

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