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domingo, 8 de diciembre de 2013

Migración, desplazamiento forzado y trata de mujeres


a) Migración internacional
América Latina y el Caribe es la región en desarrollo que registra una mayor proporción de mujeres migrantes. Esta feminización relativa ha sido un rasgo característico de la migración en los últimos decenios (Villa y Martínez, 2003). Sin embargo, un número notable de países con información censal de la ronda 2000 muestra un predominio masculino entre los migrantes recientes, lo cual podría representar un cambio importante en la selectividad por sexo de la migración. En los últimos años, diferentes estudios realizados en la región han arrojado luz sobre el carácter determinante del género para la interpretación y comprensión de la complejidad de las migraciones. Muchos de estos estudios enfatizan cómo la subordinación y/o dependencia de las mujeres forma parte de los aspectos que organizan la movilidad territorial. Se constata cómo, en determinados contextos, el papel diferencial por sexo asignado a la reproducción hace que el contexto familiar sea más importante en las migraciones femeninas que en las masculinas (Szasz, 1999), o cómo, en ocasiones, las mujeres solas y con hijos tienen mayores riesgos de ser expulsadas de las economías rurales (Albert, 1980; Arizpe, 1981; Berggren, 1979; Bossen, 1984; Collins, 1985), que el mayor número de miembros de la familia puede promover la migración de las mujeres (Rengert, 1984), y que, en comunidades indígenas, las causas de la migración femenina están estrechamente relacionadas con la ruptura o ausencia de vínculos con un varón, la poliginia y la soltería (Oehmichen, 2000).
Al igual que lo que ocurre a nivel mundial, en América Latina y el Caribe también parece haberse dado un incremento tanto de las migraciones temporales como de las indocumentadas. Sin embargo, existen muy pocas investigaciones que documenten la participación diferencial de hombres y mujeres en la migración ilegal, aunque algunas apuntan a una mayor presencia femenina y de niños que de hombres (Miller, 1996). Lo cierto es que las migrantes indocumentadas corren un alto riesgo de ser abusadas sexualmente, como parte del precio que deben pagar por el traslado o bien durante el viaje por parte de las redes de traficantes y/o el personal de migración y seguridad de los países de tránsito y de llegada.
Algunas investigaciones han demostrado que un 70% de las migrantes sufren violencia (Bronfmann y Leyva, 1999), y que un 60% sufre algún tipo de abuso sexual durante el viaje, que puede ir desde la coacción sexual a la violación (Pastoral de la Movilidad Humana, 1998). Una vulnerabilidad adicional para las mujeres se relaciona también con la necesidad, en determinadas circunstancias, de realizar trabajo sexual temporal o permanente en condiciones de gran riesgo para su integridad física y su salud. A este complejo cuadro se añadiría la deficiencia de la legislación, políticas públicas y programas dirigidos a la protección de las migrantes, así como a la atención de su salud en los espacios fronterizos.

b) Desplazamiento forzado
En 2001, América Latina y el Caribe contaban con 10% del total de personas desplazadas en el mundo,15 las que han experimentado algunos de los peores casos de desplazamiento a nivel internacional.16 En este contexto, las mujeres pueden verse obligadas a trabajar largas horas como domésticas, sin o con pocos beneficios sociales y salarios muy bajos, o a recurrir al comercio sexual. En ambos casos, la desprotección de que son víctimas las coloca en situaciones de vulnerabilidad que las somete a riesgos de salud y lesionan el ejercicio de sus derechos.

c) Trata de mujeres
La magnitud del fenómeno de la trata de mujeres es de difícil cuantificación debido a la existencia de cifras parciales y aisladas que suelen subestimarlo. De hecho, para América Latina y el Caribe se dispone, en general, de datos mucho más escasos que en otras regiones, en particular en comparación con Europa del Este, el sudeste asiático o África subsahariana (Naciones Unidas, 2001). Esta práctica implica múltiples delitos contra los derechos humanos de las mujeres, a través de la compraventa, extorsión y explotación sexual, ínfimas condiciones de vida, malnutrición y escasa o nula asistencia médica. En la actualidad existe en la región un importante vacío legal y de políticas públicas para la erradicación de la trata de mujeres

http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/1/26731/Guia%20asistencia.pdf

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