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miércoles, 31 de agosto de 2011

Argelia: “Falta de identidad, pérdida de identidad, o ……….exceso de identidad”



Abdallah El Djazairi

He leído la traducción de la conferencia presentada por Lahouari Addi en una universidad americana. Como siempre, ha sabido utilizar las palabras adecuadas para describir la crisis argelina. Su objetividad y su rigor intelectuales son notables.
Muchos de sus lectores le consideran como el Montesquieu argelino. Una cosa es cierta, no habrá cambios en Argelia sin los trabajos de LahouariAddi.
Sin embargo, el ejército en el poder está lejos de ser una primicia en este mundo. En varios países, el ejército está al mando pero esos no sufren guerras civiles. En esos países, los protagonistas, el ejército en el poder y los islamistas, han dibujado líneas rojas que no se pueden cruzar. Estas líneas rojas tienen como objetivo la preservación del país común y el futuro común. En Argelia, no se duda en serrar la rama sobre la cual estamos todos sentados porque la noción de intereses comunes está mal asimilada. La ausencia del sentimiento del futuro común está ligada a una crisis identitaria.
Esta crisis identitaria es patente en Argelia, porque una persona nacida, en Italia se dice italiana, la que ha nacido en Túnez, se dice tunecina, lo mismo que una persona nacida en Turquía, se dice turca. En Argelia, la gente se dicen árabes, musulmanes o kabiles, pero raramente se dicen argelinos.
Las pertenencias étnicas, culturales y territoriales caracterizan las identidades de los individuos y de las naciones. En Turquía, por ejemplo, fuera del problema kurdo, la gente se dice turca desde un punto étnico, se declara de cultura turca e islámica y se afirma territorialmente turca.
En Argelia, constatamos una cierta confusión acerca de la pertenencia étnica. La gente no sabe si son todos descendientes de beréberes o son árabes. Culturalmente, dudan antes de declararse de cultura árabe-musulmana, como si no existiera una cultura antes del siglo VII de nuestra era. Territorialmente, la confusión es más notable, El Argelino, no ve nunca su país como una entidad aparte. Sitúa sistemáticamente Argelia en el marco árabe-musulmán, de allí las expresiones « BledLaarab- Bled el Beylec• (el país de los árabes – el país del Bey otomano).
Estas dudas y esta confusión explican hasta qué punto la crisis identitaria está presente.
Osmani, el ex-guardameta del equipo nacional de futbol, declaraba a los periodistas, el día que Argelia conseguía la copa de África de las naciones en 1990, que dedicaba esta copa a todos los musulmanes.
La atleta Merrah, campeona olímpica en el 2000 en la prueba de 1500 metros, declaraba que dedicaba su medalla de oro a todos los árabes.
Por razones ideológicas, los islamistas argelinos rechazan el traje occidental. Sin embargo, raramente se ponen el traje tradicional argelino, porque prefieren los de Egipto y Afganistán.
Mientras el cartaginés Aníbal representaba el orgullo de los tunecinos y su retrato figura en muchos billetes de banco en Túnez, pocos argelinos conocen personalidades históricas como Massinissa o San Agustín,
AliKefi, el ex Presidente del Alto Consejo de Estado (Presidencia colegial de la República, de 1992 a 1994), menciona, en varias ocasiones, en sus memorias la expresión “nuestra nación árabe”, pero no dirá ni una palabra acerca de la nación argelina. .
El ex presidente de la República, Ben bella, declaraba a su vuelta a Argel en 1962: “soy árabe, soy árabe, soy árabe”.
Señores Presidentes,¿ ser argelino sin más, no os basta?
Si odiáis tanto vuestra pertenencia a Argelia, ¿Por qué habéis aceptado estar al mando de este pueblo durante años?
En siquiatría, la crisis identitaria representa uno de los síntomas de la crisis de la adolescencia. ¿Podríamos decir que Argelia sufre de una interminable crisis de adolescencia? ¿Podríamos afirmar que el proceso que lleva a la creación de la nación argelina está en marcha y que no está todavía acabado?
En sus discursos, Bouteflika quiere hacer creer a los argelinos que en época de Boumediene, Argelia era una gran nación. Señor Presidente, antes de hablar de gran nación, ¿no deberíamos empezar simplemente por crear una nación? ¿O, al menos, comenzar por acabar el proceso de su creación?
No sé si la nación árabe-islámica existió un día, en todo caso, hoy, no la veo por ningún sitio. Si no, ¿Cómo explicaríamos el hecho de que el problema palestino es siempre de actualidad?

Los acuerdos que se hacen actualmente entre Estados Unidos y los países árabe-islámicos para preparar una ofensiva contra los iraquíes prueban que la nación árabe-islámica está lejos de ser una realidad.
El sentimiento de pertenecer a naciones que no existen que en el imaginario de algunos, es revelador de crisis.
Incluso si esta nación árabe-islámica existiera, no serviría de nada. Sabiendo que el cero es una cifra absorbente, la acumulación de nulidades no creará, obligatoriamente, una fuerza. Dicho de otra manera, si firmamos un pacto común, entre, por ejemplo, El Yemen, Pakistán y Argelia, no desembocaríamos en nada mientras estos países no hayan realizado en sus países un mínimo de progreso político, económico y sociocultural.
Por empezar, la unión debería hacerse entre diferentes regiones de Argelia. Una dinámica económica y comercial movilizaría las diferentes zonas del país en un contexto de paz, bajo el ojo vigilante de un gobierno legítimo representante de un estado de derecho. Una vez alcanzado este objetivo, Argelia mirará hacia sus aliados naturales que son Marruecos y Túnez para concretizar por fin la unión del Magreb. Esta unión Magrebí sólo será posible después de un cambio de mentalidades. La concepción tercermundista del vecindario que consiste en querer impedir al sol de brillar sobre el vecino ha pasado. Cuando el sol brilla sobre un país del Magreb, este último no hará, obligatoriamente, sombra a sus vecinos.
El régimen en Argelia se ha olvidado de dar una identidad argelina al pueblo, de allí la crisis identitaria. Esta última es endémica y se extiende para alcanzar la cima del Estado.
El Presidente Chadli, mediados de los 80, confundiendo los intereses de « la nación árabe” y los de Argelia, reconcilia Egipto y Libia cuyas relaciones diplomáticas y comerciales estaban rotas desde hacía años.
La mediación Chadli ofreció a los egipcios el papel de subcontratistas comerciales para con los libios que sufrían de muchos años de embargo. Al querer defender “los intereses supremos de la nación árabe”, Chadli privó Argelia de un mercado de muchos billones de dólares.
Esta crisis identitaria tiene sus consecuencias. Al continuar mirando hacia Oriente rechazando al mismo tiempo mirarnos a nosotros mismos y de confiar en nuestras capacidades, hemos acabado por coger como modelo países como Egipto y Afganistán a pesar de que tenemos los medios para actuar mejor.
Muchos hombres políticos argelinos se comportan como personas adúlteras, viven en Argelia, aprovechan de las riquezas del país mientras miran a otro lado.
De la crisis identitaria no se salva la oposición que se queda prisionera de sus particularismos comunitarios e ideológicos. Las diferentes corrientes de esta oposición rechazan cualquier concesión por muy pequeña que sea en vista a crear un frente capaz de garantizar une verdadera alternancia política.
Los argelinos deberían entender que lo que se hunde actualmente es Argelia y no el Islam. La aplicación de la charia no es una urgencia. La extrema urgencia consiste en salvar rápidamente el país de un hundimiento inminente. Si continúan las cosas a este ritmo, nos arriesgamos a que algún día aplicaremos la charia sobre las ruinas de nuestro país.
Como existen mitos fundadores de un país, existen también mitos demoledores del mismo. Valores, supuestamente sagrados tal como el honor del ejército, la legitimidad histórica, el sacrificio por un Islam que será amenazado, la grandeza de una nación árabe que no existe, constituyen mitos devastadores sobre todo si evolucionan en un terreno marcado por una crisis identitaria y por une indigencia de la vida cultural y política.
El movimiento islamista argelino debería tomar rápidamente conciencia y evolucionar, por pragmatismo y realismo, hacia un movimiento nacionalista.
Le nationalisme islamique est né au Moyen-Orient . Les Ottomans l’ont utilisé pour étouffer toute tentative de séparatisme arabe et consolider ainsi leur domination . Le roi Fayçal d’Arabie Saoudite s’en est servi pour contrer le nationalisme de Djamel Abdennasser. Les américains l’ont exploité pour précipiter la chute du communisme
El nacionalismo islámico nació en Oriente Medio. Los Otomanes lo utilizaron para sofocar toda tentativa de separatismo árabe y consolidar así su dominación. El rey Faysal de Arabia Saudí se sirvió de ello para contrarrestar el nacionalismo de Jamel Abdennasser. Los americanos lo explotaron para precipitar la caída del comunismo.
El nacionalismo árabe nació también en Oriente medio. Los ingleses lo utilizaron en el siglo 19 para provocar las sublevaciones árabes contra los otomanes. Los cristianos de oriente lo utilizaron para alejar toda amenaza de nacionalismo islámico. El Presidente egipcio Adbennasser se sirvió de ello para empujar los países de la región a pagar las facturas de sus guerras mal preparadas y, claro está, perdidas frente a Israel. Este mismo nacionalismo árabe fue utilizado por los americanos para aislar al Irán de Jomeini.
Argelia no está de ninguna manera implicada en estos nacionalismos árabe-islámicos que no obligatoriamente sirven nuestros intereses y que tienen como objetivo reducir nuestro país a una eterna provincia de un Oriente Medio que sufre la dictadura, la corrupción y la inestabilidad.
Oriente Medio, cuna de las tres religiones monoteístas está en quiebra en este momento. Hoy, sólo puede proponernos el populismo de Jamel Abdennasser, el cinismo y el ímpetu de Saddam y el teatralismo de Ben Laden.
El separatismo político e ideológico para con Oriente Medio puede constituir un primer paso hacia la emergencia en Argelia de un Estado moderno y realista.
Como subcontratistas fieles a sus amos respectivamente americanos y soviéticos, el rey Faysal de Arabia Saudí y el Presidente egipcio Abdennasser querían repartirse el mundo árabe-islámico. Turquía e Irán por su peso y su historia han escapado a este control.
Pakistán, Afganistán y Chechenia se han encontrado, de este modo, en las redes saudies.
Los países donde Abdennasser ejerció más influencia son Egipto, Sudán y Argelia. Mirando bien, constatamos que Pakistán y Egipto están al borde de la guerra civil. Los demás países están hundidos en guerras civiles. En cuanto a Arabia Saudí, se afirma cada vez más como un protectorado americano y sólo resiste al hundimiento gracias a la presencia militar americana en el país. El maná petrolera alarga la vida del régimen pero ¿Por cuánto tiempo?
Argelia no ha sabido protegerse contra las corrientes ideológicas procedentes de Oriente Medio. La crisis identitaria ha hecho el resto haciéndonos más receptivos.
Estas corrientes ideológicas vehiculaban lecturas coránicas muy conservadoras e inadaptadas. La última gran lectura del Corán (Tafsir) se remonta a los años 60.
Se ha hecho de manera clandestina en la oscuridad de las cárceles egipcias por Sayed Kotb. Este último no tenía, como bagaje, nada más que su fe, su voluntad y su buen dominio de la lengua árabe. La grandeza del Corán exige que se estudie en centros de investigación en presencia de grupos de especialistas multidisciplinarios. Este estudio pondrá en evidencia las trascendencias de cada versículo del Corán. Esta nueva lectura se convierte en una urgencia absoluta. Resaltará el valor de las nociones de fe, de libertad de pensar y de amor entre la gente. Dinamizará la sociedad y no nos impedirá evolucionar hacia el realismo, la mesura, el “savoir faire” y el “savoir vivre”.
La retirada del ejército del campo político es imperativa. Sin embargo, esto no restabelcerá sólo la paz y el orden. Los islamistas deben tener en cuenta los intereses de Argelia. El contexto internacional actual es un dato al que no podrán dar la espalda.
El separatismo ideológico y político para con Medio Oriente permitirá a la clase política argelina evolucionar hacia el realismo y el modernismo

Leila Hicheri, traductora de arabe, fracés, castellano: leila.hicheri@gmail.com
Fuente:
http://www.algeria-watch.org/fr/article/analyse/crise_identitaire.htm

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