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domingo, 8 de junio de 2014

21 madres nigerianas cuentan al mundo la desesperación por volver a ver a sus hijas #CareForOurGirls #BringBackOurGirls


21 madres desesperadas claman contra el cielo para volver a ver a sus hijas, secuestradas por el grupo terrorista Boko Haram.

En un hotel de Lagos 21 madres cuentan al mundo el infierno que viven desde que sus hijas fueron secuestradas por los islamistas en Chibok, el pasado 14 de abril.
Tres de las 57 adolescentes que lograron escapar de los secuestradores acompañaron a sus madres a la capital económica nigeriana como parte de una campaña de apoyo a sus 219 compañeras.


Ruth Bitrus intenta hablar, pero el llanto se lo impide. Sus dos hijas están en manos del grupo islamista desde hace más de dos meses, al igual que más de 200 estudiantes de secundaria.
En un hotel de Lagos 21 madres cuentan al mundo el infierno que viven desde que sus hijas fueron secuestradas por los islamistas en Chibok, el pasado 14 de abril.
Los familiares de las secuestradas no pueden vivir un día más sin saber nada de sus seres queridos. Otra de las madres, Esther, cuenta que su sufrimiento va a más. 
"Mi hija fue secuestrada. Siento que este sentimiento me está matando por dentro. Quiero desaparecer del mundo. Sería mejor para mí. Sinceramente, echo de menos a mi hija. Rezo todos los días para que Dios nos ayude y encuentre a nuestras hijas y volvamos a estar todos juntos", dice entre lágrimas Esther.
Más de veinte padres junto con cuatro niñas que escaparon del grupo terrorista se reúnen para intentar buscar una solución al problema y piden ayuda internacional para encontrarlas. 
"Muchas madres están recibiendo tratamiento psicológico. Piensan que por las noches llaman a sus hijas y hablan con ellas. Muchas niñas tienen problemas a la hora de comer y no van a clase. No tenemos la ayuda de nadie. El gobierno dice que están haciendo todo lo que pueden pero no terminamos de creérnoslo. Si realmente están buscándolas ahora mismo tendríamos a alguna niña aquí", asegura Esther.
Estas madres hicieron un trayecto en coche de nueve horas por las carreteras del nordeste del país, infestadas de insurgentes, para llegar a Maiduguiri, la capital del estado de Borno. Después tomaron un avión con destino a Lagos para contar el jueves a la prensa la angustia que las va consumiendo.
Lo hacen en un gran hotel que, al contrario de sus pueblos paupérrimos, dispone de electricidad y de internet sin cortes, y de un servicio de seguridad.
"Al principio mi marido me consolaba cuando me veía llorar. Pero luego también lloraba él, al no poder soportar el dolor y el traumatismo. Tuvimos que irnos de Chibok porque era insoportable", explicó Bitrus.
"Padezco todo tipo de enfermedades raras desde el secuestro. Lo único que pedimos es que el gobierno y el mundo nos ayuden a encontrar a nuestras hijas", imploró.
Cerca de ella, las exrehenes permanecían en silencio, tapadas de pies a cabeza por motivos de seguridad.
Según contaron algunas de las personas presentes en la sala, las tres lograron escapar en el bosque de Sambisa, en el estado de Borno, un lugar conocido por albergar campamentos de Boko Haram y donde el ejército nigeriano sigue buscando a sus compañeras.


VENDERLAS COMO ESCLAVAS

No se sabe qué ha sido de las rehenes. En un vídeo difundido el mes pasado, el líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, había amenazado de venderlas como esclavas o de casarlas a la fuerza. Posteriormente, más de un centenar aparecieron en un segundo vídeo del grupo que sostenía que se habían convertido al islam.
Otra madre cuenta su calvario.
"Me dijeron que habían secuestrado a nuestras hijas", contó Esther Yakubu, madre de Dorcas, de 16 años. "Pensé que no era cierto, porque no creía que pudieran hacer daño a las niñas".
"Pero cuando llegué al colegio, vi que estaba en llamas. El internado, la administración, todo (ardía)", cuenta esta madre que dice "agonizar, en medio de un gran sufrimiento desde el 14 de abril". "¿Por qué Señor?", se pregunta.
"Esta escuela era nuestra esperanza, es lo único que recibimos del gobierno, les suplicamos que traigan a nuestras hijas a casa", añadió.
Monica Strover, otra madre, dice que se escondió entre la maleza cuando vio la escuela en ruinas y se enteró de que las niñas habían desaparecido.
Agradece la ayuda aportada por Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Israel para intentar encontrar a las estudiantes. "Damos las gracias a los blancos que nos ayudan a buscar a nuestras hijas", dice.
En su combate, las madres de las víctimas cuentan con el apoyo de una ONG nigeriana y de la organización sin fines de lucro estadounidense "Unlikely Heroes", que lucha contra la trata de seres humanos



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