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jueves, 15 de septiembre de 2011

La primavera árabe en femenino

Mujeres árabes...ciudadanías discriminatorias, por Sana Ben Achour, jurista, feminista, profesora de Universidad (FSJPS), Túnez, el 6 de julio de 2011



¿Qué lugar ocuparán las mujeres en los países árabes donde han estallado revoluciones populares, masivas, imprevisibles, jóvenes, mixtas y abiertas al mundo? Desde El Magreb hasta El Machrek, las mujeres, tomando las riendas de su futuro, han marchado sobre las capitales, han protestado en la red, han ocupado durante días y noches las plazas públicas, han logrado derrocar las dictaduras o dejado al descubierto su sistema de gobiernos absolutista. Desde el Magreb hasta el Machrek, con una sola voz, las y los manifestantes han reclamado "justicia social", "liberad", "dignidad" y "reformas democráticas" ¿Qué hay, hoy, en esta fase posrevolucionaria, de esas "emociones" populares?

En Túnez, las mujeres, llevadas por el arrebato de solidaridad revolucionaria se han en seguida movilizado para reclamar en una marcha unitaria entre ONG's feministas (ATFD-AFTURD, CME95) y de defensa de los Derechos Humanos (LTDH) y de los trabajadores (UGTT) "igualdad, ciudadanía y dignidad" Algunos provocadores no se han privado de replicarlas de volver a sus cocinas.
En Egipto, las mujeres, presentes todos los días, en la Plaza Tahrir, han luchado durante 18 días para vencer un régimen corrupto al que, al igual que los hombres, no quieren más. Los militares no han dudado en "recoger" algunas de ellas para someterlas a unas pruebas de virginidad.
en Libia las mujeres han bajado a la calle para denunciar los abuses de Gaddafi. Se han enfrentado al crimen sexual.
En Bahréin, en la Plaza Lu'lu'a, o en otros lugares de Manama, miles de mujeres han participado en la protesta pero han sido "relegadas, forzadas a arrinconarse en un rincón específico o de agruparse detrás”.
En Yemen, miles de mujeres, junto a los hombres han bajado a las calles de Sanaa, Aden y Taez para combatir un régimen ejercido sin repartir desde hace 30 años y que no dudó en "descalificarlas", argumentando "que la mezcolanza es ilegal entre los sexos".
En Siria , al "viernes Santo", al "de la ira", después el "del desafío", sucede la jornada del 16 de abril de 2011, bautizada como el "viernes de las mujeres libres". El 13 de mayo, las mujeres recondujeron su acción. Pero la represión, haciendo 1000 muertos y 9000 heridos, les ha forzado al exilio.

Sana Ben Achour

¡Cuántas figuras de mujeres revelan en realidad las revoluciones árabes! Mujeres anónimas o emblemáticas, madre coraje o joven bloguera en la red, opositora de mucho tiempo o frescamente llegada a la política, todas reclaman su derechos de existir, a estar allí y a expresarse. ¿Quien hoy habla de sus luchas por la dignidad humana, los derechos, la ciudadanía y la democracia?

Es evidente que estas revoluciones en marcha arrollan las certidumbres y las lecturas formateadas. la explosión de las reivindicaciones democráticas invita a visitar de nuevo el paradigma de "la excepcionalidad árabe" y el miedo de "las clases peligrosas". Los regímenes autoritarios, nacidos de los movimientos de liberación nacional, han mantenido una acción tutelar particularmente sobre las mujeres. Si se han llevado a cabo avances constitucionales, si unos "feminismos de Estado" se han instalado, si unos códigos de la familia han florecido desembocando, un poco en todos los sitios, en el reajuste del derecho tradicional del estatuto personal musulmán, el desafío para los gobernantes en el poder ha sido el de seguir siendo el dueño del arbitraje entre, por un lado, los principios de organización identitaria de la sociedad y de la familia patriarcal (el nombre patronímico, la autoridad del jefe de familia, las prohibiciones del matrimonio libre, los impedimentos en la herencia) y, por otro, las reivindicaciones de emancipación e igualdad de sociedad en movimiento. Es justamente lo que explica la ambivalencia de todo el dispositivo constitucional y legislativo de los países árabes y su oscilación entre espíritu de conservación y espíritu de innovación.

En realidad, detrás de estas políticas legislativas, lo que está en juego, es menos el poder de reformar el derecho tradicional, incluso transgredirlo con múltiples astucias y subterfugios que de conservar la inicatividad de las leyes entre las manos de gobernantes donde poner en tela de juicio la asimetría y desigualdad tradicional entre derechos de las mujeres y derechos de los hombres, es una amenaza para el orden público establecido. Es justamente esta asimetría que los poderes arbitran y reactualizan permanentemente, concediendo ciertamente, derechos, incluso garantías judiciales a las mujeres sin jamás perder de vista la preeminencia de los hombres sobre ellas.

Entendemos en estas condiciones la importancia acordada a las reformas constitucionales e institucionales en curso. Sabrán ellas ir hasta el final de las promesas democráticas y romper con esta ciudadanía discriminatorias que prescribe a las mujeres árabes de ser ciudadanas de segunda. Sabrán, por ejemplo, dar un valor constitucional al principio de no discriminación entre los sexos y en hacer el zócalo de valor intangible y superior sobre el cual será edificado el Estado de derecho democrático y por el que tanto las mujeres como los hombres, luchando contra la humillación de la dictadura, han dado su vida. Sabrán homenajear la identidad cultural magrebí, árabe y musulmana del país garantizando al mismo tiempo que no se saque, en base a tales referencias, ninguna medida discriminatoria por razón de sexo, de procedencia, de color, de convicciones, etc.

Hoy como ayer, son muchas las acusaciones contra aquellos y aquellas que reivindican el laicismo, entendido por apropiación, como la separación de lo político y lo religioso. Este discurso se ha reactivado, hace décadas, a favor de la revolución islámica iraní (1979) y de los movimientos identitarios reavivados en la región por la guerra del Golfo. Se alimenta desde diversas frustraciones colectivas, tanto de la longevidad de regímenes autoritarios, del fracaso de la sociedad internacional en el arreglo de la causa palestina y de la ocupación americana de Iraq como de las políticas comunitarias europeas sobre la inmigración, el velo, los jóvenes de los barrios, los minaretes, etc. En este contexto de tensión, marcado a nivel de relaciones internacionales por la globalización económica salvaje pero también por el cierre de las fronteras a la circulación de las personas, y al panorama interno por el descontento nacional y la crisis del Estado nación pos colonial, las críticas del laicismo en país de islam se han fijado sobre su "visión exógena", incluso " su mimetismo del modelo occidental"

En realidad, la reivindicación del laicismo no es nada menos que la protesta contra la sancrificación religiosa del orden legal discriminatorio de la familia patriarcal. Trata sobre el estatuto inferior que las leyes positivas del estatuto personal (los códigos de la familia) y las constituciones políticas modernas de los órdenes estatales reserva a las mujeres, en nombre de "El islam religión de Estado" o de la chariaa o del fiqh como fuente exclusiva, principal o subsidiaria de legislación. En los países árabes y musulmanes, se ha construido alrededor de las mujeres y de ellas principalmente, un sistema de normatividad y de interpretación donde la ley del Estado (la ley positiva) parece no tener más que una existencia subordinada y amenazada cuando no esté conforme al bloque religioso (fiqh y chariaa) Más allá de la variantes constitucionales y de los avances sociales entre los países (la escolarización, el acceso al trabajo remunerado, el descenso de la natalidad, el acceso a la sanidad), la constante es que las leyes positivas han legalizado el islam en identidad política, el comando político en leyes de la chariaa, el matrimonio en endogamia religiosa y la familia en ciudadela de la dominación femenina. Las leyes de la familia sellan, en efecto, el lazo entre estos tres órdenes del patriarcado: lo religioso, lo político y la familia. Todas han acabado por poner a la mujer como matriz y guardiana de la identidad política nacional árabe musulmana y a la familia patriarcal como su célula de base.

Leila Hicheri, traductora de arabe, fracés, castellano: leila.hicheri@gmail.com
Fuente : http://actua.unitariennes.over-blog.com/article-le-printemps-arabe-au-feminin-80829098.html

http://www.fanoos.com/society/sana_ben_achour.html

http://ansia.blogia.com/







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