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martes, 23 de julio de 2013

MICROMACHISMOS DE CRISIS


Seudoapoyo.
Apoyos que se enuncian sin ir acompañados de acciones cooperativas, realizados con mujeres que acrecientan su ingreso al espacio publico. Se evita con ello la oposición frontal, y no se ayuda a la mujer a repartir su carga domestica y tener mas tiempo.

Desconexión y distanciamiento.
Se utilizan diversas formas de resistencia pasiva: falta de apoyo o colaboración, conducta al acecho (no toma la iniciativa, espera y luego critica. "Yo lo hubiera hecho mejor"), amenazas de abandono o abandono real (refugiándose en el trabajo o en otra mujer "mas comprensiva").

Hacer méritos.
Maniobras consistentes en hacer regalos, prometer ser un buen hombre, ponerse seductor y atento, hacer cambios superficiales, sobre todo frente a amenazas de separación. Se realizan modificaciones puntuales que implican ceder posiciones provisoriamente por conveniencia, sin cuestionarse la creencia errónea de la "naturalidad" de la tenencia de dicha posición.

Dar lastima.
Comportamientos autolesivos tales como accidentes, aumento de adicciones, enfermedades, amenazas de suicidio, que apelan a la predisposición femenina al cuidado y le inducen a pensar que sin ella el podría terminar muy mal. El varón exhibe aquí, manipulativamente, su invalidez para el autocuidado.
W. Shakespeare ilustra, espléndidamente, las estrategias de utilización de muchas de estas maniobras en función de dominar a la mujer, restringiendo con hábiles artes su autonomía, en su obra "La fierecilla domada". Su lectura alumbra con gran nitidez el efecto devastador de estas estrategias de dominio.

La efectividad de todas estas maniobras, junto a la falta de autoafirmación de la mujer, forman una explosiva mezcla con negativos efectos relacionales: mujeres muchas veces enormemente deterioradas en su autonomía y varones con aislamiento emocional progresivo y creciente desconfianza en la mujer, a quien nunca terminan de poder someter plenamente.

Si bien hemos tenido en mente para la anterior clasificación a la pareja conyugal, muchas de estas maniobras son igualmente realizadas en el ámbito familiar con las propias hijas y madres.

Quizas esta larga clasificación haya provocado alivios y rechazos. Como en todo tema que se devela, suele ser mas frecuente que sientan alivio aquellos a quienes la invisibilización los desfavorecia, y rechazo quienes se sentian favorecidos por dicha invisibilización. Tolerar la visibilización no es tarea fácil. No muchas mujeres, pese a entender maniobras en que se ven involucradas, soportan el reconocimiento de su propia subordinación (Dio Bleichniar, 1992).

Pocos varones, pese a reconocerse en este listado, estan dispuestos a aceptar, a pesar de sus cambios, lo que en ellos aun permanece de la atavica dominancia masculina (Brittan, 1989). Pero la transformación se basa en esos dolorosos reconocimientos y aceptaciones.
Seria un error que de esta clasificación se dedujera la "maldad" de los varones. Solo he intentado describir comportamientos de los que ellos si son responsables, de los que las mujeres no son responsables y que solo a ellos les cabe intentar modificar si desean relaciones igualitarias y cooperativas con las mujeres.

Tomado del articulo MICROMACHISMOS
La violencia invisible en la pareja  de Luis Bonino Mendez  .
http://www.berdingune.euskadi.net/u89-congizon/es/contenidos/informacion/material/es_gizonduz/adjuntos/micromachismos.pdf

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