Acerca de nosotras ·

viernes, 16 de diciembre de 2011

MANIFIESTO DE LAS MUJERES ITALIANAS



SI NO ES AHORA, CUANDO ?


Queridas mujeres que estabais en las calles con nosotras aquel 13 de febrero, reivindicando dignidad y respeto, queridas todas las demás, italianas de nacimiento o de elección.


Queridas mujeres que no han perdido su coraje y sus ganas de ser, el proyecto de formar parte, la esperanza de salir de estos años de fango.

Queridas mujeres singulares y plurales, diversas unas de otras, hermanas, compañeras, amigas, hijas y madres, aquí estamos de nuevo, todas unidas, porque todas unidas somos una fuerza y se trata de que todos empiecen a tenernos en cuenta como una fuerza. Todos.

Somos una fuerza por cuántas somos y por cómo somos.

Somos las que conciliamos afectos y trabajo, cuidados y responsabilidades, libertad y sentido del deber.

Somos las que nos ganamos día a día el derecho a ser ciudadanas, en las barricadas de la vida cotidiana.

No sólo hay que salir de una crisis económica, sino también de una crisis política, de una crisis institucional, de una crisis moral, de una lógica, de un imaginario, de un orden.

En esta difícil encrucijada, no podemos echarnos atrás, quienes llevamos sobre los hombros este país no podemos echarnos atrás.

Las mujeres tienen que estar ahí para volver a darle la dignidad perdida a Italia, para volver a darle credibilidad, en el mundo, en Europa. Porque queremos estar en Europa y trabajar por un auténtico gobierno político. Pero sobre todo tienen que estar ahí para lograr que la política esté vinculada a las necesidades verdaderas de hombres y de mujeres.

Democracia quiere decir hombres y mujeres juntos en el gobierno, capaces de contribuir con sus vidas diferentes.

Y de ese mismo modo tienen que ser democráticos las fábricas, los bancos, las instituciones, las fundaciones, la universidad. Todo.

Y que no se le ocurra a nadie venir a decirnos que este no es el momento.

Durante años hemos votado una representación irregular, compuesta por una mayoría aplastante de varones. Hemos votado a cambio de nada, por eso este país no se parece a nosotras, no traduce nada de nosotras. Pero ¡basta ya!

A partir de ahora, ¡cuidado!: una mujer, un voto. Cuando nos pidan el voto no lo daremos ni por simpatía, ni por ideología, sino sólo a partir de programas concretos y a partir de la certeza del compromiso del 50% de mujeres en el gobierno. El 50% no es una cuota que sirve para tutelar a las mujeres, sino que sirve para contener la presencia de los varones, no es un fin sino sólo un medio para lograr un país más vivible y equilibrado, más honesto, más verdadero.

Los partidos que se muestren indiferentes ante esta exigencia perderán nuestro voto.

Y vosotros, hombres que habéis sido amigos, que nos habéis seguido en las calles aquel 13 de febrero, creedlo: nuestra fuerza es también la vuestra. Estamos luchando por un bien común. Un país sin la voz de las mujeres es un país que acabará mal, acabará siendo una sociedad triste y lenta, injusta, inmóvil, vulgar y mentirosa.

Las necesidades y los deseos de las mujeres ya pueden configurar un buen programa de gobierno. Conocemos mejor que los hombres lo difícil que es vivir hoy en día, lo difícil que es trabajar, traer niños al mundo, educar, lo difícil que es ser joven y ser viejo. No hemos aprendido nuestras competencias sólo en los libros sino en la fatigosa y a menudo terrible belleza de la vida de las mujeres.

Nuestra historia nos enseña que de nada sirve lamentarse. Ya no nos sirve esa especie de sociedad equilibrista y funámbula que hemos inventado, al margen totalmente del Estado, para poder vivir decentemente y hacer vivir decentemente.

La sociedad civil son más mujeres que hombres.

¡Ha llegado el momento de cambiar, ciudadanas!



No hay comentarios:

Publicar un comentario